Sigue la violencia en Río de Janeiro: al menos seis muertos en ataques
-
Trump rechazó un nuevo cara a cara con Kamala Harris: ''No habrá tercer debate''
-
Notre Dame: la catedral parisina recuperó sus ocho campanas y las reinaugurará a fin de año
Las autoridades han atribuido la ola de violencia a bandas de narcotraficantes que controlan la mayoría de las favelas situadas en las escarpadas montañas de Río de Janeiro.
Los ataques indiscriminados contra policías y civiles han creado una enorme preocupación en las autoridades y alentado temores de que puedan ocurrir más atentados durante la noche de mañana, cuando millones de personas son esperadas en las playas de la ciudad para recibir el 2007.
La policía ha informado de que tomará especiales precauciones en la playa de Copacabana, escenario de la más tradicional fiesta de fin de año en Río de Janeiro y donde se calcula que cerca de dos millones de personas se congregarán mañana por la noche.
Pero además de Copacabana, también habrá fiestas en las playas de Ipanema, Barra de Tijuca, Flamengo y otras, con lo que se espera que haya auténticas multitudes recorriendo la ciudad.
No obstante, el traslado puede ser difícil, pues la mayoría de las empresas de autobuses ha decidido no trabajar por las noches, cuando han ocurrido la mayoría de los ataques.
Los atentados que se registran desde el jueves, según fuentes oficiales, pueden responder a una reacción por el endurecimiento de las acciones represivas, pero también a la multiplicación de unas fuerzas para-policiales conocidas como "milicias", formadas por agentes que extorsionan a la población a cambio de "seguridad".
Un informe de la Secretaría de Seguridad publicado por un diario brasileño reconoce la existencia de esas "milicias" ilegales y sostiene que los grupos para-policiales preparan para los próximos días una "contraofensiva" que podría alimentar más la violencia.
El documento añade que las autoridades han iniciado una investigación interna para identificar a los policías que integran esos grupos, que han constituido una mafia tan violenta como la del narcotráfico, que también opera en los barrios más pobres.
Según admiten las autoridades, esas milicias actúan desde hace más de dos décadas en algunas barriadas de la ciudad, como la favela de Río das Pedras, donde se cree que nacieron en 1978.
En esa barriada signada por la miseria, situada en la zona oeste de Río de Janeiro y vecina a la violenta favela de Ciudad de Dios, se asegura que las milicias "barrieron" a los narcotraficantes e impusieron "la paz de los cementerios", con asesinatos de presuntos delincuentes jamás investigados.
Las milicias se expandieron luego por muchas de las casi cien favelas de la ciudad, pero ahora, según admiten las autoridades, las bandas del narcotráfico han reaccionado y entablado una "guerra" por el control de esas barriadas.
El presidente de la Cooperativa de Favelas de Río de Janeiro, José Nerson, dijo que "la guerra es real y es económica, pues se está peleando por el control de los puntos de ventas de droga".
Cinco personas consideradas como delincuentes murieron durante enfrentamientos con la policía, registrados en diversos puntos de la capital turística de Brasil, que volvió a vivir una jornada violenta con nuevos ataques atribuidos al crimen organizado.
Según las informaciones oficiales, hubo tiroteos, ataques a delegaciones policiales, un centro comercial, y un ómnibus fue incendiado, sin dejar heridos en el atentado.
La policía incautó armas y municiones en sus operativos para evitar y contener la ola de violencia iniciada el jueves en Rio de Janeiro, y que causó la muerte de al menos 18 personas, según la secretaría de Seguridad Pública estadual.
El reporte oficial no incluye aún el deceso de un vendedor ambulante,, víctima del incendio a un ómnibus, ni el de los cinco presuntos bandidos.
Con esas muertes, el número de decesos llega a unas 24 personas.
Al final de la noche del viernes, una granada lanzada por agresores a bordo de un automóvil, explotó a menos de 20 metros de una delegación policial en Bangu, zona norte, donde la policía había montado una barricada con patrulleros.
La explosión dejó un agujero en la calle y marcas de las esquirlas quedaron en las paredes de las casas vecinas.
El ataque fue resistido a tiros por la policía, y una bala perdida en el enfrentamiento alcanzó a un morador de la calle que pasaba por el lugar y que está hospitalizado.
En las primeras horas de la madrugada, agresores dispararon contra una delegación en la zona oeste, y un ómnibus fue incendiado en la Bajada Fluminense.
Ya por la mañana, hombres armados dispararon en las proximidades del centro comercial Shopping Carioca, zona norte de la ciudad.
La seguridad está reforzada en la favela (barriada pobre)Cidade de Deus, zona oeste de Rio, donde la noche del viernes narcos locales bloquearon la Estrada Marechal Mendes Salazar, para impedir la entrada de la policía.
El refuerzo policial, con más de 20.000 efectivos en las calles de la ciudad y ocupación de favelas, no bastó para frenar la ola de violencia en la ciudad.
Por segunda noche consecutiva, las empresas de ómnibus retiraron los vehículos de las calles, por lo que miles de cariocas volvieron a quedar a pie.
Las autoridades aún no se pronunciaron sobre los nuevos ataques en Rio de Janeiro, en la víspera del tradicional Réveillon, que se estima, reunirá unos 2,5 millones de personas en la playa de Copacabana, para la quema de fuegos artificiales a la espera de 2007.
Dejá tu comentario