Es importante entender que pasará en la economía de los Estados Unidos para ver el posible impacto en Argentina. En las últimas décadas cambios en la política de tasas en dicho país tuvieron un impacto significativo en el nuestro a través de diversas variables financieras y reales que impactan en el balance de pagos.
¿Cómo impacta en Argentina lo que pase con la política monetaria de EEUU?
"El pasado no nos dirá lo que debemos hacer pero si lo que debemos evitar". Frase de José Ortega y Gasset.
Desaceleración económica en Estados Unidos
Debilidad en el empleo norteamericano
El viernes 2 de agosto se dio a conocer el informe mensual de empleo. El mismo mostró de manera consistente en todos sus componentes (creación de puestos de trabajo, tasa de desempleo, evolución de ingresos) que la economía de EE.UU se encamina a una recesión.
La información provocó un tembladeral en las bolsas mundiales y refleja la fragilidad no solo de la economía norteamericana, sino también los riesgos globales derivados de tal fragilidad, además del grado de falibilidad de las proyecciones de los economistas tanto de organismos oficiales, analistas y operadores de mercado. La mayor incertidumbre está provocando actitudes defensivas “fuga a la calidad” que aumenta la demanda de títulos públicos y commodities de refugio como el oro y salida de activos con mayor volatilidad y riesgo.
Este panorama cambió las expectativas sobre la evolución de las tasas de interés en 2024. Hasta el jueves se esperaba una reducción por parte de la Fed de 0,5% de tasa en 2024 comenzando con 0,25% en septiembre y luego una reducción similar en noviembre o diciembre. Conocidos los datos de empleo se proyecta una reducción mínima de 1% mediante tres o cuatro reducciones en el año, con probabilidad de un recorte extraordinario antes de la reunión prevista para septiembre.
No solamente el dato de empleo genera una política monetaria más expansiva, sino que el conjunto de datos económicos (menor inflación, caída abrupta en pedidos a las fábricas, récord semanal de solicitud de subsidios por desempleo) abonan la perspectiva de una Fed más agresiva en la reducción de tasas.
Caída en el sector tecnológico
Había con todo antes del reporte de empleo, otros indicios de enfriamiento. No solamente las empresas tecnológicas y en especial las “siete magníficas” (Alphabet, Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla) mostraron caídas de casi el 10% en su cotización en la semana, sino también empresas tradicionales, en todos los casos por balances con ganancias menores a los previstos.
De hecho, la semana pasada el Gobierno de los Estados Unidos decidió finalmente, luego de semanas de evaluación, no aplicar restricciones a empresas europeas o japonesas que venden productos que incluyen insumos tecnológicos críticos producidos en Estados Unidos a China por el impacto en las propias empresas de Estados Unidos y la desaceleración de su economía.
Crisis de la banca regional
Otro tema importante es que se actualizan temores de una nueva crisis en la banca regional de los Estados Unidos que tuvo un duro impacto en marzo de 2023 con la quiebra de diversos bancos ligados al sector tecnológico cuyas acciones tuvieron también fuertes bajas en la última semana.
Estos bancos vendieron activos a pérdida, ante la perspectiva de una baja de tasas profundizando la tendencia del mercado a salir de activos de riesgo y demandar bonos públicos de EE.UU. Los mismos priorizaron contar con activos más seguros y disponer de mayor liquidez en un sector muy golpeado por la suba de tasas de 2022 y 2023 que afectó la rentabilidad de las empresas y deterioró la cartera crediticia de los bancos ante los mayores incumplimientos en el pago de deudas.
El telón de fondo para las decisiones de la Fed son las próximas elecciones de los Estados Unidos. Si bien Trump parece descartar propuestas que lanzó estos años de terminar con la independencia de la Fed y cambiar a su titular Powell, la Reserva Federal se siente en el ojo de la tormenta por no haber bajado las tasas la semana pasada ante los fuertes indicios y datos de un escenario recesivo.
Impacto en Argentina
Como dijimos en la introducción los cambios en la política monetaria de Estados Unidos, dada la globalización financiera tienen impactos globales que afectan significativamente a la Argentina. Los mercados financieros de nuestro país fueron uno de los tres más afectados del mundo en la semana que terminó el 2 de agosto.
La turbulencia en los mercados impacta en el sector externo y afectan a las diversas variables de la economía real a través de diversos efectos directos e indirectos. Nos centraremos en tres de los principales factores, flujo de capitales, precio de commodities y evolución del real brasileño.
En las últimas décadas Argentina sufrió numerosas crisis ante subas en la tasa de interés de Estados Unidos. Veamos lo ocurrido en los últimos 50 años.
