Actuación de Milton Nascimento (voz, guitarra, acordeón) y Gilberto Gil (voz, guitarra, acordeón). Con Arthur Maia (bajo), Paulo Guimaraes (flauta, saxo), Lincoln Cheib (batería), Jorge Gomes (batería), Marco Moreira (percusión), Gustavo Leite (percusión), Sergio Coelho (guitarra), Lincoln Continentino (teclados) y Claudio Andrade (teclados). (Teatro Gran Rex, 12 de octubre.)
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El carioca-mineiro Milton Nascimento y el bahiano Gilberto Gil forman parte de una generación gloriosa de la música popular de Brasil; posiblemente una de las más importantes que ha dado la cultura de nuestros vecinos. Y como ha sido costumbre entre este grupo de artistas -recordemos, por caso, las reuniones de Gil-Caetano Veloso, Chico Buarque-Veloso, Joao Gilber to-Velosodos grandes figuras vuelven a juntarse, para compartir el escenario y la grabación.
Y también como sucedió en casos anteriores, ambos artistas se potenciaron en la unión. Porque rescataron y aportaron lo mejor de cada uno, porque entregaron al dúo muchas de las piezas más valiosas de sus respectivos repertorios, porque compusieron juntos especialmente para esta propuesta. Milton entregó -además de temas incuestionables como «Paula e Bebeto», «Nos bailes da vida», «María, María», «Cravo e canela», «Cais», «Fé cega, faca amolada», etc.su voz única y su ternura para cantar cualquier melodía, en cualquier registro, como si fuera la cosa más natural del mundo. Gil puso también muchos temas -«Tempo rei», «Bom dia», «Toda menina baiana», «Andar com fé»- pero su principal aporte estuvo en su concepción musical. Y aunque no estuviera el reggae -un género que ha desarrollado como nadie en Brasil-, se nota su mano en la puesta del show, en los arreglos, en el sonido, y hasta en el hecho de colocar casi siempre a Milton en el lugar principal del escenario.
Actuaron con una orquesta grande sostenida fundamentalmente en la percusión, pero no cayeron en el facilismo de hacer un concierto «bailable». En cambio, aprovecharon esa multiplicidad tímbrica para ofrecer distintas formaciones instrumentales, para pasar de la mayor intensidad a la sutileza, de la alegría desbordante al intimismo.
Fue sólo una fecha, a teatro lleno, para la sección argentina de esta gira. Pero para aquellos que no pudieron verlos, queda un disco igualmente excelente que permite recordar lo que son capaces de hacer dos grandes cuando se juntan.
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