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«No se preocupen, muchachos, todo se va a arreglar.» Kirchner deslizó el comentario, como al pasar, sentado en su despacho mientras la TV mostraba, en directo, la previa del acto del PJ porteño en el Luna Park que, un rato más tarde, clausuraría su esposa, Cristina Fernández.
El miércoles lo hizo ante esa escueta delegación llegada del conurbano. Como si fuesen cuestiones de igual peso, mezcló fútbol con economía (« vamos a controlar la inflación», dijo) y definiciones gruesas sobre el escenario del PJ de Buenos Aires.
• Chanzas
Los bonaerenses soportaron estoicos las chanzas futbolísticas: a Curto y a Descalzo los mortificó por la pasión que, más el metalúrgico que el de Ituzaingó, sienten por Boca. Pereyra, en cambio, zafó del toreo por su fanatismo por Independiente. Kirchner, se sabe, es hincha de Racing.
Pero, obvio, los intendentes del peronismo se detuvieron en otros párrafos más urgentes y necesarios. Los que inyectaron un poderoso calmante a la hipótesis de una batalla monumental, y hasta quizá terminal, entre la Casa Rosada y el caudillo de Lomas de Zamora.
Kirchner fue preciso: no confrontará con Duhalde -a quien adornó con elogios no muy originales-, porque, dijo, el PJ debe mostrarse unido. Y con la misma vehemencia que descartó una escaramuza con el ex presidente, sostuvo que su esposa será candidata en la provincia.
Luego, enlazando las dos definiciones,planteó que esperaba que «cuanto antes» los intendentes -una forma velada de referirse al duhaldismo, porque felipistas y kirchneristas ya lo hicieron- manifiesten su respaldo a la postulación de su esposa.
Dijo lo mismo, pero fue menos hiriente que Aníbal Fernández cuando, dos semanas atrás, intimó a una comitiva de jefes comunales: «El 'presi' (es el mismo apelativo que se ufana Eduardo Bauzá para llamar a Carlos Menem) quiere que salgan a bancar a Cristina. Al que no lo haga lo va a empezar a contar del otro lado», avisó, por entonces, el ministro del Interior.
Por aquellas horas, el duhaldismo había trepado a la cima de la beligerancia. Primero lanzó la posible postulación de Duhalde -que feneció 72 horas después- y luego regó la alternativa de enfrentar, con Chiche como figura, a la boleta kirchnerista coronada por Cristina.
Pero el miércoles Kirchner limó esa chance, desplegando augurios acuerdistas sostenidos en que, recordó, Duhalde le había advertido en una de sus últimas charlas, sobre principios de este año, que ni él ni su esposa serían candidatos en la elección de 2005.
El otro bosquejo que dejó correr Kirchner alienta la teoría de que, al final del cuento, el pacto será global y se derramará incluso hasta Felipe Solá. Algo de eso presienten en La Plata, donde dibujan dos escenarios antagónicos: ruptura total o acuerdo total.
• Informe
Luego de la cumbre, Curto corrió pronto a contarle las novedades a su jefe, Duhalde, afiebrado en Montevideo. El fin de semana, el metalúrgico volvió a contarle con detalles la cita al ex presidente. Hoy, el jefe de Tres de Febrero volverá a la Casa Rosada.
Luego de un mes y medio en el desierto político -durante el cual Kirchner no les abrió, como acostumbra desde mediados de 2003, las puertas de su intimidad-, Curto, Descalzo y Pereyra volvieron a ser espectadores privilegiados de las revelacionesdel patagónico. El cuarto par de oídos que asistió al confesionario presidencial pertenece a José López, el encargado -desde el ministerio de Julio De Vido- de orientar las obras públicas, el más tentador de los llamadores que tiene Kirchner para los intendentes.
De esos premios, bien conoce el trío Curto-Descalzo-Pereyra que, además, goza (como pocos en el duhaldismo) de una bendición presidencial que sólo puede empardarse, quizá, con el trato preferencial que Kirchner tiene hacia José María Díaz Bancalari.
De todos modos, la calma que transmitió el Presidente no llegó todavía al llano. El viernes, como había anticipado este diario, el PJ, vía su apoderado Jorge Landau, presentó en la Justicia un recurso de amparo para que se obligue a Solá a poner fecha a las internas abiertas.
El escrito, extenso y minucioso, plantea que como fecha máxima el gobernador debe convocar las primarias para el 26 de junio.
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