20 de septiembre 2008 - 00:00

Sudáfrica: presidente acepta pedido de ANCV y renuncia

Thabo Mbeki
Thabo Mbeki
Johannesburgo (ANSA) - El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, anunció ayer que renunciará a su cargo, a pocos meses del término de su mandato, aceptando de ese modo el pedido que le había formulado su partido, el Congreso Nacional Africano (ANCV) en una iniciativa sin precedentes.

La oficina de Mbeki, de 66 años y presidente desde 1999, anunció ayer la decisión en un escueto comunicado en el que dijo que el presidente dejará el cargo "en cuanto se cumplan las condiciones constitucionales".

Esto debería demorar sólo algunos días, ya que según la Constitución sudafricana la renuncia de un presidente debe ser confirmada por el Parlamento, en el que el ANC controla casi dos tercios de los escaños.

La caída de Mbeki está vinculada no sólo con su creciente impopularidad -debida a una política vista como demasiado centrista por los sectores de izquierda del ANC, la ineficacia de sus políticas contra el SIDA, y la inseguridad que reina en el país- sino también con las fuertes sospechas de que haya actuado ilegalmente para perjudicar a su rival, Jacob Zuma.

Zuma, presidente del ANC y rival tradicional de Mbeki, fue incriminado por corrupción, pero el presidente del tribunal que le absolvió por vicio de forma la semana pasada insinuó claramente que detrás de las acusaciones en su contra había maniobras del poder político.

La hipótesis más probable, por lo tanto, es que en tiempos breves el Parlamento nombrará un presidente interino -casi ciertamente Mbeleta Mbete, dirigente cercano a Zuma- que mantendrá intacto el gabinete de Mbeki, por lo menos por cuanto concierne su miembro más influyente, Trevor Manuel, ministro de Hacienda.

Manuel es visto por los observadores como el responsable gubernamental mejor valorado por el mundo empresarial y los mercados internacionales, y su permanencia en el ejecutivo constituiría por lo tanto una garantía de continuidad en la política económica del país.

El mandato de Mbeki -su segundo, y por ende no renovable- debía concluirse en abril del año próximo, con elecciones previstas para mayo, pero luego de la renuncia del presidente será necesario convocar elecciones legislativas anticipadas.

Tocará entonces al Parlamento designar un nuevo presidente, con Zuma -en cuanto líder del partido de amplia mayoría, el ANC- como favorito absoluto en los pronósticos, aunque quedan en pie las dudas vinculadas con las acusaciones de corrupción de las que ha sido el objeto.

Mbeki y Zuma representan caracteres opuestos, y no sólo en lo político: el primero es frío, poco comunicativo y verdaderamente popular sólo en la clase medio-alta del país.

La base popular del ANC le considera autocrático y nada carismático, y le acusa de no haber luchado con eficacia contra la pobreza, mientras para los empresarios y la finanza internacional es el símbolo del más importante período de crecimiento económico que haya conocido Sudáfrica.

Zuma, de 66 años, es su contrario exacto: grande y gordo, popular y populista, de etnía zulú y héroe de la lucha contra el apartheid -diez años pasados en la cárcel, mientras Mbeki estudiaba en Inglaterra- es inmensamente popular entre los más pobres de la sociedad sudafricana.

A causa del apoyo que tiene en los sectores más izquierdistas del ANC, Zuma es visto con recelo por los mercados internacionales, lo que lo ha llevado en los últimos meses a rodearse de consejeros provenientes del mundo de los negocios, para pulir su imagen en el exterior, en vistas de su posible ascenso a la presidencia.

Por otra parte, el presidente del ANC tiene por lo menos cuatro esposas oficiales, con las que ha tenido quince hijos.

Hace algunos años fue acusado de haber violado una amiga de su familia, que además es seropositiva, con la que mantuvo relaciones no protegidas.

Absuelto de la acusación de estupro, Zuma aclaró que de todas formas había evitado toda posibilidad de contagio, porque tras haber tenido relaciones sexuales con la mujer había tomado una ducha, lo que causó enorme escándalo en Sudáfrica, el país con el número más elevado de seropositivos del mundo.

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