Con espectáculo sobre usos y abusos vuelve el Periférico

Ana Alvarado. fundadora y directora de El Periférico de Objetos: «La obra examina la crueldad sobre los chicos, pero esto no debe ser tomado con criterio progresista fácil, porque nuestros espectáculos nunca tienen una lectura explícita».

Alejado durante cuatro años de Buenos Aires, El Periférico de Objetos dará a conocer hoy a las 21.30 hs. en la Ciudad Cultural Konex ( Sarmiento 3125) su último espectáculo «Manifiesto de niños», estrenado en mayo de 2005 en Bélgica, en coproducción con el Kunsten Festival des Arts de Bruselas. Se trata de una instalación teatral en la que tres actores (Emilio García Wehbi, Maricel Alvarez y Blas Arrese Igor) juegan como criaturas, dentro de una habitación cerrada, denunciando los distintos tipos de abusos que sufren los niños en manos de los adultos.

En una hora y media de espectáculo el público podrá circular por la sala, sentarse cuando lo desee o salir y entrar a voluntad. Además del trabajo con muñecos, máscaras y objetos que caracteriza al grupo, habrá filmaciones en vivo a cargo de los intérpretes. El montaje incluye una suerte de documental ficcional, varias referencias filosóficas y de cuentos de hadas, un decálogo de niños actores, imágenes de viejas películas y un texto de cierre escrito e interpretado por Horacio González.

Dialogamos con Ana Alvarado, fundadora y directora de esta compañía junto con Daniel Veronese y García Wehbi e integrante, desde hace 20 años, del Grupo de titiriteros del Teatro San Martín que este año celebra sus treinta años. El Periférico, por su parte, cumplió 18 años de trayectoria internacional y aunque sus creadores siguen desarrollando en paralelo otros proyectos individuales, no renuncian a este « laboratorio teatral» que ya lleva producidos 11 títulos, entre ellos «El hombre de arena», «Cámara Gesell», «Zooedipous» y -el mejor- « Máquina Hamlet» de Heiner Müller.

Periodista: ¿En qué consiste este «Manifiesto de niños»?

Ana Alvarado: Son tres actores que por momentos son chicos y se manifiestan en contra de los abusos de los adultos. Esto no debe ser tomado con un criterio progresista de fácil lectura porque los espectáculos del Periférico nunca tienen una lectura explícita. Es una obra errática, que juega con la crueldad y la emoción. Hay juegos infantiles, a veces amorales, y una dinámica que todo el tiempo está expresando de distintas maneras lo que la infancia padece en manos de los adultos.

P.: ¿Qué formato tiene esta instalación teatral?

A.A.: Los tres actores están metidos dentro de una casita de 7 metros por 4. Los espectadores espían lo que pasa dentro y además pueden ver en simultáneo lo que van filmando los intérpretes. El espectáculo dura una hora y media y está planteado para que se lo vea entero, pero el espectador puede elegir lo que quiera ver y sentarse cuando lo desee. Tal vez quiera hacerlo en los pasajes más penosos, que los hay. En Bélgica y en Munich la gente se asomaba y tenía ganas de espiar. Creemos que acá va a pasar lo mismo.

P.: ¿En qué difiere esta versión de las que exhibieron en Europa?

A.A.: La de Bruselas fue más reality, y lo digo yo antes de que lo digan los demás. Los actores se quedaron dentro de la casa durante cuatro días. El espectáculo duraba unas dos horas y media, pero el resto del tiempo los actores mantenían la transmisión hacia fuera. Se iban turnando para manifestar y esto rompía con la típica rutina de los realities donde los participantes se limitan a comer, dormir y hablar pavadas. Los actores, en cambio, no paraban de manifestar de distintas formas.

Parecido

P.: Como hicieron John Lennon y Yoko Ono que aprovecharon su luna de miel para manifestar a favor de la paz.

A.A.: Algo así. Pero después nos pareció que ese formato generaba confusión y nos dejó de interesar. Así que condensamos el espectáculo un poco más y le dimos más ritmo para adaptarlo al público argentino que, a diferencia del público alemán, por ejemplo, no tolera un espectáculo de más de dos horas como duraba originalmente.

P.: ¿Es el espectáculo más caro que hicieron?

A.A.: Para lo que estamos acostumbrados nosotros sí, para el teatro comercial puede resultar una cifra irrisoria.

P.: ¿Y hasta donde llega la crueldad?

A.A.: El contenido del espectáculo es muy fuerte, pero no se ven cosas terribles. Es el espectador quien termina de construir la obra con lo que ve y escucha. No hay imágenes de la realidad que provoquen rechazo.

P.: Hace cuatro años que no estrenan en Buenos Aires. Hasta se habló de su ruptura.

A.A.: Nos llevó dos años encontrar lo que queríamos, porque siempre tuvimos como objetivo que el Periférico sea como un laboratorio de experimentación. Este espectáculo está bueno para los tres y es muy probable que el próximo nos lleve la misma cantidad de tiempo porque todo viene así de lento dentro del grupo. Todos tenemos nuestras propias actividades. Yo, por ejemplo, estreno en el teatro del Pueblo en abril, «Bálsamo» una obra de la rionegrina Maite Aranzábal.

Entrevista de Patricia Espinosa