El pistacho dejó de ser rareza importada para convertirse en producto fetiche de heladerías, alfajores premium y marcas gourmet. En la última década, la superficie cultivada en el país pasó de menos de 800 a casi 8.000 hectáreas, con San Juan concentrando ampliamente la producción. En ese mapa, la empresa Prodeman, histórica productora de maní, movió fichas para diversificar y jugar en una categoría que combina precio firme y demanda en alza.
Del maní al pistacho: la nueva jugada de un gigante cordobés
Prodeman, la empresa reconocida en el mercado local por su marca Maní King, ahora apuesta al fruto verde. Con 500 hectáreas implantadas y 300 en producción, quiere capitalizar el furor local por el pistacho.
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El consumo interno es hoy el principal motor: del helado al alfajor, la “marea verde” instaló un nuevo hábito.
La empresa avanzó en 9 de Julio (San Juan) con un esquema de riego presurizado, manejo de cosecha en marzo y acopio en origen. Hoy comercializa pistacho en presentaciones de diez y doce kilos para terceros mientras proyecta ampliar superficie y procesamiento propio.
“Este paso refleja nuestra manera de hacer las cosas: con tiempo, convicción y una mirada puesta siempre en el largo plazo. Venimos de transformar una industria y ahora queremos aportar al crecimiento de otra”, remarcan desde el directorio de la compañía.
La marea verde atrae inversiones
El empuje no viene solo de afuera. El consumo interno es hoy el principal motor: del helado al alfajor, la “marea verde” instaló un nuevo hábito. Al mismo tiempo, la oferta internacional luce ajustada: caídas de rendimiento en California, temporadas irregulares en Asia y un menor flujo desde otros orígenes sostienen precios más altos. En paralelo, las importaciones argentinas de pistacho sin cáscara crecieron alrededor del 50% en lo que va del año, señal de demanda insatisfecha y espacio para sustitución local.
Para San Juan y provincias vecinas, el cultivo calza por clima seco, inviernos fríos y veranos muy calurosos. Es una actividad que exige paciencia, entra en producción plena a alrededor de los cinco años, pero ofrece vida útil larga y eficiencia hídrica, un punto clave en cuencas con estrés de agua.
El desembarco de Prodeman
Fundada en 1984 por Oscar Cavigliasso en General Cabrera (Córdoba), Prodeman pasó de productor agrícola a líder manisero con foco en valor agregado en origen. Produce unas 45.000 toneladas de maní por año, acopia y procesa alrededor de 150.000 y exporta unas 70.000, principalmente a Europa. En el mercado interno desarrolla la marca Maní King, lanzada en 2011, y abastece a supermercados con marca blanca.
La compañía también invirtió en energías renovables: desde 2018 opera una central térmica de bioenergía de 10 MW con capacidad de 78.840 MWh anuales. En paralelo, emplea a más de 600 personas en una ciudad de apenas 12.000 habitantes, lo que la convierte en motor económico de General Cabrera.
El cambio de hábitos de consumo también se refleja en su propio portfolio. La pasta de maní, por ejemplo, pasó de un volumen marginal de 10 toneladas anuales hace cinco años a superar las 1.000 toneladas al año, consolidando a la categoría como uno de los segmentos más dinámicos. Esa experiencia con nichos de alto valor agregado es la que la compañía busca trasladar ahora al pistacho.
Más concretamente, el pistacho es una segunda plataforma Prodeman: primero consolidar escala local y luego exportar nichos con procesos premium. El mix de hábitos de consumo, escasez global y tecnología de riego crea una ventana competitiva. Según estimaciones del sector, Argentina puede reemplazar importaciones, capturar precios internacionales y sumar otra economía regional con sello industrial.
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