12 de junio 2007 - 00:00

Con Roa Bastos llega Sarli a la Sala Lugones

Augusto Roa Bastos: sus primerostextos fueron un trampolín para eldúo Armando Bo-Isabel Sarli.
Augusto Roa Bastos: sus primeros textos fueron un trampolín para el dúo Armando Bo-Isabel Sarli.
«Hijo de hombre», que se verá en copia nueva, y «El trueno entre las hojas», encabezan el breve ciclo de homenaje al escritor Augusto Roa Bastos organizado por Cinemateca Argentina para hoy y mañana en Sala Lugones. De un modo lateral, ésta sería, también, la primera vez que una auténtica película de Isabel Sarli se exhiba en la mencionada sala de arte del Teatro Municipal General San Martín.

La historia es relativamenteconocida. El escritor paraguayo Roa Bastos (de cuyo nacimiento en un ingenio del Guayrá se cumplen 90 años mañana) ya era apreciado en su país como poeta, cuentista, dramaturgo, y, sobre todo, periodista, labor en la que incluso fue corresponsal del juicio en Nüremberg, cuando en 1947, amenazado de muerte, debió exilarse en la Argentina.

Aquí sobrevivió como empleado de seguros, y también como mozo de una casa de citas (según el eufemismo de aquella época). «No le hice asco a nada», recordaba en su vejez, mencionando, con pudorosa picardía, su gentil colaboración en la alegría de algunas clientas. Al mismo tiempo, publicaba su primera colección de cuentos, «El trueno entre las hojas».

Dato destacable, el actor y deportista Armando Bo fue el primer hombre de cine que supo leer esos textos y pedirle la adaptación de uno de ellos. Así fue cómo, en 1958, surgió la primera película de Isabel Sarli, un fuerte drama de hombres que en plena selva se rebelan contra la explotación de su patrón, a la manera de «Prisioneros de la tierra» o «Las aguas bajan turbias», pero con el condimento de la mujer del patrón bañándose desnuda en un lago y teniendo un breve romance con el jefe de los rebeldes, lo que (muy típico de Roa Bastos) dista de llevar a la pareja a un tradicional «happy end».

Como se sabe, este drama no fue apreciado exactamente por sus motivos sociales, ni por sus diálogos en guaraní, sino por la escena del baño, lo que llevó al trío autoral a hacer inmediatamente otra obra relativamente parecida: «Sabaleros». Casi al mismo tiempo vendría, con «Hijo de hombre», el primer premio del Concurso Internacional de Novela de Editorial Losada 1959, orientando al escritor hacia otros rumbos, pero no por ello Roa Bastos dejó de agradecer públicamente, a lo largo de los años, la ayuda que Armando Bo le brindó en aquella época.

Asimismo agradecía al maestro Lucas Demare, que se entusiasmó por llevar «Hijo de hombre» al cine. El hecho era imposible (se trata de un vasto e impresionante relato de casi un siglo de historia paraguaya), de modo que acordaron adaptar solo un capítulo: «La sed», que transcurre durante la Guerra del Chaco, también llamada «la guerra del agua», y que el escritor conoció en carne propia, cuando con solo 15 años de edad sirvió como enfermero en el frente.

Protagonizada por el español Francisco Rabal (el chofer que intenta llevar un camión cisterna hasta las primeras filas) y Olga Zubarry, junto a Carlos Estrada (el oficial que está esperando el agua para sus hombres), Jacinto Herrera y Dorita Ferreiro, «Hijo de hombre» es la última gran película de Lucas Demare, y también la mejor que haya surgido de Roa Bastos. Como corresponde a un buen homenaje, se exhibe en copia nueva, restaurada en Laboratorios Cinecolor a partir del negativo original de Argentina Sono Film. Hoy se exhiben «El trueno entre las hojas» (17.30), «Hijo de hombre» (19.30) y el delicioso «Shunko» (22), que Roa Bastos adaptó sobre la base de las memorias del maestro rural Jorge W. Abalos. Mañana se verán «Alias Gardelito» (17.30), «El último piso» (22), que son muy elogiadas adaptaciones de textos ajenos, y «Castigo al traidor» (19.30), escrito por Manuel Antín y el dramaturgo Andrés Lizarraga sobre el cuento de Roa Bastos «Encuentro con el traidor».

El escritor hizo asimismo varios otros trabajos para el cine, algunos de ellos simplemente alimenticios, inspiró otros, y dejó también un misterio: el polémico drama «El terrorista», escrito en 1962 con Tomás Eloy Martínez y Daniel Cherniavsky (asimismo director), y del que, al parecer, no se conserva ninguna copia.

Dejá tu comentario

Te puede interesar