Mauricio Macri concentra sus esfuerzos en las últimas horas de campaña para evitar una caída de votos. Ayer, el candidato a jefe de Gobierno salió, casi sin anuncio previo, a recorrer la avenida Rivadavia en busca de contacto con los vecinos y hoy hará algo similar por la zona norte de la Ciudad, la avenida Cabildo, antes de lanzar, a la tarde, las 24 horas de « acciones» que harán de cierre de su campaña.
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Ayer a la mañana, Macri llamó a una reunión a sus legisladores en ejercicio y los electos que ingresarán en diciembre a la cámara local para anunciarles la actividad de recorrida desde el este hasta el oeste de la Ciudad, que se había acordado el domingo por la noche, en un encuentro del que participó el asesor ecuatoriano, Jaime Durán Barba.
Es que los últimos sondeos que analizaron los macristas mostraron un descenso en adhesiones para el ballottage, si bien no alarmante (58%), persigue a la tropa el efecto de la segunda vuelta de 2003, cuando a pesar de haber ganado la primera, Aníbal Ibarra derrotó a Macri. Pero en esta oportunidad, el candidato está aferrado a la idea de que la diferencia que lo separó de Daniel Filmus, en la primera ronda del 3 de junio (22 puntos) es irreversible, según lo han convencido. Sin embargo, ese descenso en los sondeos causó preocupación al punto de reforzar las actividades de campaña con actividades no previstas en un principio, como las recorridas que hizo ayer y que hará hoy Macri.
Es por otra parte que la puestaen escena de propuestas para el distrito ha perdido rating tras tanta repetición, que adrede se planificó como manera de « hacer la plancha» ante el convencimiento de la elección ya ganada. Quizás haya desoído Macri a sus asesores sobre que la segunda vuelta «es otra elección» y quiere atornillar ahora todo lo que puede a esos votantes que necesita vuelvan a optar por él en el cuarto oscuro y sumen, claro, a otros: 15% más es lo que pretende para plantarse en 60% contra 40% que quedarían para el kirchnerismo.
La salida de ayer partió de Rivadavia en la zona del barrio de Once y continuó en automóviles hasta Flores. En el trayecto, unos cuatro o cinco kilómetros, el candidato se detuvo una decena de veces para recibir los saludos de vecinos adherentes que le hicieron preguntas y, en su mayoría, lo respaldaron sobre que «no responda a la campaña sucia», en referencia a nuevos afiches que se pegaron en las calles porteñas durante el fin de semana contra Macri.
Macri estuvo acompañado de Horacio Rodríguez Larreta y en distintos momentos se sumaron algunos legisladores, como Diego Santilli. Los organizadores trataron de llevar un grupo reducido como comitiva para que evitar que se confunda con un acto y dejar, en cambio, que los vecinos se acerquen a conversar con el candidato.
Relación
Antes de esa salida, Macri visitó, junto con Gabriela Michetti, el Instituto Superior de Arte del Colón, en el barrio porteño de Almagro. Desde allí el candidato se refirió a la relación con el gobierno nacional en caso de ganar la gobernación porteña.
«Sería faltarles el respeto a los vecinos que no nos dejaran gobernar», dijo Macri y anticipó que de consagrarse « seguramente» le pedirá «una reunión» a Kirchner, ya que se mostró dispuesto «a dialogar» con el Presidente y «con quien sea elegido gobernador» bonaerense en octubre.
En cambio, el empresario, en declaraciones radiales, se mostróen contra de conformar un frente opositor al kirchnerismo para las elecciones de octubre: «Los rejuntes han demostrado que son muy negativos». «De nada sirve ir en contra de alguien, sino ir a favor de otra forma de hacer política, de otro tipo de sociedad», expresó, y consideró que «habrá que ver cuánta gente se reúne» alrededor de ese núcleo de ideas y «no alrededor de ir en contra del oficialismo o del kirchnerismo».
Dejá tu comentario