13 de noviembre 2024 - 00:00

Diálogos de Wall Street: el Trump rally ya comenzó

¿Por qué Wall Street es tan optimista con la futura presidencia de Donald Trump, Gordon Gekko? ¿Qué sabe que los demás ignoran?

Trump y su relación con Wall Street bajo la mirada del analista que se hace llamar Gordon Gekko.

Trump y su relación con Wall Street bajo la mirada del analista que se hace llamar Gordon Gekko.

Periodista: Ganó Trump. Pasó una semana de la votación, y Wall Street no pierde su entusiasmo. Lo refuerza. Un economista veterano como Ed Yardeni elevó sus pronósticos para la Bolsa. Habla de un escenario más claramente pro-negocios y dice que vuelven los “rugientes 2020”. Ve el S&P 500 trepando a 10 mil puntos a final de la década.

Gordon Gekko: No sé cómo llegaremos al final del año que viene, mucho menos que pasará en 2030. Para fin de diciembre, Yardeni estima que cerrará a 6.100 puntos. Dado que ya estamos rondando los 6 mil no es nada del otro mundo. Los 6.700 que considera para terminar 2025 suponen un avance más moderado que estos dos últimos años. Él está eufórico con Trump, de eso no tengo dudas, mucho más que sus proyecciones cercanas, que son bastante sobrias.

P.: ¿Qué es lo que aporta Trump Presidente que tan bien le sienta a la Bolsa?

G.G.: Primero digamos que sin Trump, y con la espada de Damocles de una recesión que estaba en todos los pronósticos, Wall Street se las arregló para armar un mercado bull desde las cenizas, en octubre de 2022, cuando todavía la Fed estaba atareada subiendo las tasas. Antes que Trump ganara las elecciones ese mercado bull ya escaló más de 60%.

P.: O sea que Trump no es tan importante.

G.G.: El mercado alcista se hizo con todas las limitaciones que supone Joe Biden. La clave fue que la Fed pudiera dominar la inflación sin empujarnos a una recesión. Pero Trump importa, por supuesto. Es el futuro inmediato. Está a punto de quedarse con la Cámara de Representantes. Va a poder plantear una agenda ambiciosa y llevarla adelante.

P.: Mucha gente está preocupada precisamente por su agenda.

G.G.: Y con razón. No lo discuto. Pero, Wall Street está entusiasmada.

P.: Pero, porque tiene una visión recortada de su plataforma electoral. Pone el acento solo en los aspectos que le resultan amables. La baja de impuestos, la desregulación, la libertad para que opere el sector privado con menor injerencia estatal, las promesas de reducir el derroche y los abusos del gasto público. Hay mucha expectativa en lo que Elon Musk pueda sumar en términos de eficiencia del gobierno.

G.G.: Es así como usted apunta. Sumado a los golpes de efecto que Trump le va a agregar a su estreno en el gobierno.

P.: ¿Qué decir del déficit fiscal que, si cumple su programa, se desbordaría con creces? ¿O de la inflación? ¿O de la guerra de aranceles? ¿Y de la guerra con la FED si no se alinea con la política monetaria? No es usual que antes de que el presidente electo asuma, Powell deba aclarar que no tiene autoridad legal para despedirlo. ¿Todo eso no cuenta?

G.G.: Wall Street se asustó con la campaña de Trump en 2016. Tanto que retrocedía cada vez que avanzaba en las encuestas. Y menos mal que no era entonces el favorito. Pero, ya no es así. “Trump is your friend”, es la consigna tácita.

P.: Don´t worry, be happy. ¿Qué cambió?

G.G.: La experiencia concreta. “Trump es el presidente más pro-Bolsa de toda la historia”, dice Jeremy Siegel de Wharton. Y es verdad. Trump medía el éxito de su gestión en función de la marcha de las cotizaciones. Le cito a Siegel, yo no estoy tan convencido: “me parece muy improbable que tome decisiones que sean perjudiciales para la Bolsa”.

P.: Usted no está convencido, pero Wall Street no tiene dudas.

G.G.: El Trump rally ya comenzó. Para cambiar de opinión, la Bolsa tiene tiempo. Trump va a empezar a toda orquesta y con medidas de alto impacto. Él gobernó como si estuviera todos los días en campaña. Y va a arrancar con medidas que la Bolsa digiera con entusiasmo. En principio, puede explotar los puntos constructivos de su agenda. Debe sumar algún golpe de efecto adicional. La paz americana en Ucrania y Medio Oriente. O, inclusive, algún gesto de China. Vaya a saber qué se le ocurre a Elon Musk. Si la Bolsa sube, Trump lo estará haciendo bien, según su propia opinión. Y la estacionalidad -los rallies de Navidad y Año Nuevo y el Efecto Enero- le darán un envión a las acciones antes que asuma.

P.: ¿En ese marco lo puede tirar a Powell por la ventana?

G.G.: La Fed bajó las tasas el jueves pasado y repetirá en diciembre. No precisa maltratarlo. Si Musk corta el gasto, podrá cortar impuestos sin que se enojen ni la Fed ni los verdaderos perros de presa, los bonos del Tesoro. Para gran algarabía del resto de los mercados.

P.: ¿Será por eso que se frenó la suba de las tasas largas?

G.G.: Las tasas largas ya dijeron lo que tenían que decir. Si Trump insiste, otra será la reacción. Un viaje a 5% se arma en un santiamén. Lo que no se frenó es la apreciación del dólar. Ojo, con eso. Trump puede ir con gusto a una guerra de comercio, pero nadie está preparado para una guerra de monedas en serio. Y ya vimos, el viernes y el lunes negro de agosto, que no hay pararrayos si se desata una súbita turbulencia cambiaria. No se equivoque, el futuro no está escrito de antemano. Podemos arrancar con el pie derecho, pero no es más que el comienzo.

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