El paso fronterizo de Rafah, único punto de salida de la Franja de Gaza que no está bajo control israelí, permanecerá cerrado hasta nuevo aviso, según informó este sábado la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu. El anuncio contradijo a la embajada palestina en Egipto, que horas antes había anticipado una reapertura para el lunes.
Israel mantendrá cerrado el paso de Rafah pese al anuncio palestino de reapertura
El gobierno de Benjamín Netanyahu ratificó que mantendrá las restricciones en el paso fronterizo y vinculó cualquier apertura al avance de los acuerdos sobre los rehenes.
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El paso de Rafah, en el límite entre Gaza y Egipto, continuará bloqueado mientras Israel evalúa el cumplimiento de los compromisos asumidos por Hamás.
En un comunicado, el gobierno israelí aclaró que cualquier decisión sobre el cruce dependerá de “la cooperación de Hamás en la devolución de los rehenes fallecidos y en la aplicación del marco acordado”. El cierre prolonga la incertidumbre para miles de palestinos varados en Egipto y frena el ingreso de ayuda humanitaria al enclave.
Gaza, entre el bloqueo y la crisis humanitaria
El paso de Rafah ha permanecido cerrado en gran medida desde mayo de 2024, cuando Israel suspendió el ingreso de asistencia tras un repunte de ataques. Desde entonces, solo se habilitó durante breves treguas negociadas con mediación estadounidense.
De acuerdo con datos del Programa Mundial de Alimentos, actualmente ingresan a Gaza unas 560 toneladas de alimentos diarias, un volumen muy por debajo de lo necesario para cubrir las demandas básicas de la población. Tras más de dos años de guerra, las reservas son mínimas y los precios se dispararon.
Organismos internacionales advierten que la situación humanitaria es crítica: en agosto, un observatorio global alertó sobre la presencia de hambruna en la ciudad de Gaza, aunque Israel rechazó esas conclusiones y calificó los informes de “tendenciosos”.
Las autoridades sanitarias gazatíes, por su parte, aseguran que más de 400 personas murieron por causas vinculadas a la desnutrición, una cifra que Tel Aviv considera “exagerada”. Israel niega haber restringido el flujo de ayuda, pese a las denuncias de organizaciones humanitarias que señalan lo contrario.
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