Supongamos por un momento que la baja del petróleo es percibida como una buena noticia por quienes invierten en acciones, cosa discutible aun cuando ayer el crudo, que arrancó hacia abajo, quedó "arriba" en u$s 52,19 por barril -reaccionando a la ola de frío que azota al país- mientras el Dow retrocedió un ínfimo 0,04%, quedando en 12.577,15 puntos (del NASDAQ, castigado por los malos números de Intel y los temores por Cisco y Apple -al final el balance no fue tan malo-, mejor ni hablar).
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La pregunta es entonces por qué aun cuando el Promedio Industrial viene marcando una serie de nuevos máximos y de a poco va creciendo la idea de que la economía está lo suficientemente "bien" como para que la Fed no tenga que recortar su tasa (la chance de un recorte hacia junio cayó a 38% y hacia setiembre bajó a 68% -un consejo: ver la implicancia de esto sobre el dólar-), el mercado "se siente tan pesado".
Si bien apenas 6% de los 500 integrantes del S&P han revelado los estados contables del último trimestre, tal vez la respuesta podría darse por este lado.
Es que si bien las sorpresas positivas han superado a las negativas casi 2 a 1 y el crecimiento promedio de las ganancias roza 13%, ambos guarismos están muy por debajo de lo que venía siendo la norma histórica, cuando tres meses atrás vimos (a igual altura de los acontecimientos) que las "buenas" sobrepasaban a las "malas" 6 a 1, en tanto las ganancias crecían 15%. También podríamos hablar -como hacen tantos otros- de las señales contrapuestas de la macro, pero lo cierto es que en tiempo de balances lo que importa son los números y especialmente las proyecciones.
Algo interesante es cómo Washington está "matando varios pájaros de un tiro" al enviar mas tropas al Golfo alimentando la renuencia saudita (quien más gana con la " estabilización") a que implemente nuevos recortes en la producción de crudo por parte de la OPEC (en contra de Venezuela e Irán).
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