EEUU: condena a Bush por Irak en el Senado
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Lugar no es el único republicano que ha planteado públicamente sus reservas al plan de Bush pero, aunque dijo compartir «muchas de las inquietudes» planteadas en la resolución, votó en contra.
El único oficialista que se sumó a los demócratas en la votación fue el senador Chuck Hagel, quien considera que el conflicto de Irak se ha convertido en «el asunto más divisivo en este país desde Vietnam» y hay que abordarlo cuanto antes. A su juicio, «no hay estrategia» y la situación actual en Irak se convirtió en «un juego de ping-pong con las vidas de estadounidenses».
Una vez pasado el trámite en el Comité, los demócratas van a remitir esta resolución al pleno de la Cámara alta, para su debate y posterior votación, previsiblemente la próxima semana.
El vicepresidente, Dick Cheney, reaccionó al revés, afirmando que la condena del Congreso no impedirá el plan oficial para Irak.
«No nos detendrá. Eso sería, creo yo, negativo desde el punto de vista de las tropas», dijo. Preguntado por un periodista sobre si Bush seguiría adelante con el plan tras la aprobación de resolución, Cheney respondió: «El Congreso maneja la billetera. Evidentemente los legisladores tienen el derecho, si quieren, de cortar los fondos. Pero en lo que concierne a este esfuerzo, el presidente tomó su decisión».
La de ayer no es la única iniciativa que se discute en el Senado para intentar frenar la nueva estrategia de Bush, algo que también pretenden hacer algunos legisladores con propuestas similares en la Cámara de Representantes.
El senador republicano John Warner ha redactado otra resolución que también rechaza el envío de 21.500 soldados propuesto por Bush, aunque avalaría un refuerzo menor para las tropas que actualmente cumplen su misión en el país árabe.
El demócrata Russ Feingold es partidario, sin embargo, de ir más allá y frenar como sea la estrategia del presidente. La mejor manera de hacerlo, a su juicio, pasa por la aprobación de una propuesta legislativa por la que se bloqueen los fondos para la guerra.
El debate de ayer en el Comité de Exteriores del Senado es sólo el inicio de la ofensiva lanzada por la nueva mayoría demócrata en el Congreso, que ha hecho oídos sordos a la petición que el martes le formuló el presidente en su discurso sobre el Estado de la Unión. «Nuestro país sigue una nueva estrategia en Irak y les pido que le den una oportunidad para funcionar», dijo Bush en una alocución marcada por un tono conciliador en la que, al mismo tiempo, dejó claro que no piensa ceder en sus planes de enviar más soldados a Irak.
En tanto, al menos 30 insurgentes resultaron muertos y más de 30 fueron detenidos en los enfrentamientos librados ayer a la mañana en el centro de Bagdad entre tropas iraquíes y estadounidenses con grupos armados, informó el Ministerio de Defensa de Bagdad. En los enfrentamientos murió un soldado de EE.UU., que se sumó a otros dos caídos el martes.
No fue ése el único incidente grave. Un grupo de hombres armados atacó un convoy del ministro de Educación iraquí en el sur de Bagdad, causando la muerte de uno de sus guardias e hiriendo a otro.
Por último, cuatro de los cinco pasajeros de un helicóptero de la sociedad de servicios de seguridad estadounidense Blackwater, que cayó ayer en un barrio sunnita de Bagdad, fueron asesinados con disparos en la nuca.
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