“Vivimos un duelo de la música tal como la conocíamos y es justamente la que disfruta nuestro público. La música en vivo es siempre distinta, más allá de Spotify o la moda actual de los vinilos”, dice Javier Fernández, uno de los responsables de Sira Música, productora de contenidos artísticos con más de 500 shows a lo largo de dos décadas, como “The Beatles Symphonic Fantasy”, “Back to the Orchestra”, “Lula Miranda”, “Dios Salve a la Reina”, “U2 Zen Garden”, “This Is Michael” y “The End (Pink Floyd)”.
Javier Fernández: "Ni Spotify, ni el vinilo ni nada reemplazarán la música en vivo"
Diálogo con Javier Fernández, de Sira, sobre el complicado momento económico para producir shows.
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Fernández, junto con Ana Levinton y Santiago Godoy, abarcan también regiones como Latinoamérica, Europa, Rusia, Estados Unidos y Australia. Los próximos shows serán en noviembre en Rosario con “Beatles Simphony” y luego “This is Michael”, el 15 de diciembre en Mendoza y el 17 en el Luna Park. Dialogamos con Fernández.
Periodista: ¿Cómo es producir shows de gran despliegue en nuestra Argentina volátil y poco previsible?
Javier Fernández: Hay que generar nuevas estrategias minuto a minuto porque todo cambia. En los últimos tiempos con la inflación es muy difícil producir. Salimos a la venta, agotamos a unos precios, y eso sin embargo puede no rendir, porque aunque se haga una previsión a futuro, ¿quién sabe cuánto estará el dólar en 6 meses? Y nuestra actividad implica lo que se paga por licencias en dólares pero también los equipos de luces y sonido que están atados al dólar porque son de afuera. Nadie cotiza hoy sonido o luces para los shows del 16 y 17 de diciembre, ni aunque uno ofrezca pagar hoy. Es una montaña rusa que sólo es posible porque uno ama lo que hace y es lo que sabemos hacer.
P.: ¿Cómo explica la afluencia de público y que entradas tan caras se agoten rápido en este contexto?
J.F.: Hay dos explicaciones, la más feliz es que la gente necesita disfrutar pese a todo, meterse en una burbuja y olvidarse por un rato de la intranquilidad, la inflación, la inseguridad, entonces un espectáculo es un momento de distracción de dos horas en que no se está pensando en nada. Quizás el público tiene menos expectativas de ahorrar, cambiar el auto o mudarse, entonces gasta la plata y una posible salida son los espectáculos.
P.: ¿Qué tienen en cuenta a la hora de elegir un show para producir?
J.F.: Deben tener nuestro ADN. Tenemos entre 35 y 45 años, vivimos los ’80, la cultura pop, hoy hay un auge de la nostalgia y nuestro nicho está por ese lado. No hay muchas productoras haciendo eso, entonces lo aprovechamos además de que lo sentimos. El trap es una opción vital, valiosa y vendedora, pero sabemos que hay otras empresas especialistas en eso. Si bien no tenemos nada en contra del trap elegimos lo que nos gusta. Para que las cosas funcionen nos paramos de ambos lados del mostrador, como productores y como espectadores y pensamos qué nos gustaría ver.
P.: Preparan “This is Michael” para diciembre. ¿No perjudicó todo lo difundido sobre Jackson en relación al abuso de menores?
J.F.: No, ni nos metemos mucho porque no es un lugar que nos interese, rescatamos la música y todo lo que significa Michael Jackson como emblema artístico desde la danza y la música. Sabemos que el juicio quedó en la nada pero no nos metemos. Es una pena que lo personal haya manchado lo excelente que fue como artista pero tenemos muy claro que es algo que hay que cuidar. De hecho hay una reivindicación de Jackson como artista en los últimos años que corre las otras cuestiones que desde ya son repudiables si fueron ciertas.
P.: ¿Y por qué cree que a esa generación la marcaron no solo U2 sino Queen y Los Beatles?
J.F.: Lo que pasó entre el ‘60 y el ‘80 a nivel musical implicó un cambio muy fuerte. La música se volvió popular y marketinera, empezando con Los Beatles, que convirtieron la banda en fenómeno, pero todo sostenido con música en serio y eso lo hace perpetuo. Ahora se vive otra etapa, la comercialización viene primero, se vende más cuando es rápido y fluido pero se extingue también más rápido. Cuando hoy se quiere escuchar una canción se agarra el teléfono, se conecta Spotify o Apple, se consume y se terminó. Antes había que comprar el disco, uno al mes porque era caro, no era fácil conseguirlo y ese disco se gastaba, uno no se aburría rápido. Los de 40 hoy seguimos consumiendo al artista, Mc Cartney sigue haciendo giras a los 80. En nuestro público tenemos espectadores de entre 40 y 60 que siguen esa música acompañados por sus hijos. Hay una reivindicación de eso y de la cultura en sí misma. Ese público se identifica con bandas puntuales y si uno ofrece un show de primer nivel, convoca.
P.: Dijo que la música se volvió marketinera pero sostenida por música en serio, ¿y la música de hoy qué es?
J.F.: Charly dijo con lucidez que la música es melodía, armonía y ritmo, conceptos básicos, y creo que se perdieron. Hoy está invertida la ecuación y lo importante es que se consuma. Hay algo de la repetición que está muy pegado a la publicidad, la repetición hace que las cosas se vendan. Hay sobreinformación infinita desde el teléfono, que es un arma de doble filo, sumado a las redes. La música dejó de estar orientada a la música y se pegó al consumo. Si se toma el proceso de cómo se genera una canción de trap, mas allá de que está arreglada por buenos ingenieros y técnicos, no está eso de que el músico funciona porque es único. Hoy graba cualquiera y se procesa para que quede afinado, cualquiera puede ser músico. Se pierde la esencia de la música como la conocíamos, todo es dinámico y también entiendo que debemos aggiornarnos.
P.: Están también en otras regiones, ¿cómo es el trabajo en Europa, Rusia o Australia?
J.F.: Distinto. La Argentina es nuestro lugar pero también estos mismos conceptos funcionan afuera. Uno aprende a hacer el trabajo que no es igual aunque el resultado final sí. Hay que saber adaptarse a las formalidades de los shows en Europa, se negocia dos años antes, en cambio en America Latina es con menos tiempo, de hecho hay países como Colombia en los que la gente descree que el show se realizará realmente hasta que no ven la foto con el artista en el país y la gente compra a último minuto. Se descree mucho. Y cuando fui a Rusia me sorprendió ver nuestro show de Queen, con un afiche al lado de Natalia Oreiro y otros artistas rusos. La inclusión latina en el otro lado del mundo más que la europea.
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