El gobierno aprovechó un reclamo sindical -y un clamor de la clase media- para desviar la atención sobre la caída de los mercados, la suba del dólar y de las tasas, al anunciar un cambio en el Impuesto a las Ganancias que beneficiará a más de 585.000 trabajadores en relación de dependencia. El Palacio de Hacienda estima un costo fiscal de $ 1.500 millones.
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Más allá del aumento del salario neto que experimentarán los trabajadores, en realidad, a partir de enero 2008 lo verán esfumarse prácticamente porque sufrirán la suba del aporte jubilatorio a las AFJP que pasa de 7% del sueldo a 11%.
El viernes anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para elevarlos mínimos no imponibles para el pago de Ganancias, lo que viene afectando a gran parte de los trabajadores tras la reforma del ex ministro José Luis Machinea en 2000.
Propósito
El presidente Kirchner intenta así satisfacer, por un lado, el pedido de la CGT -vale recordar que este tema detonó los conflictos laborales en el sector petrolero del Sur-; y por otro lado, mejorar los salarios de bolsillo de los empleados dependientes cumpliendo fines electoralistas y consumistas.
La modificación tributaria permitirá que en el caso de un trabajador casado con dos hijos que gane hasta $ 4.600 por mes no pagará Ganancias y lo mismo ocurrirá con aquel empleado soltero que gane hasta $ 3.400 mensuales.
La medida tendrá carácter retroactivo al 1 de enero pasado. La elevación del techo para el pago del Impuesto a las Ganancias será de $ 48.000 a $ 91.000 anuales, lo que implica que las personas que ganen hasta $ 7.000 mensuales podrán deducir en su totalidad los beneficios que tienen por hijos, cónyuges o la denominada «deducción especial».
Asimismo, las cargas por familia también se modificarán: las asignaciones por cónyuge suben de $ 6.000 a $ 8.000, mientras que por hijo aumenta de $ 3.000 a $ 4.000. La deducción especial, que era $ 28.000 pasará ahora a $ 36.000.
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