Impacto en la cuenta capital
La suba de tasas de fines de los años 70, terminó con la “tablita” de Martínez de Hoz y llevó al default y a una gran crisis a decenas de economías endeudadas además de Argentina, a mediados de 1986 la suba de tasas fue un factor importante en la crisis del Plan Austral, en 1994 provocó el efecto tequila, la suba de tasas de fines de los 90 aceleró la crisis de la convertibilidad, el aumento de 2018 luego de un fuerte endeudamiento aceleró la crisis del gobierno de Macri la suba de tasas de 2022 impulsó la restricción externa en una economía golpeada por la crisis de 2018, errores de política económica y la pandemia. Una excepción fue la suba de tasas de 2004-2006 que no impactó en nuestro país que contaba con superávits gemelos en un marco de crecimiento y altos precios de commodities.
En sentido contrario a las crisis disparadas por la suba de tasas, la baja de tasas de tasas de 1991, por la recesión de los EE.UU, revirtió la fuga de capitales de 1988-1990, permitiendo un ciclo de nuevo endeudamiento que permitió estabilizar el tipo de cambio y lograr un proceso de elevado crecimiento que terminó en 1994 con la reversión dicha baja de tasas por parte de la Fed. La duplicación de la tasa de interés ese año provocó una gran crisis en México y en decenas de países incluyendo una corrida bancaria y cambiaria que produjo una profunda recesión en Argentina en 1995.
Así la actual baja de tasas puede impulsar el “carry trade” impulsando una mayor demanda de inversores por activos de riesgo en países de altas tasas como Argentina y otorga mayores posibilidades de reanudar acceso a nuevo financiamiento.
Precio de commodities
En los últimos meses se produjo una fuerte baja de los commodities agrícolas, en parte por las expectativas de recesión global, como a factores climáticos como las recientes lluvias en Estados Unidos que auguran una cosecha record en 2024. Una baja mundial del dólar estimula el precio de los commodities lo que es positivo para nuestras exportaciones.
La perspectiva de que el dólar se devalúe a nivel mundial depende de cual sea la magnitud de la baja de tasas en Europa y Asia, además de diversas cuestiones que generan incertidumbre global como la crisis geopolítica mundial y las elecciones norteamericanas. Una cuestión relevante será la política fiscal. Si Trump gana las elecciones y aumenta el déficit fiscal por aumento del gasto militar, obras de infraestructura y reducciones de impuestos, el ciclo de baja puede ser corto y revertirse en 2026.
Evolución del real
Ligado a los dos factores anteriormente expuestos, una baja en la tasa de interés internacional, aumenta los flujos de capitales a mercados emergentes como es el caso de Brasil. Esto en conjunción con el mayor valor de las exportaciones brasileñas si se recuperan los productos primarios, aumentará el crecimiento de Brasil y apreciará el real entre otras monedas de países en desarrollo.
Esto reduciría tensiones sobre el mercado de cambios argentino porque podría mejorar el tipo de cambio real del peso que se viene atrasando demasiado este año con perspectivas de profundizar esta tendencia.
Así en el corto plazo el Gobierno podrá tentarse y disfrutar temporalmente por sus beneficios políticos de corto plazo de una coyuntura internacional favorable, más allá de sus consecuencias futuras de un nuevo ciclo de endeudamiento como pasó a principios de los años 90.
A modo de conclusión
En síntesis: en el corto plazo la baja de tasas en los Estados Unidos puede favorecer a la Argentina, como parte de un mayor crecimiento global en 2025, estimulado por ingreso de capital especulativo y mayores exportaciones, lo que implicaría una reducción temporal de la restricción externa. Esto permitirá retomar el crecimiento, aunque socialmente excluyente y con mayor desempleo como 30 años atrás.
No obstante, la apreciación del peso en el marco de apertura comercial y financiera, sin políticas de desarrollo pueden generar una crisis estructural, cuando cambian los vientos como experimentamos tristemente en las últimas décadas.
Pero en el mediano y largo plazo el ciclo de tasas siempre se revierte, en tanto la economía de EE. UU vuelve a crecer y se produce salida de capitales globales ante las mayores tasas, menor crecimiento global y apreciación mundial del dólar que reduce el precio de los commodities, lo que causa fuga de capitales y presiones devaluatorias, culminando en una mayor inflación y recesión como observamos en 1981, 1986, 1994, 2000, 2018 y 2023. Crisis que es mayor cuanto más importante es el nivel de endeudamiento de cada país y menor la calidad de sus políticas internas para compensar los efectos globales, tanto al inflarse la burbuja como al pincharse.
Por lo tanto, es importante adoptar políticas consistentes que eviten un boom artificial ligado a la entrada de capitales y adoptar políticas contra cíclicas en los auges para evitar que el pan para hoy sea el hambre de mañana, como tantas veces pasó en la historia argentina. La bonanza externa es temporal y hay que administrarla sabiamente para evitar un efecto boomerang que nos coloque en escalones inferiores en cada nuevo ciclo.
¿El Gobierno y la sociedad repetirán cual Sísifo una historia recurrente? ¿Podrá evitarse esta vez para evitar males mayores? Volviendo a Ortega y Gasset, recordemos la sentencia que nos dedicó hace más de 80 años: Argentinos a las cosas.
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