Es posible que fuera la necesidad de los inversores de sopesar los balances arribados durante la jornada, la suba del petróleo (a u$s 55,42 por barril, lo que se potencia con el rebote que tuvo el dólar frente a las demás monedas) y la creciente sensación que la Reserva Federal no recortara el costo del dinero en los próximos meses (las órdenes de bienes durables durante el último mes crecieron más de lo esperado) lo que derivó en la rueda casi neutra del viernes.
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Casi porque mientras el Promedio Industrial desanduvo 0,12 por ciento cerrando en 12.487,02 puntos, el NASDAQ alcanzó a ganar 0,05 por ciento.
De todas formas, si algo demuestra lo acontecido en la última jornada es que luego de la brutal baja del jueves (desde noviembre que no veíamos nada igual) los inversores decidieron tomar las cosas con calma, sin dudas mirando el buen trimestre que tuvieron Microsoft y Caterpillar (los que, sin embargo, no pudieron neutralizar las bajas de Honeywell, Disney y Du Pont).
El saldo semanal, si bien negativo con el Dow perdiendo 0,62% y el NASDAQ 0,65% hablan también de un mercado sin grandes temores, pero mucho menos todavía, grandes euforias.
Todo parece depender entonces de lo que en los próximos días nos traigan los balances de las empresas ya que la economía se puede decir que anda mal (aunque cuesta decir que esté exultante).
Los datos del sector inmobiliario siguieron mostrando un escenario poco claro, ya que a pesar de crecer 4,8% la venta de viviendas durante diciembre, desde 1990 que este mercado no registraba un derrumbe semejante. El consejo es entonces el de siempre: a tener mucho cuidado.
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