En Washington no pasan desapercibidos los movimientos de la minería argentina. Un informe de Trade.gov publicado el 8 de septiembre de 2025, bajo el título “Argentina Energy & Mining Sectors”, confirma que la mirada estadounidense sobre nuestro país ya no se limita a la soja, el petróleo o el gas no convencional de Vaca Muerta. El documento elaborado por la International Trade Administration del departamento de Comercio de los Estados Unidos destaca el potencial de cinco grandes segmentos: el petróleo y el gas, las energías renovables, el sistema de energías en baterías (BESS), el Hidrógeno y la minería.
La minería bajo la lupa de Estados Unidos: litio, cobre y un tablero geopolítico que se reacomoda
Un documento de Estados Unidos para empresas e inversores porne foco en cómo Argentina puede contribuir al aseguramiento de minerales críticos. Todos los detalles.
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Tercic: "El RIGI debería estar acompañado de una cadena de valor argentina eficiente"

Estados Unidos mira a la Argentina como un actor relevante en la provisión de minerales críticos.
Sin embargo, pone particular éntasis en este último. Hoy, el litio y el cobre se transformaron en los verdaderos protagonistas, piezas de un tablero que combina negocios, transición energética y, sobre todo, geopolítica.
El documento forma parte de una serie de reportes de Market Intelligence que el gobierno de los Estados Unidos pone a disposición de empresas e inversores. No son informes confidenciales, sino brújulas públicas que señalan tendencias, riesgos y oportunidades en mercados estratégicos. En este caso, el foco está en cómo Argentina puede contribuir al aseguramiento de minerales críticos, con especial énfasis en litio y cobre, claves para la electrificación del transporte y el almacenamiento energético.
Litio: la joya que concentra la atención
Los analistas de Washington no ocultan que el litio es la razón central detrás del creciente interés. El informe de Trade.gov repasa los proyectos ya en marcha en Catamarca, Jujuy y Salta, detalla asociaciones entre empresas locales y multinacionales, y subraya la fuerte presencia de capitales de distintos orígenes: desde firmas estadounidenses hasta compañías chinas y coreanas, todas compitiendo en un terreno cada vez más disputado.
El litio argentino, alojado en los salares de altura, tiene costos de extracción y pureza que lo vuelven especialmente atractivo. Y si bien la infraestructura, los marcos regulatorios y las condiciones logísticas plantean desafíos, el potencial de rentabilidad compensa buena parte de esas limitaciones.
En paralelo, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) refuerza esta visión con datos duros. En su Mineral Commodity Summaries 2025, la agencia vuelve a señalar a Argentina como tercer productor mundial de litio, detrás de Australia y Chile.
El Trade.gov subraya que “el marco regulatorio de Argentina ha posicionado al mercado como un destino de inversión preferente para la minería de Litio en contraste con los mercados vecinos”.
Lo interesante es cómo el informe pone de relieve la dimensión geopolítica. No se trata solo de evaluar cuántas toneladas de carbonato de litio puede producir Argentina, sino de advertir quiénes controlan los proyectos, cómo se integran las cadenas de valor y qué espacio queda para la participación de empresas estadounidenses en un mercado donde la competencia con China es explícita.
Cobre: la apuesta que rejuvenece
El cobre no genera tantos titulares como el litio, pero aparece en el informe como el segundo pilar. Los proyectos en San Juan y Catamarca, algunos en etapa avanzada de factibilidad, son observados por Estados Unidos como activos con proyección hacia la próxima década. El cobre, aunque en menor escala que en Chile o Perú, también aparece como un recurso estratégico en exploración y desarrollo.
El Trade.gov subraya que “Argentina aspira a convertirse en uno de los 10 principales productores de cobre para 2030, con 75,5 millones de toneladas de reservas”. En este sentido, destaca que la exploración de cobre “está en auge” con unos u$s20.000 millones en proyectos como El Pachón, Agua Rica (Proyecto MARA), Vicuña (Josémaría más Filo del Sol), Los Azules y Taca Taca, con desembolsos de compañías de la talla de Glencore, BHP, Lunding Mininig, McEwen Copper y First Quantum.
El texto oficial describe un sector con proyectos en expansión, un marco regulatorio fragmentado -recordemos que en Argentina la potestad sobre los recursos naturales recae en las provincias- y un potencial que, de materializarse, podría ubicar al país entre los grandes jugadores de la transición energética.
