12 de noviembre 2021 - 22:06

Normandía, el Día D que cambió la historia de la Segunda Guerra Mundial

Las tropas americanas desembarcan en el sector Fox Green de la playa de Omaha. El desembarco de Normandía

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El desembarco aliado en Normandía cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial. “El día más largo”, como lo denominó proféticamente el alemán Erwin Rommel, aceleró el final de la contienda. Pero también confirmó a Estados Unidos como la potencia que marcaría en adelante el destino mundial en detrimento de Francia, Gran Bretaña y Alemania.

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La noche anterior, a las 23.30, 1.136 bombarderos aliados lanzaron sus cargas sobre las baterías costeras alemanas desde Pernelles hasta Houlgates. La Resistencia francesa, que había recibido desde Londres la consigna, empezó a dinamitar vías férreas y líneas telefónicas.

La llegada de las tropas aliadas a las costas de Normandía fue uno de los elementos clave que permitió a los Aliados ganar la guerra.

Conocido como el Día D, el desembarco tuvo lugar el 6 de junio de 1944 y se recuerda como una de las operaciones navales, aéreas y terrestres, más grande de la historia. Su nombre clave fue Overlord, y su éxito permitió abrir un nuevo frente en Europa occidental, tanto para debilitar el dominio alemán en la zona, como para disminuir la presión que estaba sufriendo la Unión Soviética.

Después de la retirada de los aliados en Dunkerque de 1940, se empezó a pensar en una nueva misión en Europa para liberar a Francia. Sin embargo, esta operación recién fue planificada después de la Conferencia de Teherán en 1943, cuando Joseph Stalin, Winston Churchill y Franklin D. Roosevelt, se reunieron y establecieron unir a sus países (Unión Soviética, Reino Unido y Estados Unidos respectivamente) para enfrentar al Eje.

El general norteamericano Dwight D. Eisenhower fue nombrado comandante del Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada (SHAEF) y el general británico Bernard Montgomery, comandante del XXIer Grupo de Ejércitos, encargado de las fuerzas terrestres durante la invasión.

El lugar elegido para esta misión fueron las bellas playas de Normandía; específicamente se seleccionaron cinco y se les dio un nombre en clave: Utah y Omaha, para los estadounidenses, Sword y Gold, objetivo de los británicos, y la playa Juno, lugar de desembarco de los canadienses.

En el lugar, la defensa alemana era firme y por ello se debieron crear dos muelles artificiales, denominados Mulberry, y una serie de carros de combate, que se emplearían para sortear los obstáculos en las playas.

Para conseguir este objetivo, se necesitaría una gran cantidad de recursos. Las fábricas británicas aumentaron la producción y aproximadamente 9 millones de toneladas de suministros y equipos estadounidenses cruzaron el Atlántico hasta el Reino Unido. En esa fecha, los aliados eran muy superiores a los alemanes en cuanto a la producción, debido al bombardeo estratégico que habían sufrido las ciudades alemanas desde 1942.

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Meses antes, se llevó a cabo la operación Bodyguard; una maniobra para distraer la atención de los alemanes. También se usó desinformación electrónica y visual para lograr que los alemanes no supieran ni la fecha ni el lugar del desembarco. Asimismo, era vital para los Aliados asegurar la superioridad aérea a fin de realizar vuelos de reconocimientos que les brindara información vital sobre las defensas costeras alemanas.

Otro antecedente de esta operación fue el control del Atlántico, que los Aliados finalmente lograron en 1943, a partir de la victoria en la Batalla del Atlántico. De igual importancia fueron las campañas en Italia, que alejaron a las tropas alemanas de los frentes occidental y oriental.

En cuanto a los recursos humanos, para 1944 más de 2 millones de soldados provenientes de más de 12 países habían llegado a Inglaterra. Las tropas eran principalmente británicas, canadienses y norteamericanas, pero también se recibió ayuda francesa, australiana, holandesa, checa, polaca, griega, neozelandesa, belga, rodesiana y noruega.

El día del asalto fueron 160.000 los que cruzaron a Francia y hacia agosto, los Aliados superaban los tres millones de soldados. Cerca de 18.000 paracaidistas, 7.000 buques de guerra y 132.000 tropas terrestres, con 875.000 soldados, formaron parte de la misión conformada.

Otra operación llevada a cabo fue la denominada Neptuno, la cual fue un asalto aerotransportado llevado a cabo por mil doscientas aeronaves que fue la antesala al desembarco anfibio, que involucró a cinco mil barcos.

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El éxito de la campaña que se llevaría en los próximos meses al día D, dependería del Jour J. Así, durante las primeras horas del 6 de junio, las fuerzas aéreas aliadas se lanzaron en paracaídas sobre varios puntos clave del norte de Francia.

Más tarde, las tropas terrestres desembarcarían en las 5 playas seleccionadas anteriormente, comenzando con el asalto por mar y al final del día, los Aliados se habrían establecido a lo largo de la costa y podrían comenzar con el avance hacia el interior de Francia.

Una curiosidad del paisaje de Normandía es el bocage; se trata de senderos hundidos y bordeados por setos altos y gruesos. Esto hacía que fuera difícil de penetrar y colocaba en ventaja a los defensores alemanes. Pero esta ventaja no sirvió de mucho. Posteriormente al día D, se capturó el puerto de Cherburgo y la ciudad de Caen.

El 8 de agosto los alemanes lanzaron un contraataque que falló y dejó a 50.000 soldados del VII ejército de la Wehrmacht atrapados en la denominada bolsa de Falaise. El 15 de agosto, los Aliados lanzaron una invasión desde el sur de Francia, la Operación Dragoon, y el 25 de agosto se produjo la Liberación de París. Las fuerzas alemanas se retiraron por el valle del río Sena el 30 de agosto, lo que marcó el final de la Operación Overlord.

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