El crecimiento de la minería en San Juan no se mide únicamente en toneladas, inversiones o exportaciones. También se construye en los campamentos, en la logística diaria, en la alimentación, la hotelería y el mantenimiento que sostienen la operación en los entornos más exigentes del país. Allí, lejos de los centros urbanos, el rol de los proveedores locales se vuelve estratégico.
San Juan se prepara para el boom minero con empresas locales listas para dar el salto
Mientras la minería se encamina a una nueva etapa de expansión en San Juan, los proveedores locales se preparan para acompañar el crecimiento con profesionalismo, empleo local y servicios a la altura de los desafíos de la alta cordillera.
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La sinergia entre L&G y Grupo L permite ampliar la mirada de los proveedores locales: infraestructura, logística y tecnología se combinan con un conocimiento fino del terreno sanjuanino, de sus tiempos y de su gente.
En ese contexto, la Unión Transitoria de Empresas conformada por L&G Logística y Gastronomía y Grupo L sintetiza un modelo que gana peso en la nueva etapa minera: conocimiento profundo del territorio, arraigo local y capacidad operativa de gran escala. L&G aporta más de dos décadas de experiencia en servicios mineros en la provincia, con una estructura consolidada en gastronomía, hotelería y logística, mientras que Grupo L suma respaldo corporativo, tecnología y una red nacional que potencia la respuesta en escenarios complejos.
“Décadas de experiencia, una trayectoria de logros y servicios continuos en plena cordillera, junto al compromiso de trabajadores sanjuaninos, han sido claves para elevar los estándares de la industria minera a nivel regional”, resume Manuela Campillay, gerenta general de L&G.
“Nos enorgullece ver cómo nuestra labor ha cumplido cada uno de los objetivos fijados y que el crecimiento de este sector siga en manos de empresas 100% locales, preparadas para asumir nuevos desafíos”, destaca.
Detrás de cada proyecto minero hay una cadena de valor que se prepara con anticipación. En San Juan, las empresas proveedoras invierten en capacitación, profesionalización y acuerdos estratégicos para estar listas cuando la demanda se acelera.
L&G, con más de 300 colaboradores en la provincia, impulsa programas de empleo local y formación, con especial foco en la inclusión de mujeres de comunidades cercanas a los proyectos. Grupo L, por su parte, aporta una estructura nacional con más de 7.000 trabajadores y presencia en sectores clave como industria, salud y minería.
“La minería necesita proveedores fuertes y las mineras lo saben. Apoyar el empleo local y la sostenibilidad de quienes prestan servicios es clave para que los proyectos sean viables en el largo plazo”, señalan desde el sector. En esa línea, la alianza entre L&G y Grupo L busca responder a un desafío que crece en escala y complejidad: operar en sitios remotos con estándares internacionales, pero con identidad territorial.
“En L&G creemos profundamente en el valor del desarrollo comunitario. Cada proyecto es una oportunidad para crecer juntos y fortalecer a nuestra gente”, explica Campillay. La sinergia con Grupo L permite ampliar esa mirada: infraestructura, logística y tecnología se combinan con un conocimiento fino del terreno sanjuanino, de sus tiempos y de su gente.
Grupo L, compañía 100% nacional con más de 500 clientes, viene reforzando su presencia en Cuyo y el NOA, y en San Juan dio un paso clave con la apertura de una oficina de GL Support Sitios Remotos en Rodeo, departamento de Iglesia. Esa base operativa no es solo una decisión logística, sino una señal de compromiso a largo plazo con la minería provincial y el desarrollo territorial.
“Compartimos un mismo propósito y una capacidad de respuesta inmediata. Nuestro acuerdo está enfocado en San Juan, en su gente y en crear oportunidades reales”, afirma Campillay. La UTE se apoya en la experiencia histórica de L&G en la provincia y en la capacidad de Grupo L para escalar operaciones, integrar tecnología y garantizar eficiencia en contextos de alta exigencia.
En un escenario donde la minería sanjuanina se encamina a proyectos de mayor envergadura, la preparación de los proveedores locales se vuelve tan relevante como la exploración misma. Con servicios esenciales que sostienen la operación diaria, empleo genuino y una mirada puesta en la sostenibilidad, alianzas como la de L&G y Grupo L reflejan que el desarrollo minero no solo se juega en el subsuelo, sino también en el entramado productivo que lo hace posible.
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