Abrir un restaurante en plena pandemia suena como una empresa quijotesca, acaso demencial. El rival, incluso, emerge más inexpugnable que los molinos de viento. Sin embargo, en plena incertidumbre y restricciones, el empresario italiano Mauricio Romagnoli inauguró en mayo del año pasado Il Giardino Romagnoli, un espacio que renovó con aires modernos a la Recova de Posadas.
Il Giardino Romagnoli: aires modernos e italianos para la Recova
El restaurante abrió en plena pandemia y renovó un circuito con locales tradicionales. Calidad en la materia prima y un ambiente para disfrutar al aire libre en pleno centro de la ciudad.
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Rodeado de locales más tradicionales, Il Giardino ofrece una propuesta para ampliar el público y apostar a los jóvenes, con una gastronomía de alto nivel que pone el foco en la calidad de las materias primas y en el espíritu italiano, a tono con la trayectoria de quien es el creador, además, de la pizzería y marca de cafés Romagnoli.
En primer lugar, se destaca el diseño, ya que se trata de un restaurante “hacia afuera”, es decir, puertas adentro sólo está la cocina. Los 150 comensales de capacidad se alojan en el jardín al aire libre que le da sentido al nombre del restaurante, en una terraza y en una pecera vidriada con una decoración sutil. El aire de renovación de la Recova tendrá un nuevo impulso próximamente, ya que Romagnoli apuesta a seguir expandiendo el local en las terrazas vecinas. Un lugar céntrico y a mano, sin el caos palermitano, y con un indiscutido glamour porteño.
La barra incluye una propuesta de coctelería de autor que representa a cada una de las islas y ciudades más significativas de Italia, como el Taormina (vodka, menta, pepino y licor de flores de sauco) y el Di Garda (Savage pomelo y romero, Jägermeister, jugo de limón, almíbar de romero y tónica). Así, el jardín asoma también como un oasis sobre Carlos Pellegrini para tomar un trago con vistas a la ciudad, de frente al clásico rulero.
A la hora de comer, hay dos caminos posibles: el primero, adentrarse en la pizza estilo romano, delgada y crocante. Cocinada en horno de piedra a 450 grados, se puede elegir entre las variedades de mozzarella, prosciutto cotto (salsa de tomate, mozzarella y prosciutto cotto), Romagnoli (salsa de tomate, mozzarella, rúcula, posciutto crudo, burrata y morrón), Capricciosa (salsa de tomate, mozzarella, prosciuto cotto, alcaucil, champiñones y huevo) y Afrodisíaca (hongos, alcaparras, aceite de trufa, mozzarella y panceta ahumada), entre otras.
Si se toma el sendero de la cocina tradicional, hay dos sobresalientes entre las entradas: la burrata fresca acompañada por jamón crudo de Parma y el pulpo a la chapa, un generoso tentáculo con una textura distinta a la tradicional por el tipo de cocción.
Entre los principales, la casa sugiere las carnes de pastura ahumadas en un horno especial. Sin embargo, para hacer honor a la tradición italiana, la elección fueron las pastas. Además de las secas made in Italy, se destacan las frescas, como los raviolones de queso azul con ricotta y nuez que combinan a la perfección con la salsa de trufas negras, importadas desde el otro lado del Océano. También los capeletti de osobuco ranquean alto.
Los postres siguen la tradición de la cocina italiana: tiramisú, panacotta de chocolate blanco, el affogato y la mousse de café con praliné de almendras y pistachos.
El mejor consejo es finalizar con el café propio de Romagnoli, que también se vende al público y que es un nivel premium.
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