17 de diciembre 2025 - 00:00

Diálogos de Wall Street: Trump presiona con sus Kevin para reemplazar a Powell en la Fed

¿Qué nos dejó la última reunión de la Fed, Gekko? Además de la baja de tasas, ¿se cayó la figura del candidato favorito a reemplazar a Jerome Powell? Si Kevin Hassett no parece apto, ¿será el turno del otro Kevin, Warsh? Trump propone, pero, ¿los bonos disponen?

Gordon Gekko analiza el impacto de la reunión de la Fed, centrandodé en los candidatos de Donald Trump para suceder a Jerome Powell.

Gordon Gekko analiza el impacto de la reunión de la Fed, centrandodé en los candidatos de Donald Trump para suceder a Jerome Powell.

Periodista: Pasó la reunión de la Fed. ¿Y qué fue lo que nos dejó? La baja de tasas prevista a 3,75%. Y la decisión de aumentar fuerte la liquidez del sistema. Lo que también se anticipaba; pero para que comenzara en 2026, no de inmediato.

Gordon Gekko: Ni tampoco con una inyección tan vigorosa. Serán 40 mil millones de dólares solo en diciembre. Y proseguirá con mucho caudal, dice el comunicado oficial, como mínimo, hasta abril.

P.: Y, por último, nos dejó la espina de la sucesión de Jerome Powell en la conducción de la Fed.

G.G.: Ese fue el telón de fondo de la reunión.

P.: Con un viraje súbito en las expectativas. Cambió el favorito a tomar la posta. Ya no es Kevin Hassett, el director del Consejo Económico Nacional. Se fortaleció la figura de Kevin Warsh, un exgobernador de la Fed en los tiempos de la crisis de Lehman Brothers.

G.G.: Los dos “Kevins” son excelentes, dijo Trump.

P.: Sí, pero uno más que el otro. Si era por el presidente, prefería a Hassett.

G.G.: Warsh es más viable. Posee mejores credenciales. Y tiene experiencia en la Junta de Gobernadores, lo cual resulta siempre valioso.

P.: Navegó una crisis como la de Lehman. No es poca cosa. Sabe lo que es estar en el ojo del huracán en un momento difícil, aunque no estuviera al mando.

G.G.: No. Pero, Ben Bernanke lo ponderó mucho en su momento.

P.: No por su bagaje académico. Sí por su agenda de contactos, lo que era crucial cuando los bancos se caían como moscas y había que buscar compradores.

G.G.: Para aprovechar todos los vericuetos de la teoría monetaria, para esa tarea específica estaba el propio Bernanke.

P.: ¿Y si ahora le toca comandar la institución a Warsh?

G.G.: Estará bien rodeado. Tendrá que saber escuchar. Powell es abogado, no economista. Trabajó en The Carlyle Group haciendo transacciones corporativas privadas. Tampoco es un hombre de la academia. Pero nadie discute su capacidad de conducción ni su criterio razonable a la hora de tomar decisiones. Eso es lo que se necesita.

P.: El principal problema de Hassett es la cercanía con Trump. Pero Warsh tampoco es alguien muy distante. Y el presidente ya expresó que pretende que quien maneje la Fed lo consulte sobre las tasas de interés. No la hace muy fácil tampoco.

G.G.: No. Trump escogió a Hassett, lo dio a entender públicamente, y las tasas largas treparon casi un cuarto de punto. A pesar de que la Fed, como se preveía, rebajó la suya un cuarto de punto. Eso fulminó las chances de Hassett. Así que ahora pase el que sigue. Warsh es el nuevo favorito.

P.: Por lo menos consiguió rápido el apoyo de un excolega muy influyente, Jamie Dimon, el CEO de JPMorgan.

G.G.: Hassett había concitado mucho rechazo en privado. Pero la última palabra no la tendrán los banqueros. Ni un inversor legendario, Stan Druckenmiller, quién ha publicado una que otra iniciativa junto con Warsh y seguramente lo avala.

P.: ¿Quién, si no?

G.G.: El mercado de bonos.

P.: Mercado al que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, tenía dominado, ¿no?

G.G.: Al punto que no objetó la discusión ni la aprobación del paquete de rebaja de impuestos. Ni tampoco, en agosto, la aplicación a mansalva de aranceles recíprocos. Lo que en abril hubo que suspender de apuro porque se derrumbaba Wall Street. Su reacción intempestiva actual fue una sorpresa. Queda claro que Hassett le pareció “too much”. Y se curó en salud. Como decía James Carville, el estratega político de Bill Clinton. Si el mercado de bonos patea el tablero, se hace escuchar. Y apenas lo rozó.

P.: ¿Warsh es una opción potable?

G.G.: Las tasas largas dejaron de subir. Pero no bajaron lo que habían trepado. Y Trump pretende otra cosa.

P.: Habrá que darles tiempo.

G.G.: Puede ser. O un candidato mejor.

P.: El siguiente en la lista es el gobernador Waller, designado por Trump en su primer período. Pero, probadamente independiente. ¿O me equivoco?

G.G.: No. Si Warsh pudiera acreditar este último aspecto, el puesto sería suyo. Pero, en estas condiciones, ya no es muy sencillo. Habrá que ver cuán cínico lo juzgan los bonos. El propio Hassett endureció sus últimas declaraciones. Hablará con Trump, dijo, pero resolverá a su criterio. Y no le creyeron. Basta ver el comportamiento del gobernador Miran, al que Trump introdujo en la Fed por la ventana, y que en enero volverá a su función ejecutiva, para tener una profunda desconfianza en estos nombres que llegan de su entorno.

P.: La data económica comenzó a fluir de nuevo. Quedó atrás el percance del cierre de gobierno, el “shutdown” récord de 43 días. Y la verdad es que lo que aflora no revela demasiada fortaleza. En noviembre se sumaron 64 mil empleos netos. Pero en octubre se destruyeron 105 mil. La tasa de desocupación se disparó a 4,6%. Es la mayor desde 2021. Las ventas minoristas de octubre no cambiaron. Y se esperaba un aumento. ¿No puede ser que las tasas de interés bajen por si solas, como respuesta a estas señales de debilidad? Y que así le den una mano a la designación de Warsh.

G.G.: Puede ser. Pero lo que decimos es que (todavía) no ocurre. No se olvide que cuando comenzó diciembre la Fed dejó de vender bonos largos de su cartera. Eso también debería ayudar. Si observa el precio de las naftas, opera claramente en baja. Está en los mínimos de los últimos cuatro años y medio. Bien podría quitarles sensibilidad a los rendimientos de largo plazo. El barril de crudo WTI, que a mediados de enero rozó los 80 dólares, se ubica en 55 dólares y en baja. No hay muchas razones para que los bonos se retoben justo ahora. La prima temporal es lo que sube. Tozudamente. Y no es fácil encontrar otro motivo convincente que la renovación de la cúpula de la Fed.

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