30 de julio 2008 - 00:00

EE.UU.: ¿quién gana la puja de primeras damas?

Michelle Obama
Michelle Obama
Washington - En el «concurso» por ser primera dama, la demócrata Michelle Obama y la republicana Cindy McCain contrastan en estilos, experiencias y activismo social. La obsesiva cobertura mediática de los aspirantes presidenciales, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, rivaliza con el escrutinio que reciben -lo quieran o no- sus esposas, dos profesionales que labraron fama por mérito propio.

Michelle Obama, una abogada de 44 años, y Cindy McCain, una empresaria millonaria de 54, no podían ser más distintas: la primera es extrovertida y proviene de una familia de la clase trabajadora de Chicago ( Illinois), mientras la segunda es más bien tímida y es hija única de una familia adinerada de Phoenix (Arizona).

Obama es la más reconocida por los votantes, quizá por los ataques republicanos y grupos afines. Cindy opta por un perfil bajo, pero se ha destacado por su callado activismo en Ruanda, donde en 1994, según recordó recientemente, sintió «el olor a muerte» al visitar a refugiados del genocidio.

Ella también ha demostrado valentía para superar, por ejemplo, su adicción a los analgésicos y su miedo a volar, para lo que incluso obtuvo su licencia de piloto en secreto como una sorpresa para el senador.

Ambas se graduaron en prestigiosas universidades y se aproximan a la Casa Blanca por derroteros distintos, pero comparten «el amor a la patria y la convicción de mejorar la vida en EE.UU.», según dijeron dos íntimas amigas de Michelle y Cindy, quienes creen que ambas continuarán su agitado ritmo como activistas.

  • Empeño

    «Estoy convencida de que si Michelle llega a la Casa Blanca, continuará su lucha por el bienestar de los niños y de las mujeres, como ya lo hace», dijo Yvonne Dávila, una amiga puertorriqueña de Michelle desde hace 20 años. «Ha puesto todo su empeño en ayudar a un hombre fascinante a convertirse en presidente. Ama a su país, ama a su esposo y cree en su labor», agregó Dávila, quien se describió como «casi una hermana de Michelle».

    Las hijas de Dávila son de las mismas edades que Malia y Sasha Obama, de 10 y 7 años, respectivamente, por lo que se ayudan «con el cuidado de las niñas» y las llevan «a sus prácticas de fútbol o a clases de ballet», y otras actividades.

    Con igual admiración y cariño se expresó Sharon Harper sobre Cindy, a quien describió como «cortés y educada», «cálida», « honesta», «respetuosa» y «muy dedicada al bienestar de los demás». Basta ver el trabajo que durante décadas ha hecho Cindy en sitios como Nicaragua, Kuwait, Bangladesh o Ruanda, su labor con niños con defectos congénitos, o su compromiso por combatir la pobreza, observó Harper desde Sedona (Arizona).

    En su reciente gira por Colombia y México, encontró gran «afinidad» con Lina Moreno, esposa del presidente colombiano Alvaro Uribe, por la lucha contra las minas antipersonales, y aunque no habla español, su hijo le sirvió de intérprete, recordó Harper.

    Una encuesta reciente de los diarios «The Washington Post» y «The Wall Street Journal» reveló que Michelle Obama y Cindy McCain proyectan ante la opinión pública, casi por empate, una imagen favorable como posible primera dama.

    Aunque no estarán en las papeletas de votación el próximo 4 de noviembre, ya han desatado un concurso de popularidad en la blogosfera e inspirado ruidosos debates sobre cuál es el lugar y papel de la primera dama en la primera potencia del mundo.
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