La temporada del Mozarteum Argentino continuó con dos conciertos del violinista siberiano Vadim Repin y el pianista letón Itamar Golan, ambos de brillante trayectoria internacional. Un programa ecléctico y poco convencional reunió obras de Leos Janácek, Johannes Brahms, Edvard Grieg, Ernest Chausson y Franz Waxman, todas de entre fines del siglo XIX y principios del XX, que se equilibraron con la gran Sonata N° 3, en Re menor», Op. 108, de Brahms. La línea cantabile del violín y los acordes arpegiados del piano en el «Adagio», por ejemplo, ratificaron rotundamente la perfección de este dúo de cámara.
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No fue el único momento de brillo. La «Sonata para violín y piano» de Janácek tuvo una realización verdaderamente impecable; la comunicación entre los dos instrumentos fue notable aún en aquellos tramos donde el violín y el piano llevan líneas divergentes. Las vibraciones del violín constituyen un recurso expresivo básico en el toque de Repin, a lo cual el piano se ensambla con una sonoridad plena y con la administración de «rubati» adecuados para el romanticismo de Brahms y del no menos apasionado Edvard Grieg en su Sonata N° 3 en Do menor, Op. 45.
Una interpretación conmovedora tuvo el exquisito « Poema» (Op. 25), de Chausson, lo mismo que los magníficos fragmentos de «Carmen» arreglados para violín y piano por Franz Waxman, autor de numerosas bandas sonoras para el cine, entre ellas, los clásicos de Alfred Hitchcock como «Rebecca» y «La ventana indiscreta». La esplendorosa «Fantasía sobre Carmen de Bizet» fue estrenada por Jascha Heifetz. Vadim Repin no fue menos que su famoso colega y brindó un banquete de virtuosismo. La intensidad y rapidez de un violín tocado siempre sin perder afinación ni calidad sonora provocó la ovación del público al que se premió con varios bises, entre ellos, las «Danzas populares rumanas», de Béla Bartók, en otra prueba de musicalidad asombrosa.
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