Una muerte asistida abre en Italia una intensa polémica
-
Trump rechazó un nuevo cara a cara con Kamala Harris: ''No habrá tercer debate''
-
Notre Dame: la catedral parisina recuperó sus ocho campanas y las reinaugurará a fin de año
En la misma línea, el diputado de la democristiana UDC Luca Volonté pidió a «la autoridad judicial que arreste al culpable de este homicidio, lo castigue con las leyes del Estado y que no quede impune».
Lejos del trasfondo político, para la familia de Welby, lo importante ahora es que «no se olvide a Giorgio y su batalla» y se recuerde «la determinación que tenía para pedir su deseo».
Welby, que el 26 de diciembre cumpliría 61 años, se encontraba postrado en una cama desde 1997 y vivía gracias a un respirador artificial. En sus largos días de enfermedad, el italiano se dedicaba a escribir ensayos y poemas, y comenzó su batalla en setiembre, cuando envió una carta al presidente de la República, Giorgio Napolitano, en la que planteaba su «derecho a la eutanasia».
Posteriormente, envió también una petición oficial a uno de los médicos que lo trataban para pedir que suspendiese el tratamiento y se desconectara el respirador, y presentó su caso ante el tribunal civil de Roma.
Pero ni el tribunal civil ni el informe comunicado ayer por el Consejo Superior de Salud que estudió el caso le dieron la razón al enfermo, al considerar que su situación no se trataba de «ensañamiento terapéutico», la única forma jurídica que habría servido a Welby para cumplir su deseo de renunciar al tratamiento médico.
Welby decidió no seguir esperando una resolución jurídica a su batalla, y el anestesista Mario Riccio, un médico que trabaja en un hospital de Cremona (norte de Italia), decidió «poder concederle su deseo», ya que no encontraba «ningún obstáculo».
Riccio indicó ayer, en una conferencia de prensa convocadapor el Partido Radical italiano, que en estos días se habían convertido en portavoces de la batalla de Welby, que el enfermo le confirmó « plenamente su voluntad» de «ser sedado y poner fin» con la respiración artificial.
Riccio le suministró una anestesia intravenosa, para que no sufriera al faltarle el aire, después desconectó el respirador, y Welby falleció en veinte minutos, poco antes de la medianoche del miércoles.
La hermana de Welby, Carla, dijo que todo había sucedido «como él quería» y agregó que «ha sido un gran director aun en esta situación, ha querido darse cuenta de todo, saludar a todos, a cada uno en la manera justa».
Dejá tu comentario