Durante muchos años las tarjetas de crédito se usaron para hacer compras muy grandes, para las que llevaría meses o incluso un par de años ahorrar el dinero con anticipación. Sin contar que cuando llegás al monto el producto ya aumentó varias veces y el objetivo se sigue alejando. Por eso las tarjetas funcionan como una forma de financiar algo realmente importante como un viaje, un electrodoméstico grande o los materiales para una reforma en casa, por ejemplo.
Tarjetas de crédito: ¿aliadas o enemigas de las familias argentinas?
Facilitan compras grandes pero también pueden ser peligrosas si no sabemos usarlas correctamente. ¿De verdad sirven para ganarle a la inflación? ¿Qué consecuencias trae hacer el pago mínimo? Información imprescindible para ser usuarios responsables e informados.
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Sin embargo, en los últimos meses y por el impacto de la altísima inflación, la tarjeta de crédito pasó a ser, para muchas familias argentinas, la única vía para llegar a fin de mes. Antes se usaba para cambiar el lavarropas y ahora para poder pagar en el supermercado o cargarle nafta al auto el día 25, porque ya no queda saldo en el banco. Y si bien esta situación puede ser temporal, es importante tener en cuenta algunos detalles para que esto nos afecte lo menos posible.
Tarjetas de crédito: ¿Amigas o enemigas del presupuesto familiar?
Lo primero que tenemos que entender es que las tarjetas en sí no son ni buenas ni malas. Son un medio de pago y nada más. El gran problema es el mal uso que hacemos de ellas, aunque después nos enojemos cuando se nos va medio sueldo o más en pagar el resumen.
La realidad es que las tarjetas nos permitieron hacer compras para las que no pusimos nuestro dinero en ese momento, y si no llevamos un buen control de cuánto gastamos, el resumen nos va a asustar cuando lo recibamos.
Es importante distinguir las diferentes situaciones que nos llevaron a endeudarnos con la tarjeta. Revisar mes a mes qué compramos y por qué lo hicimos, si fue una necesidad o algo que podríamos haber evitado, nos va a ayudar a darles un mejor uso, más acorde a nuestro presupuesto.
Entonces ¿qué hacemos con las tarjetas de crédito?
La recomendación es realizar primero un presupuesto por escrito, para saber cuánto dinero falta y si están salvando esa diferencia con las tarjetas, que es lo más probable. Si recurrimos a una tarjeta de crédito para comprar comida cuando nos falta dinero a fin de mes, luego no llegamos a pagar el resumen completo y nos vuelve a faltar plata a fin del mes siguiente, entramos en un círculo del que es muy difícil salir.
Es importante entender que cada compra que hacemos significa una deuda que contraemos hasta el momento en el que saldamos el resumen completo. Una compra en 12 cuotas es igual a una deuda durante 12 meses. Y si bien es verdad que por efecto de la inflación el valor de cada cuota se “siente” menos y como todo aumenta “mejor comprarlo ahora y tarjetearlo”, muchísimas familias cayeron en la desesperación de ver cómo su deuda crece y crece por no poder pagar el total del resumen cada mes. El paso siguiente es pedir un préstamo, bancario o a una financiera, para saldar esa deuda, lo cual termina por generar una deuda más, la del préstamo. Por eso hoy más que nunca es necesario pensar muy bien antes de pasar una tarjeta.
¿Es conveniente el pago mínimo de las tarjetas?
A través de Dinero en Orden habitualmente recibo preguntas y quejas varias sobre las tarjetas de crédito. El pago mínimo suele ser lo más consultado y siempre digo que no se lo deseo ni a mi peor enemigo. Estuve ahí hace años y sé lo difícil que es salir de ese lugar. Con el paso de los meses se vuelve una bola de nieve incontrolable. Pero también sé que a veces, y más en el contexto inflacionario en el que vivimos, no nos queda otra opción.
Por eso mi sugerencia es que, al tercer mes en el que no puedas pagar el resumen completo y sumes deuda que pasa al resumen siguiente, te detengas a pensar y analizar. ¿Qué cambió en tu economía, además de los precios de todos los días? ¿Hay posibilidad de que subas tus ingresos, el tipo de trabajo que tenés te lo permite? ¿Hay consumos que podés bajar o directamente eliminar del resumen? Es algo que lleva tiempo, lo sé, pero es la única forma de estar al tanto y mantener esta situación lo más controlada posible.
Como última recomendación, pensá que los cambios son temporales. No se trata de prohibirse de todo para siempre, sino de adecuar los gastos con tarjeta a lo que realmente podés pagar, o definitivamente trabajar en subir tus ingresos para mantener el equilibrio entre el dinero que entra y el que sale. No caigas en el “después veo cómo lo pago”, porque ese después llega pronto y te quita el sueño y la tranquilidad. Es momento de ser lo más cuidadosos posibles con los gastos, optimizar el uso del dinero con el que contamos y planificar muy bien los próximos meses.
Comunicadora especializada en Finanzas Familiares y creadora de @dineroenorden
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