Periodista: Abril empezó con mal pie. La economía confirma que es una tromba indómita y no la suave brisa que la FED pensó en su momento. Así, la baja de tasas cortas se dilata mientras suben las tasas largas con mesura. Una corrección de la Bolsa, algo más que una mera agachada circunstancial, merodea, se huele en el aire, pero amaga y tampoco se concreta. ¿Qué estamos esperando?
Diálogos de Wall Street
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Wall Street sigue de rally y el operador que se escuda bajo el seudónimo de Gordon Gekko, lo analiza.
Gordon Gekko: Que más tarde o más temprano las tasas bajen y siga la fiesta. Eso es obvio. ¿Cuánto puede trepar el oro con las tasas de interés de punta? No tendría chapa. No lo intentaría. Ya lo demostró cuando la inflación estaba desatada, y la FED también. Si no deja de subir y marcar récords es porque no siente una amenaza.
P.: Un mal número de inflación (las cifras de marzo se conocerán este miércoles), puede gatillar un quiebre.
G.G.: Tuvimos malos números, inesperados, en enero y febrero, y una FED tolerante y no hubo problemas tampoco. La ventaja ahora es que estamos sobre aviso.
P.: Y no pasa nada.
G.G.: Se dio un paso atrás en lo que va de abril, pero no es una desbandada. Es una actitud defensiva tímida, un leve gesto de prudencia que dice mucho. Las posiciones de fondo no se tocan. Si la data es buena los mercados saltarán como un resorte. Si es mala pero no peor que lo esperado también tendremos un alivio y que pase el que sigue…
P.: Lo que sigue serán los balances.
G.G.: Y las acciones de los bancos, que son las primeras en la línea de largada, están en ebullición. Como si la inflación fuera un trámite ya resuelto.
P.: Es la misma convicción que demuestra el oro. Ya compró el escenario del aterrizaje suave…
G.G.: Así es. Aunque nadie ignora que puede sobrevenir una sacudida, un pozo de aire, no se cuestiona el éxito final de la navegación.
P.: Usted señala que la baja de tasas que prometió la FED estabiliza y le da sostén a los mercados, pero a la par tampoco se realiza. Se posterga.
G.G.: Es una zanahoria que se va alejando. Primero iba a tocar en marzo. Después se corrió a junio. Y ahora junio es una moneda en el aire. La convicción sobre el recorte se desplazó a septiembre. Si se corre un poco más chocará con la campaña electoral.
P.: Tal vez no haya ninguna baja este año, dijo Neel Kashkari, de la FED de Minneapolis. ¿Cuánto puede ayudar una baja de tasas si vemos que se escurren las probabilidades de su aplicación?
G.G.: Mucho si uno cree que la inflación no es el problema y la robustez de la actividad económica, sí. Cuando la inflación era el drama que había que doblegar a como diera lugar, y la FED la corría de atrás, ahí sufrimos el mercado bear. De la Bolsa y de todo activo de riesgo. Y conste que la economía soportó el chubasco y no hubo una recesión. Pero no había estómago para apostarle a favor. Y actualmente es al revés. Todos sacan pecho. Desde el bitcoin a las Bolsas, aun las de aquellos países que como Alemania están en recesión. Es otra película. Es la reversión de la anterior.
P.: El Banco Central Europeo se reúne esta semana. El Banco de Canadá, también. ¿Alguno podrá anotarse con una rebaja de tasas?
G.G.: Los dos tienen fecha prevista en junio. Los mercados lo saben. Sus efectos se anticipan. No hay razones para apurarse.
P.: ¿En Europa no las hay? La situación allí no es muy holgada.
G.G.: Es debatible, si quiere. Pero será difícil reunir el quórum necesario. Christine Lagarde está haciendo el trabajo de convencer a los reacios y eso lleva tiempo con los nórdicos.
P.: Usted también sostiene que cuando bajen las tasas, cuando se estrene la poda, ahí los mercados, paradójicamente, deberían corregir.
G.G.: Si esto se dilata a septiembre, imagino que lo harán antes basados en cualquier otro motivo. Cuando se sube mucho y muy rápido que aflore la sensación de vértigo no requiere una excusa demasiado importante. Si las tasas largas trepasen con más ganas, y nos preocupáramos de vuelta por un repunte de la inflación, bastaría.
P.: Así fue el guión del año pasado. Pero entonces la tasa de diez años llegó a rozar 5%. Hoy le cuesta mantenerse en 4,40%.
G.G.: El susto comenzó mucho antes. Una FED menos tolerante alcanza y sobra. Pero hasta el momento tampoco Powell y su gente ven razones para agitar el avispero.
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