12 de mayo 2009 - 22:19

El Papa pidió por una "reconciliación genuina y duradera entre cristianos y judíos"

El Papa pidió que Dios envíe su paz a la Tierra Santa, a todo Cercano Oriente y a toda la humanidad.
El Papa pidió que "Dios envíe su paz a la Tierra Santa, a todo Cercano Oriente y a toda la humanidad".
El Papa Benedicto XVI abogó en Jerusalén por una "reconciliación genuina y duradera entre cristianos y judíos", en la segunda jornada de su visita de cinco días a Israel y los territorios palestinos.

Asimismo alentó a los pocos cristianos que aún quedan en la Tierra Santa a permanecer en este territorio, pese a todas las dificultades, y a trabajar por la paz.

"Mi presencia aquí es una señal de que ustedes no han sido olvidados", dijo el Papa durante una misa frente a 2.000 fieles en el Valle del Josafat en Jerusalén. Benedicto instó a las autoridades en la Tierra Santa a "respetar la presencia de los cristianos, apoyarlos, y a apreciar su valor".

Durante un encuentro con los dos grandes rabinos israelíes, el Papa aseguró que el Vaticano es consciente del valor de la herencia espiritual común del cristianismo y el judaísmo y dijo desear un entendimiento cada vez más profundo y un aprecio mutuo entre los seguidores de ambas religiones.

El pontífice, de 82 años, expresó la esperanza de que "se profundicen en todo el mundo el entendimiento mutuo y la cooperación entre la Santa Sede, el gran rabinato de Israel y el pueblo judío".

El diálogo entre cristianos y judíos, que ya ha avanzado mucho, puede contribuir a fomentar la valoración de las ideas religiosas y éticas, señaló Benedicto XVI, quien antes de acudir al encuentro con los grandes rabinos se había reunido con el Gran Mufti de Jerusalén y había rezado junto al Muro de los Lamentos.

"Sin duda, la confianza es un elemento esencial para un diálogo efectivo", agregó el Papa, al insistir en que la Iglesia católica está comprometida de forma irreversible con las reformas acordadas durante el Concilio Vaticano II (1962-65).

En su visita al Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo, Benedicto permaneció largo rato rezando en silencio. Siguiendo la tradición judía, el Papa introdujo en un agujero del muro un papelito con una oración en la que pide a Dios que "envíe su paz a la Tierra Santa, a todo Cercano Oriente y a toda la humanidad".

En tanto, el discurso pronunciado por Benedicto en Yad Vashem causó decepción en muchos israelíes, que esperaban palabras más claras del Papa alemán en el monumento a los seis millones de judíos europeos asesinados por la Alemania nazi.

En contraste con lo que esperaban muchos judíos, Benedicto no se refirió expresamente al papel que desempeñó la Iglesia católica en el exterminio judío.

"Se perdió una oportunidad histórica", lamentó en declaraciones a una radio pública Israel Lau, ex gran rabino de Israel y superviviente del Holocausto. Lau, actual presidente del consejo de Yad Vashem, criticó el hecho de que el Pontífice no hubiese mencionado a los
seis millones de víctimas judías.

A diferencia de Juan Pablo II, Benedicto no empleó la palabra "asesinados", sino que habló de "matados", se quejó Lau, para resaltar acto seguido que los asesinos no fueron llamados por su nombre en la alocución.

A diferencia de su antecesor Juan Pablo II, que fue recibido con entusiasmo en Israel y manifestó una calidez humana auténtica, Benedicto irradia una especie de control de sí, rayano con la gelidez, opina el catedrático Zegev.

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