20 de febrero 2024 - 13:08

Un espectacular robo de obras de arte en el país llega al libro

Imanol Subiela Salvo, periodista especializado en temas policiales, se ocupó del célebre saqueo de lienzos clásicos en Bellas Artes durante la navidad de 1980. Si bien "Golpe en el Museo" es no ficción, tiene forma de novela.

Imanol Subilela Salvo, autor de la novela Golpe en el Museo

Imanol Subilela Salvo, autor de la novela "Golpe en el Museo"

La noche de Navidad de 1980, en plena dictadura, se perpetró uno de los mayores robos de la Argentina, y el mayor de obras de arte. Un grupo de ladrones hurtaron siete valiosos objetos antiguos de porcelana y jade, y 16 cuadros -de Matisse, Renoir, Cézanne, Gaugin, Daumier, Degas y Lebourg- del Museo Nacional de Bellas Artes. Lo ocurrido -donde hubo secuestros y torturas- que nunca fue totalmente resuelto lo ofrece el periodista especializado Imanol Subiela Salvo en “Golpe en el Museo” (Planeta). Dialogamos con él.

Periodista: ¿Qué le hizo recuperar el caso del millonario robo al Museo de Bellas Artes durante la dictadura?

Imanol Subiela Salvo: Cuando el artista Santiago Villanueva me contó de ese saqueo al Museo hace cuarenta años escribí una nota para Gatopardo, la revista mexicana en la que es editora Leila Guerriero, Cuando estaba investigando el caso, hablando con Leila, me di cuenta de que era más amplio y complejo, por las idas y vueltas que tuvo, que merecía ser un libro.

P.: ¿Eligió que el relato tuviera algo de novela policial?

I.S.S.: Si bien es un libro de no ficción, una investigación periodística, quise que la estructura fuera la del policial clásico: se presenta el crimen, lo que se va descubriendo, los actores involucrados, las pistas a una posible resolución.

P.: ¿Confirmó que fue un robo por encargo realizado por la banda de la Triple A conducida por Aníbal Gordon?

I.S.S.: La hipótesis de la justicia fue que la Junta Militar encargó a Gordon el robo, banda que después saquea el Museo de Arte Decorativo de Rosario. Eso se confirma cuando en los 90 se detiene a un miembro de la banda de Gordon y en el baúl de su auto encontraron un cuadro de Goya robado al Museo de Rosario.

P.: “Golpe en el Museo” va de cómo se consigue que Mercedes Santamarina donde su colección, la relación de Nelly Arrieta de Blaquier con Harguindeguy, a la represión a empleados del museo.

I.S.S.: Buscaron que algún empleado confesara su relación con el robo, se llegaron a llevar a Samuel Paz que fue quien consiguió la colección Santamarina para el museo. Cuando le preguntaron a un funcionario de la dictadura por qué hubo torturas a empleados, contestó: porque la justicia había detectado problemas de homosexualismo, y por eso se había intervenido esa entidad. Algo ridículo, ponen esa excusa para llevar adelante la represión con la idea de que los empleados habían robado las obras o que hubo un entregador que había que descubrir.

P.: ¿Es cierto que el robo fue planeado desde el poder por necesidades militares?

I.S.S.: La presunción fue que la Junta Militar pidió a la banda de Gordon y Otto Paladino que robaran las obras para cambiarlas en el exterior por armas. Tenían presente la casi guerra por límites con Chile en 1978 y una potencial guerra con Gran Bretaña. En el 78 la dictadura había comprado armas en Taiwán, ahora planeaba conseguirlas cambiándolas por obras de arte. Eso lo denuncia Guillermo Patricio Kelly en La Prensa. Gordon lo secuestró y en medio de torturas le dice: lo que escribiste es ochenta por ciento verdad. Cuando Oyarbide toma el caso no puede confirmarlo porque tanto Gordon como Paladino habían muerto en la cárcel.

P.: La pista para localizar las obras la logra un detective inglés.

I.S.S.: Julian Radcliffe, ex coronel británico que se dedica, con su empresa Art Loss Register, a buscar por el mundo obras de arte robadas. Convocado por la casa de subastas Sotheby 's, descubre que tres obras de la colección Mercedes Santamarina las había querido poner en venta, en una galería de París, una alemana estilo Susana Giménez por pedido de unos taiwaneses. A partir de ahí empieza la cruzada para recuperar las dieciséis obras. Es todo muy de película. Una de espías, dirá Oyarbide. Si solo se lograron recuperar tres cuadros, que hoy están en el museo, es porque hubo muchos intermediarios gestionando la restitución.

P.: ¿Fue un pasamanos de jueces hasta que la causa llegó a Norberto Oyarbide?

I.S.S.: Oyarbide venía muy complicado. Había tenido un jury para destituirlo. Era controversial, cuestionado, polémico. A principios del 2000 empieza a tratar de limpiar su imagen. Comienza a tomar decisiones que lo hacen caer bien parado. Decide que Videla vaya a una cárcel común. Gestiona, desde el Juzgado Federal número 5, que él conduce, para que regresen las tres obras retenidas en una galería de París. Desde chico tenía un especial interés por el arte, era coleccionista, y recuperar las obras le daba el prestigio que necesitaba.

P.: ¿En eso colaboró Jorge Glusberg?

I.S.S.: Fue quien dirigió durante más tiempo el Bellas Artes, todos los 90. Él también tuvo aspectos controversiales. Resolver la causa del robo y recuperar las obras lo hacía pasar a la historia como director del Museo. Fue con quien dialogó más el detective inglés. Si bien trabajaron en común, con Oyarbide terminaron enfrentados por una causa judicial que hizo que Glusberg se fuera del museo.

P.: Para el detective inglés el mal manejo, las idas y vueltas en las decisiones, los intereses crematísticos, hizo que Argentina perdiera la posibilidad de tener todas las obras robadas. ¿Es por eso que se va gritando: the game is over?

I.S.S.: Radcliffe sabía dónde estaban las obras. Las había visto. El entramado judicial hizo que se perdiera el rastro de los tenedores taiwaneses. Su representante legal en París cae preso por tráfico de oro de África, ahí se desvanezca toda posibilidad de saber del taiwanés Arthur Long. En su momento el empresario y traficante de armas Long habían dicho que estaban dispuestos a restituir el patrimonio si el Estado Argentino le pagaba el valor de las obras o lo eximían de pagar impuestos para instalar aquí una industria maderera. Por otra parte, como Argentina no reconoce a Taiwán como país independiente, Taiwán nunca contesta los exhortos que Oyarbide le manda para exigir información sobre Arthur Long. Así fue como se perdieron las trece obras hoy faltantes, que acaso deben de andar por el mundo.

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