20 de octubre 2006 - 00:00

"Escándalos no decidirán votos"

Florence, Kentucky - Más bajo, más delgado y más amable que en televisión. Esa es la impresión que da al natural Karl Rove, el máximo confidente de George W. Bush y el artífice de todas las victorias electorales del presidente desde 1994. Rove pasó por Florence, un pueblo de Kentucky, apoyando al congresista Geoff David en la campaña para las elecciones legislativas del 7 de noviembre.

Estas son las horas más bajas de quien ha sido calificado como «el cerebro de Bush». Los republicanos pueden sufrir una severa derrota en las elecciones y, por si eso no bastara, él ha perdido el título de «favorito» del presidente en beneficio de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice. Aun así, Rove -al que muchos llaman «el Lenin de los republicanos»sigue sin perder un ápice de capacidad de lucha. Ninguna de sus frases es casual. Cuando ataca al periodista Bob Woodward por su libro crítico con la administración Bush, «State of Denial», está arremetiendo contra el ex jefe de gabinete del presidente Andy Card, que ha sido la principal fuente de Woodward para el libro.

  • Estado de shock

  • Periodista: ¿Qué le parece el libro de Woodward?

    Karl Rove: No lo he leído. Sólo sé lo que ha salido en los periódicos. Pero estoy en estado de shock. Es un libro impreciso, incorrecto. ¿Y por qué? Porque revela las debilidades de depender de una sola fuente. Y, además, porque selecciona las declaraciones que publica.

    P.: De todas formas, lo que está marcando esta campaña no es Woodward, sino los escándalos de los republicanos. ¿Hasta qué punto los escándalos electorales de los congresistas republicanos Foley -que ha dimitido por un presunto caso de pederastiay Ney -que se declaró culpable de aceptar soborno van a afectar las posibilidades electorales de los republicanos?

    K.R.: La gente va a distinguir entre quién es el representante por el que ellos votan en su distrito y Foley. Y van a decidir su voto en función del candidato de su circunscripción, no de Foley. Además, tenemos un buen liderazgo en la Cámara.

    P.: ¿No le preocupan, entonces, los escándalos?

    K.R.: No. Mire, esto no es bueno para el país. Pero les pasa a los dos partidos. Hay un congresista (William Jefferson) de Luisiana al que le han encontrado literalmente 90.000 dólares en la heladera de su casa. Republicanos y demócratas sufrimos escándalos.

    P.: Dejemos de lado los escándalos. En su opinión, ¿cuáles son los principales temas que van a tener en cuenta los votantes a la hora de decidir a quién apoyan el 7 de noviembre?

    K.R.: La guerra y la economía.

    P.: La guerra ¿es un activo o un problema para los republicanos?

    K.R.: La guerra es, simplemente, una realidad. Es algo que tenemos que confrontar. Y estamos persuadiendo al pueblo estadounidense de las consecuencias de ser derrotados en la guerra. Los norteamericanos deben comprender el tipo de enemigo al que se enfrentan. Fijar un calendario para la retirada de Irak equivaldría a salir corriendo del país. Y eso es peligroso con los enemigos que tenemos. Leer los discursos de Bin Laden es como leer «Mein Kampf», de Adolf Hitler. Esa gente quiere utilizar el petróleo como arma. Esa gente quiere crear un imperio musulmán desde España hasta Indonesia.

    P.: Muchos evangélicos (cristianos protestantes muy conservadores) están pensando en quedarse en casa en estas elecciones y no votar a los republicanos, como hicieron en 2004, por el escándalo de Foley y por la corrupción en Washington.

    K.R.: Tengo confianza de que al final voten. Porque la gente, aunque se disgusta por estas cosas, al final piensa en el voto útil, se da cuenta de lo que está en juego. Y está en juego un Congreso controlado por los republicanos, un partido con una fuerte cultura pro vida y a favor de los valores de la gente.

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