Las exportaciones argentinas de servicios basados en el conocimiento (SBC) sumaron USD 1.594 millones durante el tercer trimestre (+23,8% i.a.) y acumulan USD 6.056 millones en los últimos 12 meses (+3,1% i.a.). Sin embargo, la suba refleja la baja base de comparación en el marco de las medidas de aislamiento: las ventas externas aún son inferiores al nivel previo a la pandemia y se ubican 17,7% por debajo del máximo de comienzos de 2018.
El sector que exportó por u$s6.000 millones en servicios, pero todavía está bajo amenaza
En una Argentina que necesita desesperadamente que ingresen divisas y en el que 4 de cada 10 personas son pobres, los SBC tienen potencial para contribuir a la salida de la crisis:
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En un contexto en que Argentina necesita desesperadamente que ingresen divisas y en el que 4 de cada 10 personas son pobres, los SBC tienen potencial para contribuir a la salida de la crisis: el sector ha sido superavitario de manera ininterrumpida desde 2005, genera empleo de calidad (formal, calificado y bien remunerado) y contribuye al desarrollo regional, ya que hay más de 30 clusters de SBC en todo el país.
A pesar de ello, el marco regulatorio no solo no impulsa sino que desalienta el desarrollo de este sector. Si bien los SBC cuentan con algunos beneficios fiscales en el marco de la ley de economía del conocimiento, los incentivos son marginales en comparación con lo que ofrece el resto del mundo, no solamente en materia impositiva sino también en términos de estabilidad macroeconómica y regulatoria.
El mayor obstáculo es, sin dudas, el cepo y la brecha cambiaria. Por ejemplo, alguien que realiza una venta de servicios al exterior por USD 1.000 recibirá aproximadamente $100 mil, a los cuales deberá descontar la comisión -al menos USD 40- y los impuestos correspondientes. Esos pesos recién estarán disponibles luego de ir personalmente al banco dentro de los 5 días hábiles a entregar documentación para demostrar el origen de los fondos, ya que a pesar de estar en el siglo XXI no se acepta la presentación digital. Adicionalmente, si el exportador quisiera contratar un servicio en el exterior (por ejemplo, la suscripción a una licencia de software necesaria para el desarrollo de actividad) por un valor similar en dólares al de su venta externa, deberá desembolsar $177 mil. Mientras tanto, USD 1.000 equivalen a $200 mil en el mercado paralelo.
Aunque la regulación cambiaria atenta contra el desarrollo exportador de todos los sectores, en el caso de los SBC el impacto es mayor porque quienes proveen servicios al exterior tienen mayor posibilidad de operar por fuera del alcance de las restricciones. Muchas empresas optan por trasladar operaciones al exterior abriendo filiales en otros países. Esto es sencillo porque no se requieren grandes inversiones en capital físico y en muchos casos resulta la única alternativa viable para competir por el talento con salarios acordes a los que ofrecen compañías del exterior. Asimismo, otros exportadores deciden no declarar sus transacciones y no ingresar el dinero al país, o al menos no por las vías legales.
En este contexto, la participación de los SBC en las ventas externas totales de bienes y servicios (7,6%) es la más baja de los últimos 5 años y el país continúa perdiendo relevancia en las exportaciones mundiales de SBC, habiendo pasado de 0,37% en 2010 a 0,24% en 2020.
Argentina se empecina en tropezar con la misma piedra una y otra vez. Las oportunidades se pierden y el costo es muy alto. El sector estrella corre riesgo de convertirse en sector estrellado.
Consultora especializada en comercio internacional y economía del conocimiento. Investigadora del IICE-USAL.
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