En este punto, el análisis se complementa con los datos de la USGS, que recuerdan que la demanda global de cobre crecerá sostenidamente a medida que se amplíe la electrificación de redes y vehículos. Aunque Argentina todavía está lejos de los volúmenes de Chile o Perú, el potencial exploratorio es señalado como un factor que podría cambiar el mapa regional en los próximos años.
Exenciones y beneficios
Además, el Departamento de Comercio de EEUU destaca las exenciones fiscales que ofrece el país, particularmente el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que “ya atrajo inversiones por u$s30.000 millones en 20 proyectos”. En concreto, se llevan aprobados 8 proyectos RIGI por un total de u$s15.700 millones.
El informe de septiembre no sorprende a quienes siguen el pulso de la minería local, pero sí marca un punto de inflexión: Estados Unidos reconoce abiertamente que la Argentina se perfila como proveedor relevante de recursos que, hasta hace pocos años, ocupaban un lugar casi marginal en la agenda bilateral.
La mirada estadounidense no se limita a las oportunidades. El informe de Trade.gov menciona los riesgos regulatorios y la volatilidad macroeconómica como factores a seguir de cerca. Además, advierte sobre la falta de infraestructura adecuada en algunas provincias —particularmente en transporte y energía— que puede retrasar o encarecer proyectos.
La minería argentina no es un terreno uniforme. Hay provincias con marcos regulatorios más estables y políticas activas de promoción (como San Juan o Salta), y otras donde las tensiones sociales, ambientales o normativas han limitado el avance de iniciativas mineras. Estados Unidos observa ese mosaico con atención, porque para un inversor extranjero la certidumbre institucional vale tanto como la calidad del recurso.
La transición energética, el telón de fondo
No es casual que un informe de Trade.gov dedique un apartado entero a las oportunidades de energías limpias y la conexión con la minería. Para Washington, litio y cobre no son solo minerales: son engranajes de la transición energética, esa transformación que busca reducir la dependencia de combustibles fósiles y avanzar hacia un modelo de bajas emisiones.
En este sentido, el documento sugiere que las empresas estadounidenses tienen incentivos para participar no solo en la extracción, sino también en eslabones más avanzados de la cadena: procesamiento, producción de celdas y ensamblaje de baterías. La pregunta de fondo es si Argentina podrá capturar parte de ese valor agregado, o si quedará relegada al papel de simple proveedor de materia prima.
Pese a la relevancia del informe, los grandes medios argentinos no lo reprodujeron de manera explícita. La cobertura local en septiembre se centró más en informes de la Secretaría de Minería de la Nación y en estadísticas de exportaciones, sin mencionar directamente la publicación de Trade.gov.
Eso no significa que pase inadvertido. En el mundo empresario y en los despachos provinciales, este tipo de reportes se leen con atención. Funcionan como señales: si el Departamento de Comercio dedica un documento específico a la minería argentina, es porque la considera un área de interés para las cadenas de suministro norteamericanas. Y en un contexto donde las relaciones con China son cada vez más visibles, ese interés adquiere un matiz claramente estratégico.
De cara al futuro
Estados Unidos mira a la Argentina como un actor relevante en la provisión de minerales críticos. Lo hace con la lógica de un jugador global que necesita diversificar proveedores, reducir riesgos y acercar a su órbita a países con potencial de producción significativa.
Para Argentina, la oportunidad es evidente. Pero también lo son los desafíos: asegurar estabilidad regulatoria, mejorar infraestructura, fortalecer la licencia social para operar y decidir qué papel quiere jugar en la cadena global de valor.
El informe de Trade.gov no ofrece respuestas definitivas, pero deja planteadas las coordenadas del debate. Y lo hace en un momento en que el país, en medio de sus vaivenes económicos, necesita definir si convertirá al litio y al cobre en motores de desarrollo sostenido o si los dejará escapar, una vez más, como recursos valiosos sin una estrategia clara.
En definitiva, lo que muestra el documento estadounidense es menos un diagnóstico técnico que una invitación a pensar estratégicamente. Argentina tiene en sus salares y en sus montañas recursos que el mundo demanda con urgencia.
La cuestión de fondo, entonces, estriba en cómo el país se prepara para jugar en esa liga. Pues más allá de los informes, lo que definirá el lugar de Argentina en la transición energética global será la capacidad de convertir potencial en realidad.
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