26 de julio 2001 - 00:00

El sueño conejita: dos argentinas en carrera

Finalistas argentinas.
Finalistas argentinas.
(25/07/2001) El próximo sábado, el canal Playboy TV realizará en Acapulco, México, el primer concurso internacional Miss Playboy TV Latin América e Iberia 2001, para elegir entre participantes de toda Latinoamérica una mujer que pasará a formar parte de su staff, además de recibir un premio en efectivo.

Por la Argentina competirán Vanessa Adriazola, una mendocina de 22 años, y Alicia Agüero, bonaerense de San Isidro de 26 años. Ambas dialogaron con Ambito Financiero.

Periodista: ¿Cómo se atrevieron al concurso?

Vanessa Adriazola: Yo me enteré a través del operador de cable de Mendoza. Mandé una foto y me seleccionaron. Playboy siempre me llamó la atención, pero nunca se me había presentado la oportunidad de contactarme. Cuando me enteré fue como una señal.

Alicia Agüero: Desde que soy chiquita que quiero estar en Playboy. Siempre admiré a las mujeres que aparecían en la revista. Me atrae la idea de trabajar como modelo, pero en Playboy, ya que las mujeres están más cuidadas. Me inscribí hace dos años en un concurso que se hizo en la Argentina, y fui una de las tres ganadoras y viajé con Playboy, y ya hace dos años que estoy trabajando con ellos. Y ahora voy por Latinoamérica.

P.: ¿Qué hacían antes?

A.A.:
Yo trabajaba en un banco, y cada vez que atendía a alguien me decía: «Pero vos no me tenés que dar una tarjeta de crédito, o un préstamo, vos tenés que trabajar como modelo». Después de dos años empecé a trabajar como modelo publicitaria y conduje un programa en América Sports; cuando me enteré del concurso, mandé mis fotos y salí elegida.

V.A.: Yo era instructora de aerobics en Mendoza.

P.: ¿Qué piensan sus familias de esta decisión?

A.A.: Están muy felices porque saben que lo hago con conciencia. Desde que le dije a mamá que quería estar en Playboy, ella confía plenamente en mí, más que conoce a toda la gente que me maneja. Hasta mi novio sabe la gente que me maneja. Realmente están muy tranquilos. Saben que soy muy respetada.

V.A.: Mamá siempre mandaba mis fotos a cualquier concurso. Ella quería que yo fuera modelo. Y cuando se enteró de que me había metido en esto, está fascinada.

P.: ¿Qué lleva a una mujer a querer fotografiarse desnuda?

A.A.:
Creo mucho en Dios, y considero que Dios ha hecho a la mujer hermosa, la ha hecho desnuda. Por lo tanto, pienso que si las cosas están hechas con respeto, no hay nada de malo en mostrar el cuerpo. Creo que hay que tener la mente abierta para atreverse a hacer un desnudo, siempre y cuando sea en buenas manos.

V.A.: La desnudez, tanto en el hombre como en la mujer, es una de las creaciones más hermosas que hay, y no es para nada denigrante estar desnuda. Tenés mucho respeto por tu cuerpo y el de las demás mujeres.

P.: ¿Pero se desnudarían gratis? Por ejemplo, en una reunión de amigos.

A.A.: Cuando estoy con amigos comparto la amistad. Considero que la amistad no tiene que ver con otras cosas, entonces no necesito desnudarme.

P.: ¿Y si se lo piden?

A.A.:
Tampoco. Nunca me lo pedirían porque son mis amigos. Un amigo no dice «desnudate». Creo que la persona que me lo pidiera sería bastante desubicada. Pero no es por gratis o por dinero. No lo hago. Mi trabajo es en Playboy, y mi vida privada tiene que ver con el respeto, y mis amigos me miran como persona. Me quieren por lo que soy, no por el cuerpo que tengo. Me desnudaría con mi novio y a solas. No soy exhibicionista. Nunca fui stripper.

P.: ¿Hasta dónde les gustaría llegar como chicas Playboy?

A.A: A mí me gustaría llegar a ser conejita. Una conejita no es una Playmate. Existen actualmente sólo 13 conejitas y son las únicas autorizadas a vestirse de conejitas. Las conejitas son elegidas por Hugh Hefner. Me gustaría que Hefner dijera: «Alicia, quiero que seas una de mis conejitas».

V.A.: Yo también quisiera ser una conejita.

A.A.: Me gustaría conocer la mansión de Playboy. Es muy atractivo conocer una persona como Hefner, tan inteligente que ha hecho de una marca algo increíble. Me encantaría hablar con él.

P.: ¿Qué tipo de hombre les gusta?

A.A.: Cada vez que veo un hombre, lo primero que tiene que tener es inteligencia para yo poder llevar una relación a largo plazo. Si una elige un hombre lindo, pero vacío, se termina la química enseguida, y después no hay nada. Me gustan los hombres viriles, que traten bien a la mujer, masculinos, apasionados. Que me defienda, porque el hombre es protector por naturaleza y la mujer no. No hace falta que pague cuando salimos, porque considero que en una pareja, cuando hay amor, no se trata de quién paga. Lo material pasa. Me gustan los hombres con todas las letras.

V.A.: A mí me gusta el hombre que protege y contiene. Que no trata de cambiarme, que me acepta como soy y me cuida. Soy muy cariñosa y me gusta sentir la protección del hombre.

P.: ¿Y físicamente?

V.A.:
A mí me gustan los morochos. Puede ser alto, bajo, pero morocho.

A.A.: Considero que a veces puede no gustar una persona rubia, pero si tiene una personalidad fuerte, también atrapa. Lo de la belleza es muy relativo.

P.: ¿Cuál es la parte de sus cuerpos que más les gusta y cuál consideran que es la que más les gusta a los hombres?

V.A.: La parte de mi cuerpo que más me gusta es la cintura, el abdomen, y la parte que creo que más les gusta de mí a los hombres es la cola.

A.A.: Lo que más me gusta de mí son los ojos. Y al hombre en realidad lo que le gusta es un conjunto. Si una mujer tiene estilo y es armoniosa, va todo. Es muy relativo.

P.: ¿Billetera mata galán?

A.A.:
En mi caso personal, tuve pocas relaciones, pero de muchos años. Siempre he estado de novia. No soy la típica mujer que puede estar una noche con alguien. No me interesa en lo más mínimo. Creo que tengo que conocer a esa persona para que me interese. A mi cuerpo lo valoro como nada en el mundo. Considero que el sexo, cuando uno entrega su cuerpo a alguien, tiene que ser con muchas cosas detrás. «Billetera mata galán» para muchísimas mujeres es válido, para mí no. No puedo estar con un hombre que tenga millones si no tengo química.

V.A.: Lo que mata a la billetera es la piel. Si alguien no tiene piel, por más que tenga billetera, llega un momento en que se vuelve insoportable. A mí no me gusta ser mantenida por el hombre. Siempre me gustó trabajar.


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