21 de abril 2006 - 00:00

Gran muestra recobra al primer Bonevardi

Paisajes cordobeses en la visión rítmica, con paleta deocres y azules, de la primera etapa de Bonevardi.
Paisajes cordobeses en la visión rítmica, con paleta de ocres y azules, de la primera etapa de Bonevardi.
Con la muestra «Bonevardi-primera etapa. Obras tempranas 1948/59» y la próxima publicación del libro correspondiente, la Fundación Alón inició una serie de investigaciones sobre artistas argentinos considerados «maestros» y que, por diferentes razones, su vida y obra no son conocidas por las jóvenes generaciones.

Micaela Patania ha estado a cargo de la investigación de las obras realizadas por el artista hasta 1958, año en el que obtiene la Beca Guggenheim para trabajar en Nueva York donde desarrolla una exitosa carrera. Colaboraron en esta investigación el hijo del artista, Gustavo Bonevardi, que facilitó los bocetos y pinturas que forman parte de la muestra así como la académica de Bellas Artes, Nelly Perazzo, que ha realizado un exhaustivo estudio sobre la influencia de la pintura italiana en su obra.

Se exhiben pequeños dibujos de 1943, de carácter caricaturesco, seguidos de paisajes, óleos 1948/49 que evocan pueblos de Córdoba o el Cerro Ucumaso de Humahuaca, una visión rítmica en una paleta de ocres y azules. Más adelante se alejará de la figuración y en 1951/52 « comencé mis primeras incursiones en el arte abstracto, mi experiencia plástica fue cambiando porque interiormente yo iba plasmando otras imágenes».

Hacia la segunda mitad de los '50 se consolida su abstracción de raíz constructiva, explícita en los dibujos preparatorios y que, como lo señala Perazzo, «se confirma la importancia del cubismo en la investigación de la relación fondo-figura», presente, por ejemplo, en el farol « Untitled» de 1954. Pasará Bonevardi, de manera silenciosa, a arquitecturas que remiten a la melancolía de la pintura metafísica. Otro grupo de obras comprenden estudios, bocetos, cultas anotaciones, pinturas, entre las que sobresale «Narrativa Horizontal» (1956), cedida especialmente por el Museo de Bellas Artes Dr. Genaro Pérez (Córdoba).

Importante muestra sobre los comienzos y desarrollo de la obra de un artista fundamental nacido en Buenos Aires en 1929 y fallecido en Córdoba en 1994, cuya obra del período iniciado alrededor de los 60 conmovía y conmueve por lo misteriosa, sacral, objetual en su formato, que trasciende al tiempo en el que se produjo. (Viamonte 1465. Piso 10. Clausura el 30 de junio).

  • Miguel Ocampo

    En una ocasión Miguel Ocampo (1922) señaló que «en los últimos años ha pintado con marchas y contramarchas, con dudas y certezas, euforias y sospechas y como diría Bioy Casares, con la triste sabiduría de conocer los límites. Por suerte». Por suerte para el contemplador, Ocampo, figura respetada de nuestro mundo artístico, desciende de su elegida y amada La Cumbre (Córdoba) para mostrarnos fragmentos de ese paisaje cotidiano en el que se funden las rigurosas geometrías iniciales y las luminosas abstracciones en las que se convirtieron.

    Lo hace a través de vibraciones colorísticas de delicadas líneas que rozan la tela, de un aparente temblor de ramas, del sugerido follaje. Todo es levedad, insinuación, comunión con la naturaleza, el devenir suave de las estaciones. Pintura reconocible, placentera pero no convencional y que trae a la memoria un verso de Juan L. Ortiz: «He sido, tal vez una rama de árbol/una sombra de pájaro/el reflejo de un río...». (Galería Coppa Oliver, Talcahuano 1287. Clausura el 24 de abril).

  • Alfredo Cataldo

    Alfredo Cataldo (1940), pertenece al ámbito de nuestra plástica desde que frecuentó los estudios del escultor Antonio Devoto y del pintor Juan Battle Planas en la antigua casona de la calle Charcas, y de otros artistas como Berni, Forte, Cogorno y Presas, que influyeron en su formación. Al retirarse como codirector de la Galería Suipacha en 1998, ejerció la vicepresidencia de la Asociación Argentina de Galerías de Arte y retoma su actividad creativa. Su muestra en el MACLA (Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata) se divide en tres partes.

    En una de ellas predomina el ingenio y la capacidad de ensamblar elementos cotidianos o de desguace acumulados a través de los años. De composición constructiva, las mesas y las cajas-objeto tienen un alto denominador lúdico. En la secuencia de collages «Alkat», nombre que ha elegido para su quehacer artístico, pone de manifiesto una sensible visión interior que va desde el nacimiento hasta la muerte pero que aborda a la manera de un pop vernáculo.

    «Alkat» tambien encara la escultura de manera decidida, respetando sus leyes, formas totémicas de cuidada composición y equilibrio con un elemento recurrente, el péndulo, que aparece en varias de sus cajas-objeto. Hay alusiones al péndulo de Foucault, a Freud, a la mítica Harley Davidson, ironías sobre el Plan Canje, el sindrome del Mercosur o el sensible homenaje a los artistas amigos, Delmonte, Agosta, Nigro, que lo incitaron a mostrar sus trabajos por primera vez. (La Plata, Pasaje Dardo Rocha, Calle 50 entre 6 y 7. Hasta el 7 de mayo).
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