A fin de proteger a los contribuyentes, la Unión Europea quiere que en caso de bacarrota de un banco sean las entidades las que paguen por el costo y se pueda ordenar el cierre de la central, según el proyecto de ley que el comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier, presentó en Bruselas.
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La idea es crear un fondo conjunto de la UE, construido por los propios bancos, al que en caso de necesidad se pueda recurrir para cubrir los costes de la disolución de la entidad.
De todos modos, la Comisión Europea tendrá la última palabra y podrá dar la orden de cerrar el banco, según el borrador. Hasta la fecha, este poder residía en las autoridades nacionales. Los planes son que esta nueva ley entre en vigor en 2015.
La propuesta necesita de la aprobación de la Eurocámara y de los países de la UE. Varios países se oponen a la iniciativa, criticada duramente por considerarla una atribución de competencias que la UE no tiene.
Los funcionarios dicen que el esquema plantea recurrir a los bancos para establecer un fondo de 55.000 a 70.000 millones de euros (70.000 a 90.000 millones de dólares), pero esto se espera que tarde una década, dejando a la agencia dependiendo en buena parte de los sistemas nacionales antes de que eso ocurra.
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