4 de julio 2008 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

  • Jornada tranquila para hoy en las mesas de dinero al celebrarse el Día de la Independencia en EE.UU. No habrá operaciones en Wall St. y, de hecho, ayer tuvieron un cierre anticipado con varios argentinos refugiándose en los Hamptons. En las casillas de correo electrónico, el común denominador fueron los informes sobre el ingreso formal del mercado norteamericano a la «Tierra de Osos». Casi de película, pero no precisamente un tema infantil. Técnicamente, se denomina en Wall Street un «bear market» o mercado en negativo, cuando el índice bursátil se ubica 20% por debajo del último máximo. La destrucción de puestos de trabajo anunciada ayer estuvo en línea con lo esperado por analistas: fueron 60.000. El panorama a futuro es el siguiente: se estima que las propiedades seguirán desplomándose hasta el primer semestre de 2009, pero lo que es más interesante es la diversidad de pronósticos sobre lo que va a hacer Ben Bernanke en los próximos meses.   

  • ¡Al fin lo de los chinos es otro cuento!, bramó un operador de la plaza local. Está ganando espacio en el mundo académico la sensación de que el alza de los commodities tiene muy poco que ver con el brusco aumento de la demanda por China y la India. Mucha repercusión tuvo el artículo publicado por este diario de Guillermo Calvo en el que destacaba, entre otras cosas, el efecto generado por las bajas tasas, la expansión monetaria y el accionar de los fondos soberanos. Todo ello derivó en la huida del dólar hacia otros activos. El típico cambio de portafolio, en definitiva. Un ejemplo preciso: el precio del café -un commoditie al fin y al cabo-subió 60%. «¡Tanto café toman los chinos!», volvió a bramar el operador justificando lo exagerado de la tesis basada en el despegue oriental. El tema no es menor: como se espera de ahora en más una mayor suba mundial de las tasas de interés, el precio de los commodities podría empezar a pegar la vuelta. Ya hay retiro de fondos de emergentes y la mejor muestra de ello es la salida de capitales de Brasil, recientemente investment grade.

  • Aunque pueda sonar extraño, siguen llegando varias delegaciones de extranjeros para otear el mercado argentino. Se dan cuenta de que los precios de los activos financieros se destruyeron y buscan oportunidades. A diferencia de los azotados años 90, cuando llovían visitas de fondos al estilo del fondo Scottish Widows, una emblemática compañía fundada en un café de Edinburgo. Inicialmente era sólo para seguros de vida. Muy lejos está el país de volver a ver delegaciones de ese tipo en donde se buscan alternativas serias, de largo plazo y para satisfacer a clientes precavidos. Pero entonces, ¿quiénes son los osados que desembarcan hoy en el Aeropuerto de Ezeiza? Se trata básicamente de operadores de hedge funds, compradores de alto riesgo, acostumbrados a efectuar apuestas en mercados tenebrosos. Hasta hubo una delegación a la pesca de oportunidades financieras de paso por Buenos Aires. Claramente, el comportamiento de los papeles argentinos, por los valores de sus bonos, es cada día menos un integrante de los emergentes y pasó a ser casi de los denominados en la jerga «distress» ( angustiantes).   

  • «Hoy el mercado tiene más confianza en Brasil que en el Citi.» La reflexión de un operador local no es antojadiza. Surge de los datos de mercado. Concretamente, cubrirse de una cesación de pagos a través del Credit Default Swap (CDS) a cinco años tiene un costo de 1,2% anual en el caso de los bonos brasileños, mientras los del Citi cuestan 1,4%. La caída de la acción no hace otra cosa que reflejar el nerviosismo de los operadores. El premio al mayor riesgo se lo siguen llevando los bonos argentinos, ya que el CDS cuesta nada menos que 6,8% anual. Otra manera de analizar este dato es que el mercado le asigna una chance de 50% a que la Argentina caiga una vez más en default en los próximos tres años. Tétrico.

  • Más que nunca Montevideo se transformó en la plaza por excelencia elegida por los bancos líderes en «private banking», el manejo de portafolios de clientes de grandes cifras. La mayoría de las entidades que operaban en el país ya había cruzado el Río de la Plata al estallar la crisis de 2001, que coincidió con la persecución a las entidades que se ocupaban de estas actividades. Pero se suman cada vez más nombres. Wachovia, por ejemplo, anunció el cierre de sus oficinas en Rio de Janeiro y San Pablo y se trasladará a la capital uruguaya para ahorrar costos. Y el Citi, que operaba para sus clientes latinoamericanos en Puerto Rico, también se mudará a Montevideo como una manera de bajar gastos, en medio de una reestructuración mundial.
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