21 de abril 2006 - 00:00
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En una ocasión Miguel Ocampo (1922) señaló que «en los últimos años ha pintado con marchas y contramarchas, con dudas y certezas, euforias y sospechas y como diría Bioy Casares, con la triste sabiduría de conocer los límites. Por suerte». Por suerte para el contemplador, Ocampo, figura respetada de nuestro mundo artístico, desciende de su elegida y amada La Cumbre (Córdoba) para mostrarnos fragmentos de ese paisaje cotidiano en el que se funden las rigurosas geometrías iniciales y las luminosas abstracciones en las que se convirtieron.
Lo hace a través de vibraciones colorísticas de delicadas líneas que rozan la tela, de un aparente temblor de ramas, del sugerido follaje. Todo es levedad, insinuación, comunión con la naturaleza, el devenir suave de las estaciones. Pintura reconocible, placentera pero no convencional y que trae a la memoria un verso de Juan L. Ortiz: «He sido, tal vez una rama de árbol/una sombra de pájaro/el reflejo de un río...». (Galería Coppa Oliver, Talcahuano 1287. Clausura el 24 de abril).
Alfredo Cataldo (1940), pertenece al ámbito de nuestra plástica desde que frecuentó los estudios del escultor Antonio Devoto y del pintor Juan Battle Planas en la antigua casona de la calle Charcas, y de otros artistas como Berni, Forte, Cogorno y Presas, que influyeron en su formación. Al retirarse como codirector de la Galería Suipacha en 1998, ejerció la vicepresidencia de la Asociación Argentina de Galerías de Arte y retoma su actividad creativa. Su muestra en el MACLA (Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano de La Plata) se divide en tres partes.
En una de ellas predomina el ingenio y la capacidad de ensamblar elementos cotidianos o de desguace acumulados a través de los años. De composición constructiva, las mesas y las cajas-objeto tienen un alto denominador lúdico. En la secuencia de collages «Alkat», nombre que ha elegido para su quehacer artístico, pone de manifiesto una sensible visión interior que va desde el nacimiento hasta la muerte pero que aborda a la manera de un pop vernáculo.
«Alkat» tambien encara la escultura de manera decidida, respetando sus leyes, formas totémicas de cuidada composición y equilibrio con un elemento recurrente, el péndulo, que aparece en varias de sus cajas-objeto. Hay alusiones al péndulo de Foucault, a Freud, a la mítica Harley Davidson, ironías sobre el Plan Canje, el sindrome del Mercosur o el sensible homenaje a los artistas amigos, Delmonte, Agosta, Nigro, que lo incitaron a mostrar sus trabajos por primera vez. (La Plata, Pasaje Dardo Rocha, Calle 50 entre 6 y 7. Hasta el 7 de mayo).
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