8 de septiembre 2008 - 00:00
"Un drama personal también puede ser el de un país"
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Juan Carlos
Zagal, director
de Teatro
Cinema: «La
obra de
Baricco se
ocupa de la
venganza de
una mujer
italiana, pero
nosotros la
convertimos
en metáfora
de la historia
chilena
reciente».
J.C.Z.: La venganza, como eje central del relato, nos devuelve a un Chile que permanece dividido en bandos irreconciliables. Bajo el desarrollo y progreso económico, que se basa en un orden rígido y competitivo, permanece intacta la herida que provocó la dictadura en la ciudadanía. Cómo también persisten el luto, la sospecha, la duda, el aislamiento, la desconfianza y la falta de solidaridad. El individualismo y el materialismo han transformado una sociedad civilizada en un batallón homogéneo y trivializado que intenta vivir un presente de desenfreno en el cual el futuro no existe y el pasado... se debe olvidar.
P.: ¿Le gustó a Baricco esta versión escénica?
J.C.Z.: El montaje le resultó llamativo. No entendía cómo podíamos hacer en escena todo lo que hacíamos. Nuestra versión le pareció más violenta y dijo que creía entender la razón, ya que el paralelo con la dictadura está aún muy latente en Chile y en Latinoamérica, mientras que en Italia estos temas resultan un poco ajenos. Después de ver nuestra versión se interesó en retomar el antiguo proyecto de adaptar la novela para el cine. Fue un honor que aceptara venir a Chile. Nos confesó que recibe muchas propuestas, por eso elige aquellas que le parecen más exóticas y como Chile queda tan lejos del resto del mundo...
Aunque, en realidad, lo que lo tenía más intrigado es que en todas partes es presentado como el autor de «Seda», mientras que en Chile se lo conoce más por «Sin Sangre», una obra que él mismo tenía un poco olvidada y postergada.
P.: Hemos visto « Pinocchio», «Viaje al centro de la tierra» y «Gemelos» cuando el grupo se llamaba La Troppa. Esos trabajos tenían una estética mucho más artesanal que la de «Sin sangre».
J.C.Z.: Como yo lo veo, hemos pasado de la artesanía a la joyería. Estamos buscando un equilibrio entre todos los elementos con los que hacemos teatro. Es parte de nuestra intención fundir y «confundir» lo real con lo virtual, lo material con lo intangible. El texto, la iluminación, el sonido, la música, la escenografía, las utilerías, miniaturas y marionetas son herramientas lúdicas que están a disposición del actor para narrar. No son un fin en sí mismas, son el medio que permite interpretar y transmitir nuestras emociones.
P.: ¿Qué nuevas tecnologías incorporaron en «Sin Sangre»?
J.C.Z.: Nos aventuramos con el video digital que se suma e integra a los otros elementos que mencioné antes con absoluta propiedad y naturalidad.
Entrevista de Patricia Espinosa
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