Periodista: ¿Se durmió la Fed, se le escapó la inflación, se dio cuenta tarde, y ahora está desesperada por subir las tasas para arreglar el problema? ¿Es así? ¿O acá nos está faltando alguna pieza para cerrar mejor el relato?
Diálogos de Wall Street
2022 comenzó con una fuerte suba de tasas y una Fed celosa de la inflación. ¿Qué nos espera, Gordon Gekko, que hasta el FMI nos alerta?
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El dólar global cerró su primera semana con ganancias en un mes
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Wall Street cerró sin un rumbo fijo, antes de la decisión clave de la Fed sobre tasas
Gordon Gekko: ¿La Fed no vio que la inflación subía durante 2021? ¿Y qué hacía? Si no se la criticaba por ninguna otra cosa. Y recibió más críticas que nunca. La Fed hizo su trabajo, y con los ojos bien abiertos.
P.: Es innegable, eso sí, que la inflación se salió de órbita.
G.G.: Seguro. Y la prioridad de 2022 es arrimarla a 3% (medida por el deflactor del consumo). Pero el año pasado, la política económica se concentró en otro frente. El mega-paquete fiscal de la Administración Biden buscó devolver la economía a una situación de pleno empleo lo más rápido posible. La vacunación ayudó muchísimo. Y la Fed, en un papel más bien de soporte, secundario, acompañó.
P.: Su principal contribución fue no arruinar la fiesta antes de tiempo.
G.G.: La Fed fue flexible como prometió. La dejó ser, la dejó correr.
P.: Dejó avanzar la inflación mucho más de lo que había prometido.
G.G.: Eligió el mal que juzgó menor; el que le pareció más manejable.
P.: Hace décadas que la Fed no corre la inflación de atrás. ¿No se confió demasiado?
G.G.: El tiempo dirá. Corre por detrás de la curva de inflación pero por delante de la curva de bonos. No hubiera tomado tanto riesgo si las expectativas de inflación implícitas en los bonos se hubieran disparado. Está claro que relativizó las expectativas del consumidor que muchas veces no distingue la inflación del precio de la nafta. Pero cuando los empresarios le avisaron que tenían poder de fijar precios y lo iban a usar podía haber sido más agresiva, y no lo fue. Delta, en parte, complicó las cosas. Demoró la respuesta.
P.: Corolario, la Fed luce como pocas veces se vio. Casi, casi, desesperada por acabar con el taper, subir las tasas, sacarse los bonos del portafolio…
G.G.: No compremos todos los amagues. La Fed dejará pasar la reunión de enero en paz. Está muy interesada en que los mercados se ajusten primero, y recién después decidirá qué medidas toma. Seguirá aferrada a una secuencia. No piensa usar toda la artillería junta.
P.: Ya no se discute que en marzo comienza a izar las tasas de interés...
G.G.: La Fed vendió todos sus amagues y alguno, que no hizo, también.
P.: ¿Nos corre con la vaina? Goldman Sachs habla de cuatro subas de tasas en 2022. Jamie Dimon, el CEO de JPMorgan, también. ¿Tendremos un alza por trimestre? Y, ¿por qué no una quinta? Y así, ¿hasta cuándo?
G.G.: Los mercados de futuros de fed funds tienen una tasa terminal de 1,75%. Al menos por ahora. Lo que están metiendo en precios no es una curva de tasas mucho más elevada sino una carga frontal más rápida. Mire, cuando se puso en marcha la política económica a pleno, la idea de la Fed era cruzarse de brazos hasta, como mínimo, 2024. Es decir, la política monetaria se adapta al camino. Dimon dice cuatro subas porque ve la economía más robusta en años, y un consumidor que saneó su deuda. Esa es la clave, le diría que hasta más que la propia inflación. ¿Qué percepción tiene Dimon sobre el impulso fiscal, muy negativo, este año? ¿Qué cree que pasará con la contracción de la hoja de balance de la Fed?
P.: ¿Quién puede saber eso?
G.G.: Recordará septiembre de 2019. La Fed bajó su tasa a 2% y el mercado de pases la llevó a 10%. Quizás piense que la Fed se moverá con cuidado y no quiera ir muy lejos. Eso es compatible con más subas de tasas. Mi impresión es que, al contrario, el banco central cree haber arreglado bien la plomería y discute usarla intensamente. Esta es otra clave. ¿Qué nos dijo Dimon las últimas dos veces que la Fed elevó las tasas?
P.: No lo sé. Yo suelo hacer las preguntas.
G.G.: Que la tasa larga iba a llegar a 5%. Y la última vez, a 4%. Le tocaba decir a 3%. No era tan difícil. Pero no se animó. ¿Todo el trabajo sucio de enderezar la inflación lo van a ser las tasas cortas como con el famoso “conundrum”, el acertijo de Greenspan entre 2004 y 2006? ¿O querrá que las tasas largas colaboren? De ahí, la pregunta del millón sobre el rol de la contracción cuantitativa. Si la Fed tiene apuro, si ve que la inflación, arisca, no acusa recibo hacia mitad de año, jugará esa carta más agresivamente. Pero, por ahora, no hay tanta prisa. Y hasta Powell lo acaba de decir.
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