26 de diciembre 2019 - 00:00

Diálogos de Wall Street

¿Al rally que ya tuvo la Bolsa habrá que sumarle un rally extra de Navidad? Responde Gordon Gekko, nuestro hombre en Wall Street, haciendo un alto en los festejos.

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Periodista: La Navidad llegó a Wall Street antes de tiempo. La suba ya se hizo su agosto con creces, pero sigue tirando. ¿Habrá rally de Navidad y premio por partida doble?

Gordon Gekko: ¿Qué lo puede frenar? ¿Que se aburra de trepar? No tiene oposición a la vista...

P.: Hasta Trump y Xi Jinping le hacen el juego.

G. G.: Así es. Ahora resulta que ellos van a firmar el acuerdo comercial en persona, y no los ministros. El compromiso será más fuerte entonces.

P.: La saga comercial se estira como un chicle bajo el paraguas protector de una paz que ninguno quiere romper.

G. G.: Y todavía falta ponerle fecha al encuentro. Quizás se pueda extender el suspenso un poco más. Parece la fórmula de la eterna felicidad...

P.: Todo tiene un límite. Y subir a cuenta de un suceso que ya está más que descontado hace un par de semanas no puede durar por siempre.

G.G.: En rigor, la Bolsa usa la certidumbre del acuerdo como imán. Las lecturas de optimismo son extremas. Este es un rally anunciado que, sin embargo, se miró mayormente desde afuera. Y la participación fue tardía, por eso sigue aumentando. Nunca Trump cuando se involucró en una pelea se mostró benevolente por tanto tiempo, nunca tuvo tantos cuidados. Pero la razón de la suba, hoy, es otra. No es la paz comercial, son las consecuencias que se anticipan gracias a ella.

P.: No es fácil asegurar que ya haya una mejoría sólida que se pueda atribuir a un pacto cuyo contenido específico además aún no se conoce.

G. G.: Usted espera que de la concordia comercial emerja una economía más firme. Y en la medida que se encuentra con esos indicios, lo da por probado. Quizás la atribución no sea correcta, pero los inversores no tienen tantos pruritos.

P.: Y la economía les está dando la razón.

G. G.: Nada más robusto que el mercado de trabajo. Inclusive cuando el diálogo con China estaba roto. La fortaleza de la situación del consumidor deriva de allí. Hay ingresos para gastar, y margen para engrosar el ahorro.

P.: Las tasas largas escalaron mucho en los últimos tiempos. ¿No podría resultar un búmeran? La tasa de diez años -que anduvo en los alrededores de 1, 40%- hoy se ubica en 1,90%. ¿Qué pasa si llega al 2%?

G. G.: En otro contexto sería una ducha fría para las acciones. En el actual, dominado por la necesidad de despejar el fantasma de una recesión, es el mensaje que el inversor optimista quiere escuchar.

P.: Los bonos apostaron a un traspié de la economía, y ahora meten violín en bolsa..

G. G.: Tal cual. Sabemos que la Fed se retiró del juego de mover las tasas de interés, la parte larga de la curva refleja las expectativas puras de los agentes. Hay una elevación tenue de la inflación esperada (por debajo del objetivo del 2% que la Fed incumple hace años) y el resto es aumento de la tasa de interés real, 100% compatible con la idea de una recuperación.

P.: Si se miran los precios de las materias primas es la misma conclusión.

G. G.: En los que son especialmente sensibles a la intensidad del ciclo, seguro. Ya sea el crudo -encaramándose otra vez por encima de los 60 dólares el barril- o el cobre.

P.: Hay bancos centrales, como la Fed, que ya condujeron la política monetaria a la posición que deseaban y otros, muchos, que todavía están en la brega. Uno de ellos es muy importante: el Banco del Pueblo de China. ¿Se vienen nuevos recortes de encajes bancarios?

G. G.: Así se anunció. Y los mercados no lo pasaron por alto. La postura de China es crucial. Está batallando con EE.UU. en todos los frentes. Tiene el problema de Hong Kong, que políticamente es incomodísimo. Y existen trastornos crediticios graves, que antes se tapaban y ahora terminan en default a la vista del público. Este año ya se superó el récord de quebrantos, que era de 2018. ¿Cuál es la respuesta? El banco central va a seguir relajando las condiciones de liquidez. Las autoridades además están apostando a la apertura comercial, reduciendo aranceles de importación de forma unilateral. Los mercados creen que funcionará, pero habrá que verlo. Asia podría arruinar la fiesta dada la pesadez que muestran también Japón e India, pero no será inminente. Y con tiempo es un destino que puede esquivarse.

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