23 de octubre 2023 - 00:00

EE.UU.: es el mejor de los mundos (pero se sufre como el peor)

Son las palabras de un halcón, el gobernador de la Fed, Chris Waller: "La data de los últimos meses ha sido abrumadoramente positiva para nuestros dos objetivos, el pleno empleo y los precios estables".

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Son las palabras de un halcón, el gobernador de la Fed, Chris Waller: “La data de los últimos meses ha sido abrumadoramente positiva para nuestros dos objetivos, el pleno empleo y los precios estables”. ¿Y cuál es el problema entonces? La Fed, que se considera datadependiente, mantiene su discurso agresivo. La inflación es muy alta, dice (todavía con razón). Hay un aumento de un cuarto de punto pendiente en el mapa de puntos, y funcionarios -como Loretta Mester, de la Fed de Cleveland, el viernes- que lo recuerdan. Una gobernadora, Michelle Bowman, baraja la alternativa de subas múltiples. Nada más dañino, sin embargo, que la debacle en los bonos del Tesoro. Las tasas de diez años comenzaron mayo en 3,30% y el viernes rozaron 5%. ¿Dónde anida el problema si la data reciente es tan positiva? Lo cuenta Waller: “Es demasiado buena para ser verdad”. Como si dijera, es el mejor de los mundos y no puede ser cierto. Son sus palabras: “Algo tendrá que ceder”. De momento, los mercados.

EE.UU. cerró 2021 con una inflación al consumidor de 7% (y la tasa de fed funds en 0,25%). Recién el año siguiente se le declaró la guerra. Debe volver al corral de 2%. Cueste lo que cueste. Y el costo no es demasiado. Llevó un tiempo frenarla (tras la invasión a Ucrania y el shock inesperado en los precios de los commodities). Hizo cumbre en junio 2022 en 9%. Declina rápido desde entonces (3,7% en septiembre). No fue magia: Jay Powell empujó las tasas cortas a 5,50%. Pero no hubo drama. La desocupación se ubica dos décimas debajo de 4%, la definición de pleno empleo que usa la Fed. La recesión temida no ocurrió. Este año, se creció 2% en el primer semestre y en el tercer trimestre se cree que se duplicó el ritmo. ¿Y por qué el banco central no depone las armas? Es que no lo considera un patrón sostenible. O la economía se calma (y la faena está concluida), o no lo hace y peligra la mejoría de la inflación. Y ahí sí, deberá gatillar de nuevo. La Fed desconfía, aunque tampoco confía en la suba de tasas. Por eso, el modo pausa. ¿Y qué hará en su reunión a fin de mes? Tras escucharlo a Powell, y a todos los demás, la conclusión es que preferirá ver y esperar. ¿Cuánto tiempo? Pat Harker, de la Fed de Filadelfia, sugiere dejar todo para 2024. Y es el escenario más probable.

Aquí talla la ferocidad de las tasas largas. ¿Qué hunde a los bonos del Tesoro y no los deja levantar cabeza? Que la data sea demasiado buena y la crean cierta. Descontaron una recesión, y penan por su ausencia. La inflación se modera. No es un problema. Es la economía vibrante lo que siembra cizaña. El consumidor sigue gastando, repuntan las exportaciones netas, los inventarios se acrecientan. Y así las tasas de interés reales se disparan al alza y presionan con fuerza inusitada. Dada la retórica dura de la Fed y arrinconadas entre la data exuberante y una oferta de bonos en ascenso (el déficit fiscal trepó 23% en el ejercicio 2021/2022) las tasas largas no tienen escapatoria. A Powell (mientras hace la plancha) le sirve que se empinen y domen el fervor. Sobre todo, necesita que ahoguen el tímido repunte de los precios de la vivienda. Los rindes hicieron un máximo de 4,30% el año pasado. Ahora pasaron raudos la vara de 4,50% y atacan 5%. Nadie puede permanecer ajeno a su ofensiva relámpago.

Será el mejor de los mundos, con un crecimiento vigoroso en pleno empleo y una inflación en declive; pero se sufre como el peor. Es un mundo que asoma también en los mejores balances, pero que deberá esperar por la paz de las tasas largas para poder cotizarse. Que lo diga el S&P500 que devolvió en las últimas ruedas todo lo ganado en el mes, que baila en la cuerda floja de la media de 200 ruedas, y que se resiente por un rebote de la volatilidad (que se potencia por la guerra en Medio Oriente). ¿Está en tela de juicio el mercado bull que se estrenó en junio? Una economía robusta, y una inflación obediente, ¿es un cuadro demasiado bueno para ser verdad? ¿O no será el reflejo de un (tardío) salto de productividad? Si fuera así, dada la moderación salarial en curso, derramará pronto en los balances de las compañías. Está claro que la Fed quiere suavizar la trayectoria, pero no estropear el aterrizaje. ¿Cuál sería el drama en Wall Street? Ninguno si la Fed se maneja, como promete, “cuidadosamente”. O sea, menos reacción directa a la data febril, más Beige Book y atención a la calle. Extender la pausa -sin cancelar su retórica abrasiva- será una prueba de la seriedad de sus intenciones.

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