“Un artista que sea muy escuchado en plataformas pero no toca nunca en vivo no tendrá tantas escuchas en realidad como otro que toca 40 veces por año”, dice Diego Lenger, director artístico del Club del Disco, comunidad que integra un sello discográfico y una plataforma de música que abrirá una sede en Barcelona con el lanzamiento de una serie de álbumes en vinilo.
En la era Spotify, el vinilo también tiene su auge
El director artístico del Club del Disco, comunidad que integra un sello discográfico y una plataforma de música, cuenta sobre el auge de la música local en el mundo y presenta un disco en vinilo de Escalandrum, agrupación liderada por Pipi Piazzolla, que combina Mozart con Ginastera.
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Uno de los discos elegidos es Sesiones ION, del sexteto de jazz Escalandrum. liderado por Pipi Piazzolla, a siete años de su lanzamiento en CD. El disco es el resultado de dos jornadas de grabación, masterizado para vinilo de 140 gramos y en la contratapa cuenta con la ficha técnica y un texto preciso del ingeniero de grabación, Osvaldo Acedo.
En cuanto al auge del vinilo en tiempos de plataformas y la apertura de la sede en Europa del sello, Lenger explicó: “Queremos dar a conocer a nuestros artistas en Europa y en el mundo donde haya amantes de la música original, en ediciones cuidadas, que estén a la altura de las grabaciones. Qué mejor que este álbum que reúne un clásico universal como Mozart con un compositor argentino como Ginastera atravesado por el lenguaje del jazz de escencia piazzolleana”. Conversamos con Lenger.
Periodista: ¿Qué hitos tecnológicos podés destacar en estas dos décadas de vida del club del disco?
Diego Lenger: Cuando comenzamos en 2005 imprimíamos una revista en formato pequeño, tipo Patoruzú, que le llegaba cada mes a los socios a sus casas, junto con el Disco del Mes, y traía los anuncios de los discos del mes siguiente. El auge de la web y la velocidad que fue adquiriendo el consumo hizo que ese modelo fuera obsoleto y a partir de 2010 la información comenzó a estar directamente en nuestra página de Internet. A su vez, hace 19 años nadie podía prever dos irrupciones: la de Spotify, que mutó la forma de consumir música, y el resurgimiento del vinilo como formato físico deseable. Creo que nosotros, como otros actores de la industria, vamos siguiendo las transformaciones y tratando de adaptarnos a los diferentes hábitos de los disfrutadores de música, por llamarlos de algún modo.
P.: ¿Qué criterio pensaron para ese lanzamiento que tiene a Mozart con Ginastera tocado por los Escalandrum?
D.L.: Esta grabación primero fue un CD que salió en 2017 y que subimos a las plataformas. A la hora de pensar en nuestra primera serie de vinilos hechos en Europa, y pensando en el mercado europeo también, Sesiones ION estuvo en el Top Five de discos a editar en vinilo, por varias razones. En primer lugar, porque es un repertorio internacional: Mozart y Ginastera son apellidos que exceden claramente lo local. En segundo lugar porque el tipo de grabación a la antigua, con solo dos micrófonos, lo ponen en un lugar clásico, es un crossover que suena más a jazz moderno de los años 50 que a algo actual. Y en tercero, porque Escalandrum es quizás el grupo de jazz argentino más exitoso afuera, con 25 años de trayectoria y giras por todo el mundo.
P.: ¿Qué podes contar del negocio de los vinilos que a simple vista puede parecer para melómanos o nicho pero lo suficientemente pujante como para abrir oficina en Barcelona?
D.L.: El negocio no es solo el del formato en vinilo, en realidad el Club del Disco tiene un gran catálogo de ediciones en CD, y aún más amplio en formato digital en las plataformas. Actualmente tenemos más de 350 artistas dentro del sello discográfico. Las razones para impulsar la empresa en la Unión Europea, que fue la idea inicial de esta nueva etapa, y luego decidimos hacerlo en la zona de Barcelona, es que se trata de un territorio más estable desde el punto de vista económico que la Argentina. La calidad de las ediciones físicas como fábricas de discos e imprentas es altísima y los costos no solo son menores que acá sino también que son más previsibles en sus variaciones de precios. Por otro lado, históricamente el Club del Disco exportó sus productos físicos a Japón y pensamos que cubrir esa demanda desde Europa. Abrir otros mercados en Europa, América y Asia, iba a ser más sencillo desde el punto de vista logístico que seguir haciéndolo desde Buenos Aires, que está muy lejos de esos mercados.
P.: Las bandas y músicos cuentan siempre que el consumo de música online quitó “la magia” y el cobro por venta de discos, haciendo que la ganancia les llegue con shows en vivo y giras,¿ como es con los vinilos? ¿Los acompaña algún negocio periférico?
D.L.: Partiendo de la base de que la música que nosotros editamos no es masiva, es decir que no tenemos artistas que llenen estadios de fútbol, hay que pensar que en realidad tanto para nuestra escala como para la de los grandes números, todos los negocios son "periféricos". No hay algo central que genere el gran flujo de dinero. Hay que hacer todo: lo digital, lo físico, el merchandising, las fechas en donde el artista es local, las giras, etc. Cada cosa empuja a la otra. Con todo es así: si veo los vinilos que ya editamos, los que más venden vinilos son a la vez los que más tocan, entre otras cosas porque se venden, todavía, vinilos en los conciertos. Con respecto a la magia, en la que no creo, si hace treinta años alguien me hubiera dicho que una persona en Finlandia o en Malasia iba a poder escuchar la grabación de un artista absolutamente desconocido de Viedma, grabado en su casa, con una calidad profesional y leyendo las letras de sus canciones en simultáneo, lo hubiera tomado por loco. Las plataformas de música permiten esto y mucho más. Hay casos de grupos argentinos editados en otros países, super exitosos, y que acá ni los conocemos. Van de gira, tocan en teatros, en festivales, editan vinilos. Y eso es gracias a las nuevas tecnologías. Así que, como dice el refrán, "cada uno habla de la feria según como le vaya en ella".
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