Bergoglio, más opositor, contra dádivas de campaña
La política celestial de Jorge Bergoglio reapareció ayer en San Cayetano. El líder de la Iglesia Católica argentina abandonó las metáforas y las parábolas evangélicas para advertir, en plena campaña electoral, sobre los peligros del clientelismo y el reparto de dádivas. Lo hizo desde Liniers, donde decenas de miles de fieles -y votantes- formaron más de 30 cuadras de cola a la intemperie, pese al frío polar. "Cuando una sociedad basa el reparto de los bienes no en el trabajo sino en la dádiva o en los privilegios pierde el sentido de su dignidad y rápidamente se vuelve injusta la distribución de los bienes, y las personas son transformadas en esclavos o en clientes", fue el pasaje más duro de la misa del arzobispo porteño. En el gobierno, y desde el hotel Alvear, Alberto Fernández se permitió una ironía dirigida al jesuita: "Con Kirchner estamos a las puertas del Paraíso". Hoy, el jefe del Episcopado abrirá las puertas de la Catedral Metropolitana a pedido del piquetero ultraopositor Raúl Castells, en una explosiva mezcla de religión, política y protesta callejera.
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Jorge Bergoglio se demoró saludando a los miles de feligreses que se acercaron ayer a la
parroquia de San Cayetano para escuchar su misa anual, en el barrio de Liniers. Hubo más
de 45 cuadras de espera antes de la celebración.
Bergoglio pareció invocar la elección en la que el obispo emérito de Puerto Iguazú, Joaquín Piña, derrumbó la esperanza del gobernador kirchnerista de Misiones, Carlos Rovira, de conseguir su reelección indefinida. En la campaña previa a esos comicios, el gobierno fue acusado de prácticas clientelísticas, de adulterar DNI y de repartir electrodomésticos para conseguir votos. Y ahora, ante la proximidad de la elección nacional,Bergoglio volvió a reclamaruna distribución de la riqueza basada en el trabajo para que la sociedad no se vuelva «injusta en la distribución».
«El reparto de los bienes se basa en la dádiva o en el privilegio, en vez de basarse en el trabajo; esa sociedad pierde el sentido de su dignidad y se vuelve injusta en la distribución de los bienes», advirtió.
Tras haber contribuido a la formación de un frente electoral porteño entre Jorge Telerman y Elisa Carrió para vencer al kirchnerismo, el arzobispo porteño se reunió la semana pasada con el jefe de Gobierno electo de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri. Y hoy abrirá las puertas de la Catedral Metropolitana para el piquetero Castells.
«Cuando una persona o un pueblo vende su dignidad o la negocia o permite que sea menoscabada, todo lo demás pierde consistencia, deja de tener valor», afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal.
Al finalizar la misa, Bergoglio se retiró saludando detenidamente a un gran número de fieles que se acercaron hasta el santuario desde horas tempranas solamente para escuchar su homilía. En la mayoría de los casos, los bendijo y posó su mano sobre la cabellera de los seguidores de San Cayetano, en horas en que la fila para ingresar al templo superaba las 30 cuadras.
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