Beirut (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - Seis soldados del contingente español de la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (FINUL), tres de ellos de origen colombiano, murieron y otros tres resultaron heridos ayer por la explosión de un coche bomba, en el primer atentado contra esta fuerza internacional desde el final de la guerra entre Israel y Hizbollah, hace un año.
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Un coronel español, que prefirió mantenerse en el anonimato, estimó que el ataque, que se produjo mientras los militares circulaban en un vehículo blindado en el valle de Marjayun-Jiam (10 km de la frontera libanesa con Israel), estuvo «muy bien preparado». «Los cuerpos de dos de las víctimas fueron proyectados a varios metros debido a la fuerza de la explosión, que provocó un incendio», explicó.
Desde Madrid, el ministro español de Defensa, José Antonio Alonso, declaró que su país mantendrá su contingente en el país árabe pese al atentado. El funcionario precisó que tres de los muertos eran colombianos que servían en el Ejército español: Jefferson Vargas Moya, de 21 años, Jackson Castaño Abadía (20) y Juan Erickson Posada (20). Los tres españoles eran Jonathan Galea García (18), Juan Vidoria Díaz (20) y Manuel David Portas Ruiz (19).
Este fue el primer atentado contra los cascos azules de la ONU desde que fueron reforzados en virtud de la Resolución 1.701 del Consejo de Seguridad que puso fin al conflicto entre Israel y el movimiento terrorista Hizbollah en el sur de Líbano en julio de 2006.
El ataque se produjo, además, en momentos en que el país vive otro foco de violencia, debido a los graves choques entre el Ejército libanés y otro grupo extremista, el palestino Fatah al-Islam en el norte del país, que ayer dejó 10 muertos más. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, y su homólogo francés, Bernard Kouchner, condenaron en París el atentado contra los cascos azules. Asimismo, Israel lamentó el suceso y propuso su ayuda a la FINUL, mientras que el primer ministro italiano, Romano Prodi, telefoneó al jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para expresarle su solidaridad.
Por su parte, el grupo chiita Hizbollah condenó de inmediato el atentado. La organización denunció «firmemente la agresión de la que fue víctima la FINUL en el sur de Líbano y considera que se trata de un acto sospechoso que supone una afrenta para el sur de Líbano y sus habitantes», declaró en un comunicado. Las grandes potencias acusan a Irán y a Siria de financiar a las milicias en el Líbano al tiempo que buscan esclarecer el crimen del líder antisirio Rafic Hariri, asesinado en marzo de 2005.
Cerca de 13.000 miembros de la FINUL se encuentran actualmente desplegados en el sur de Líbano entre el río Litani y la frontera con Israel. España cuenta con más de mil efectivos.
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