6 de noviembre 2025 - 18:32

Una reforma laboral que no mire a los trabajadores de plataformas, nace vieja

La creación de un Estatuto Profesional específico para el sector, similar al régimen de empleadas y empleados de casas particulares, es un paso fundamental para que dejen de estar excluidos del sistema.

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Una futura reforma laboral no puede ignorar que miles de argentinos ya trabajan a través de plataformas digitales sin derechos básicos ni cobertura social.

Todos los días, cuando abrimos un diario o escuchamos un noticiero, aparecen versiones sobre una posible reforma laboral. En el Partido Integrar analizamos esas propuestas con una premisa clara: una verdadera reforma no puede consistir en quitar derechos, sino en incluir a quienes hoy están fuera del sistema.

Uno de los sectores más postergados es el de los trabajadores de plataformas: personas que reparten, manejan o prestan servicios a través de aplicaciones, muchas veces cumpliendo jornadas completas, pero sin cobertura previsional, ART ni vacaciones pagas. Miles de argentinos sostienen la economía digital, pero lo hacen en la informalidad.

En ese sentido, es imprescindible la creación de un Estatuto Profesional específico para los trabajadores de plataformas, similar al régimen de empleadas y empleados de casas particulares. Ese modelo ya demostró que es posible reconocer derechos laborales básicos en relaciones no tradicionales. Las plataformas deberían aportar en proporción a las horas trabajadas, y los trabajadores completar la diferencia cuando su conexión sea ocasional.

Modernizar el trabajo no puede ser sinónimo de precarizarlo. Si se pretende blanquear empleo y reducir la informalidad —que alcanza al 46% de la fuerza laboral, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT)—, primero hay que fortalecer el sistema de seguridad social, crear agencias de empleo, promover la formación profesional continua y garantizar la transparencia sindical.

También resulta necesario revisar la situación de las micro y pequeñas empresas, retomando los puntos positivos de la Ley 24.467: la posibilidad de fraccionar el aguinaldo, otorgar vacaciones en cualquier época del año y habilitar una negociación colectiva propia para ese sector. La flexibilización sin contención social no genera empleo genuino: sólo agranda la desigualdad.

Finalmente, un nuevo blanqueo laboral debería ir acompañado de un fondo de cese laboral adaptado a cada actividad, que sirva como herramienta de estabilidad y, a futuro, como complemento jubilatorio.

El desafío no es flexibilizar: es integrar. Integrar a los trabajadores del siglo XXI, reconocer las nuevas formas de empleo y construir un marco moderno que amplíe derechos en lugar de recortarlos.

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