Hay personas que prefieren no entrar a un lugar si esto implica esperar su turno en largas filas. Esto puede ocurrir en supermercados, tiendas o incluso en la sala de espera de un consultorio médico. Desde la psicología, se explica que no se trata únicamente de un tema de paciencia, sino que también influyen factores más profundos, como la pérdida de control sobre el tiempo, la frustración de sentirse limitado y la dificultad de aceptar lo inesperado.
Qué significa no soportar hacer filas, según la psicología
Ser tolerante a la hora de esperar tu turno en las filas parece no ser algo simple y dado en todos. Según la psicología, implica muchas otras cosas.
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Qué dice la psicología sobre la gente que no quiere hacer filas.
Todo esto se combina y potencia la sensación de incomodidad, haciendo que la espera se perciba como una experiencia mucho más estresante de lo que realmente es. El psicólogo Emilio J. Núñez publicó un análisis en Conectia Psicología donde reconoce que él mismo experimenta nervios cuando se enfrenta a estas situaciones.
Lo que dice la psicología sobre no querer hacer filas
Lo que detona esta ansiedad es la sensación de estar realizando un trámite innecesario. El ejemplo que da Núñez es: cuando ya compraste algo es como si se hubiese marcado "hecho" en la lista de tareas. Si para pagar hay que realizar otra fila, el cerebro lo percibe como un obstáculo añadido.
Y todo se complica más cuando tu fila en particular se atrasa: la mente percibe la situación como injusta porque otras colas avanzan más rápido. Incluso puede empeorar la situación ver cómo otras personas no se encuentran incomodas ante tal momento. Y también influye la incertidumbre: ¿Cuánto más va a tardar la fila en avanzar?
No hace falta reducirlo a solo filas normales, lo mismo sucede cuando hay mucho tránsito y el auto no puede ir a una gran velocidad. Núñez dice que uno se puede sentir frustrado e impotente, porque cuando hay un atasco en el tránsito, no se sabe qué paso y tampoco se puede hacer nada para arreglarlo.
El experto propone que la única salida es aceptarlo y entender que no siempre hay una respuesta y solución inmediata. Se trata de dejar ir el control.
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