Le llaman «facilitación» a acercar partes irreconciliables en un litigio para solucionarlo fuera de marcos legales y echando mano de todos los recursos de persuasión que sean necesarios. Por eso, el rey de España buscará ser «facilitador» de un eventual acercamiento entre el país y el Uruguay en la puja por las papeleras contaminantes de Fray Bentos. «Depende de los dos presidentes», dijo Juan Carlos de Borbón antes de dejar Montevideo ayer. Si fue literal, no avanzará mucho porque esas voluntades parecen hoy superadas por el conflicto. Pero las mediaciones de este tipo han funcionado en el pasado, por caso, en la puja por las islas del Canal Beagle, en la cual actuó el papa Juan Pablo II y se llegó a un acuerdo que resistió las críticas escuchadas al firmárselo. Los dos países ya están en tregua; la Argentina no irá a La Haya para quejarse por el mayor uso de agua por Botnia en el futuro. En 15 días arranca la intervención real, un hecho que alivia a los dos gobiernos y le da un rol político a España que no ha tenido en la región.
Montevideo - Hasta fin de año, la Argentina no llevará la acusación de violación del Tratado del Río Uruguay por el avance sobre el agua que realizó la papelera Botnia con autorización del gobierno de Tabaré Vázquez ante La Haya, y éste a su vez no acusará ante el Mercosur al país por el retorno de los cortes en Gualeguaychú. Si bien no se trata de un pacto oficial y escrito, la Argentina y Uruguay llegaron durante el fin de semana a este acuerdo verbal sobre el conflicto de las pasteras de Fray Bentos, luego de la aceptación de parte del rey Juan Carlos de España de su rol de «facilitador» para la solución del problema entre ambos países sudamericanos. De esta manera, hasta comienzos de 2007, cuando Kirchner y Vázquez vuelvan a encontrarse en Brasilia durante la próxima cumbre del Mercosur, las acusaciones cruzadas entre los dos gobiernos por el tema papeleras se suspenderán para dar lugar a los primeros pasos de gestión del monarca cuya tarea, según le informó éste a Néstor Kirchner, comenzará esta misma semana desde Madrid.
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Con esta información, compartida ayer desde Buenos Aires por Kirchner y Vázquez, se llegó finalmente a una tregua en el conflicto, a la espera de que empiecen las tareas desde España.
Durante la última jornada de la Cumbre de Presidentes y jefes de Gobierno de Iberoamérica que se cerró ayer en esta ciudad, Kirchner ya no participó de las conversaciones, ya que había decidido volver a la Argentina el sábado por la tarde, dejando como su representante oficial al ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana. El canciller sostuvo desde Montevideo las últimas negociaciones por este tema, además de protagonizar un encuentro bilateral con su par venezolano Nicolás Maduro, que se interesó, a pedido del venezolano Hugo Chávez, en la evolución del conflicto.
Anuncio demorado
La decisión de convocar al rey Juan Carlos de Borbón para que interceda en el tema papeleras había sido acordada ya el miércoles de la semana pasada, durante el encuentro que el canciller español, Miguel Angel Moratinos, mantuvo en la Cancillería con Taiana. Allí nació la idea, que un día después, el jueves, fue discutida por los dos cancilleres y el propio Kirchner en la Casa Rosada. En ese momento, intervino vía telefónica el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Reynaldo Gargano, que obtuvo la aceptación de Tabaré Vázquez esa misma tarde.El anuncio final se guardó para el sábado en la cumbre de Montevideo, cuando el rey y los dos presidentes pudieran cruzarse, aunque no en el mismo momento. Tabaré Vázquez volvió anoche a hablar con el monarca español sobre cómo serán los próximos meses; la idea del europeo es la de tomarse primero unos 15 días (hasta fines de noviembre) para evaluar personalmente la situación bilateral, y luego llamar a las partes por separado para conversar en sus oficinas de Madrid.
Luego de estos encuentros, para los cuales los dos países deberían nombrar delegados que le expliquen al rey la posición de cada Estado (por la Argentina continuaría la embajadora Susana Ruiz Cerruti), y siempre según la versión de los uruguayos, Juan Carlos de España se volcaría por la propuesta de nombrar una comisión independiente de técnicos que elaboren un nuevo informe (sería el cuarto) para la evaluación del potencial contaminador de la planta de la finlandesa Botnia (la española ENCE ya está fuera de discusión al decidir su corrimiento, lo que permite además que un español sea « facilitador»).
Esta comisión estaría integrada por expertos internacionales que no pertenezcan a la Unión Europea (de donde provienen todas las pasteras involucradas) y que no hayan trabajado nunca para éstas. Los costos de este organismo serían aportados por la Argentina y Uruguay, y debería comenzar a trabajar inmediatamente, antes de que las pasteras terminen de construirse, y antes, incluso, de que el tribunal de La Haya resuelva el caso, lo que ocurriría cerca de diciembre de 2007.
La gestión del rey persigue acercar y facilitar los encuentros entre las partes, encauzar las negociaciones cuando éstas se traben, llamar a terceros para que eventualmente opinen, y finalmente expresar, si lo desea, su opinión, lo que igualmente no es vinculante. Esto quiere decir que si alguno de los países no aceptara lo que el monarca recomiende, directamente puede rechazarla y pedir otra intervención o la finalización de los servicios del «facilitador».
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