La Corte Suprema de Italia ratificó triunfo de Prodi
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«Ahora es tiempo de dar vuelta la página y pensar en los problemas del país», señaló la declaración.
Prodi, por su parte, habló en conferencia de prensa, y en un mensaje dirigido a los ciudadanos en general y a los mercados en particular, que esperan señales de certidumbre, indicó que «los italianos ya no tienen dudas sobre nuestra victoria» y prometió trabajar «para merecer la confianza que nuestros electores nos han manifestado y para ganarnos la de quienes legítimamente decidieron votar por la otra coalición».
Berlusconi llegó a hablar de «fraude» en los comicios del 9 y 10 de abril. El primer ministro ayer permaneció en silencio pero el titular de Economía, Giulio Tremonti, importante miembro del partido de Berlusconi, Forza Italia, aseguró que el centroderecha todavía no está preparado para reconocer la victoria de Prodi. En la misma línea, el ministro de Asuntos Regionales, Enrico La Loggia, dijo que la coalición recurrirá a «todos los instrumentos» legales, incluidos los tribunales regionales.
Sin embargo, no todos los compañeros de Berlusconi desean prolongar la batalla electoral, dado que el partido de centro UDC (una de las vertientes de la Democracia Cristiana) concedió de inmediato el triunfo a Prodi y le deseó buena suerte. Uno de sus principales dirigentes, Marco Follini, pidió al primer ministro que «deje de escuchar a los leguleyos».
Después de diez días de revisiones en toda Italia, la Corte Suprema afirmó en un comunicado que Prodi había ganado las elecciones en la Cámara baja con un margen de 24.744 votos.
Los resultados parciales dados a conocerla semana pasada indicaron que el margen era apenas algo más alto, con 25.224 votos. A pesar de la ajustada victoria, la coalición de Prodi obtendrá al menos 70 puestos parlamentarios más que el centroderecha en la Cámara baja de 630 asientos, gracias a nuevas leyes impulsadas por Berlusconi el año pasado.
Sin embargo, en el Senado el centroizquierda sólo tendrá una mayoría de dos votos.
Pero incluso si Berlusconi reconociera su derrota, Italia vivirá semanas de limbo político, dado que el nuevo gobierno no podrá ser nombrado antes de la segunda mitad de mayo.
Bajo la Constitución italiana, el presidente (jefe de Estado) entrega oficialmente al ganador de las elecciones el mandato de primer ministro para gobernar. En esta ocasión, el proceso de transición se ha complicado este año debido a que el período del presidente Carlo Azeglio Ciampi expira el 18 de mayo y él desea que su sucesor nomine al nuevo primer ministro.
El nuevo Parlamento, en conjunto por dos tercios de los votos, elegirá un sucesor de Ciampi durante los días 12 y 13 de mayo.
Antes de formar gobierno, Prodi tendrá que repartir entre los aliados las primeras « poltrone».
Los Demócratas de Izquierda,el grupo más importante de La Unión, exige la presidencia de la Cámara de Diputados, que también quiere Refundación Comunista, los comunistas ortodoxos de la coalición, temidos por los mercados.
Prodi ultima sus primeras medidas de gobierno, que incluyen un plan de combate a una evasión fiscal que alcanza los 200.000 millones de euros, una reforma de la Justicia, el retiro «rápido», pero acordado con Bagdad, de las tropas presentes en Irak y normativas para evitar el conflicto de intereses comerciales y políticos, como los que para la Unión concentraba la figura de Berlusconi. Aun así, es poco probable que la nueva administración entre en vigencia antes de la segunda mitad de mayo, debido a un atasco constitucional dado que también Senado y Diputados, en asamblea, tienen que elegir antes al presidente del país por dos tercios de los votos.
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