Tratando de no repetirse pero sin tampoco de seguir sacando provecho de su franquicia de “Kingsman”, el talentoso director y guionista Matthew Vaughn (que también tiene en sus créditos excelente films como “Kick Ass” y “X Men: primera generación”) buscó una fórmula distinta. Más que una comedia de espías, como sus dos antecesoras, esta “King’s Man: el origen” parece una sátira de la Primera Guerra Mundial, y en verdad tiene tantas escenas que se burlan del cine épico como del género de agentes secretos.
Original parodia en tiempos de la Primera Guerra Mundial
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La trama transcurre en los albores de la Guerra del 14, con Ralph Fiennes comandando una organización secreta que debe tratar de impedir que un poder maligno internacional lleve al mundo a un conflicto global. Por ejemplo los nuevos héroes deben impedir el asesinato del Archiduque en Sarajevo y cosas por el estilo, y entre los personajes hay íconos históricos como la bella espía Mata Hari y el monje loco Rasputin, quien interpretado por Rhys Ifans se roba cada escena en la que aparece. Inclusive están los primeros mandatarios europeos, o sea el Kaiser, el Zar y el rey de Inglaterra, que en un toque brillante aparecen encarnados por un mismo actor, Tom Hollander, algo que tiene sentido debido al parentesco entre los soberanos, que eran todos primos.
La película es divertida, visualmente atractiva, bien actuada y con algunos baches narrativos propios de lo híbrido del planteo, aunque este punto débil no llega a desequilibrar demasiado el conjunto.
“King’s Man: el origen” (“The Kingsman”, Alemania-EE.UU., 2020) Dir.: M. Vaughn. Int.: R. Fiennes, R. Ifans, T. Hollander.
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