Más allá de los juegos, los regalos o los momentos compartidos, el tiempo que pasamos con nuestros hijos o hijas puede ser una oportunidad para mirar qué tipo de aprendizajes están recibiendo en su vida cotidiana. Porque además de divertirse, las infancias observan y forman criterios desde lo que ven a diario, incluso sin que nadie les hable directamente.
Educar desde el asiento delantero: cómo formar conductores responsables desde la infancia
Más allá de la diversión, cada viaje compartido con los hijos es una oportunidad para enseñar con el ejemplo. Cómo manejamos, cómo usamos el cinturón y cómo respetamos las normas de tránsito deja huellas profundas que los chicos absorben desde temprano, formando hábitos y valores que trascienden la seguridad vial.
-
Aumento en la cuota de colegios privados con subsidio en CABA y PBA: a cuánto se irán
-
Sobre ser multilingüe

Educar en seguridad vial empieza en casa: cada acción al volante deja enseñanzas que los niños llevan consigo toda la vida.
En cada trayecto, camino a la escuela o durante un viaje familiar, los chicos y chicas absorben mucho más que el paisaje. Cuando los adultos suben al auto, ellos miran con atención si sus padres usan el cinturón, si respetan las señales de tránsito, o si responden mensajes mientras manejan. Cada decisión, cada movimiento, deja una huella que puede ser tan duradera como profunda.
En Argentina, el uso correcto del Sistema de Retención Infantil (sillita), obligatorio hasta los 10 años, reduce en un 70 % el riesgo de lesiones graves en caso de siniestro. Sin embargo, según datos oficiales solo 1 de cada 3 personas la utiliza correctamente. Esto demuestra que no solo importa tener la intención de cuidar, sino también hacerlo de manera adecuada.
En ese contexto, el rol del adulto como modelo es clave. Colocar bien la sillita, asegurarse de su correcta instalación y respetar su uso en cada trayecto no solo protege físicamente a los más chicos, sino que transmite hábitos responsables que se incorporan desde temprana edad. Cada acción cotidiana al volante enseña, y dar el ejemplo es el punto de partida para formar una cultura vial más segura y consciente.
Cuando un adulto maneja con respeto, atención y empatía, está sembrando valores que trascienden el momento. Está diciendo, sin palabras, que las normas importan, que la vida del otro importa. Y eso también se aprende y se replica.
Por eso, usar siempre el cinturón, respetar las señales, evitar distracciones y mostrar una actitud responsable al volante no son solo medidas de seguridad: son actos con impacto a largo plazo. Cada acción, cada elección consciente, es una oportunidad para formar ciudadanos más responsables, más atentos y más cuidadosos.
Porque, en definitiva, formar futuros conductores empieza hoy, con las decisiones que los adultos toman cada día. Educar en seguridad vial no empieza en la escuela de manejo ni en un examen teórico: empieza en casa, en el auto, en cada viaje compartido.
Si logramos que los adultos entiendan el impacto de sus actos y se asuman como verdaderos modelos, estaremos sembrando una semilla que va mucho más allá de un trayecto seguro. Estaremos formando ciudadanos que valoren la vida, que respeten al otro y que comprendan que la responsabilidad individual tiene consecuencias colectivas.
Por Daniela Medina, Gerente de Seguridad y Emergencias de Ituran Argentina.
- Temas
- educación
Dejá tu comentario