27 de junio 2007 - 00:00

Resucitó Bush su plan de reforma migratoria

Washington (Reuters, EFE, AFP, ANSA) - La reforma migratoria, que regularizaría a millones de indocumentados y reforzaría la seguridad fronteriza, salió ayer del limbo para regresar al pleno del Senado estadounidense, gracias a un margen estrecho de cuatro votos que autorizó la reanudación del debate.

Con 64 votos a favor y 35 en contra, el Senado aprobó una moción que permitirá el reinicio del debate, en el que se examinarán unas 24 enmiendas demócratas y republicanas. La medida requería el «sí» de al menos 60 de los 100 miembros de la Cámara alta.

Según analistas, la votación, y más aun una eventual aprobación de la norma, constituyen un éxito político del presidente George W. Bush.

Pero el arranque del debate, suspendido el pasado 7 de junio, no garantiza que la reforma sea aprobada en el Senado, ya que primero tienen que debatirse enmiendas republicanas que restringen el programa de legalización de inmigrantes y enmiendas demócratas para flexibilizarlo. Varias de estas enmiendas tienen el potencial de hacer descarrilar el plan de reforma.

La legislación también afrontaaún una votación clave para limitar el debate a 30 horas, que también exigirá 60 votos, para proceder a la votación definitiva este viernes. Para ser aprobada, la reforma necesitará una mayoría simple.

Además, aunque pase todas estas pruebas, la reforma afronta un tortuoso camino en la Cámara de Representantes, donde sus opositores ya preparan su embestida.

La Casa Blanca ha cortejado a los detractores de la medida, que argumentan que se trata de una amnistía para quienes cruzaron ilegalmente la frontera.

Tras reunirse con sus asesores, Bush volvió a urgir ayer a los legisladores a que aprueben lo más pronto posible esta reforma por considerarla una «oportunidad histórica». Si ambas cámaras del Congreso la aprueban, algo que no está muy claro, eso le daría al mandatario una importante victoria durante su segundo y último mandato.

  • Confianza

    Los secretarios de Comercio, Carlos Gutiérrez, y de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, se mostraron confiados en que la reforma será aprobada porque «el pueblo lo exige» y porque, sin la mano de obra de los inmigrantes, no puede haber crecimiento económico.

    Ambos funcionarios, que han sido la punta de lanza de Bush en materia migratoria, coincidieron en que no saber cuántos y quiénes son los indocumentados supone un riesgo a la seguridad nacional.

    Entre otros elementos, el proyecto de ley prevé la legalización de unos 12 millones de extranjeros indocumentados que, se calcula, viven en Estados Unidos. También autoriza 4.400 millones de dólares para fortalecer la seguridad fronteriza; establece un programa de trabajadores temporales y crea un sistema para que las empresas puedan comprobar el estatus legal de nuevos empleados.

    Además, crea un polémico sistema de puntos que da prioridad a los solicitantes de la residencia permanente que tengan altos niveles de educación y de destrezas laborales, en vez de hacer énfasis en sus vínculos familiares como hasta ahora.
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