Telerman echó a Nielsen con escándalo en Colón
Jorge Telerman decidió ayer desplazar de su cargo al ministro de Hacienda porteño, Guillermo Nielsen. Ante el rechazo de la Legislatura de votar un plan de gastos 2007 en rojo y con endeudamiento, como presentó el Gobierno, el jefe de la Ciudad prefirió desprenderse del ministro. No hubo reunión para comunicárselo; en el entreacto de la última función de gala del Colón, Nielsen le presentó a Telerman su renuncia, al conocer que desde el Gobierno de la Ciudad se difundía su alejamiento. Lo acusó a Telerman de "cobarde" y promete hoy el ex ministro que esa función continuará en una conferencia de prensa que piensa organizar y denunciar que le pidió un "presupuesto de campaña". Este final parece tan tumultuoso como el comienzo de la gestión Nielsen, a quien Telerman designó en conflicto con el gobierno nacional, que lo apadrina de a ratos. Este funcionario estaba identificado con Roberto Lavagna, ya enfrentado con el gobierno al que perteneció. Es curioso que se diga que la salida de Nielsen es por hacer mal un presupuesto cuando ese cálculo de recursos sólo llega a la Legislatura con la firma del jefe de Gobierno.
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Telerman desde hace días buscaba reemplazante dentro de su propio gobierno. Rechazó la oferta el secretario general del Gobierno, Raúl Fernández, ex jefe de Gabinete del destituido Aníbal Ibarra, toda una controversia ya que es el esposo de Marta Albamonte, la ex secretaria de Hacienda desplazada con la llegada de Nielsen. Las preferencias se inclinaban por Beros. El jefe porteño prefiere ahora una buena relación con la Legislatura, que le saneará las cuentas finalmente, y sacrifica al polémico Nielsen, un técnico que ha rondado las altas capas de la economía nacional, pero que se topa hoy con una tribu de legisladores que atienden más al juego de las boletas electorales. Se lo han dicho: no hay aprobación de Presupuesto con déficit. Pero el ministro se entregó a desayunos y almuerzos con legisladores de distintas cepas que al parecer le habrían prometido votos.
«Sin deuda y sin déficit», le dijo ayer el trío de diputados a Telerman, quien estaba acompañado precisamente por Beros, mientras Nielsen ignoraba la reunión en otro salón de la Legislatura donde continuaban las consultas con ministros por la cuentas 2007.
«¿Cómo no lo van a votar, ustedes que son liberales?», preguntó Telerman.
«Yo no soy liberal, soy conservador», le respondió serio De Estrada.
«Bueno, yo no tengo problema en reformular el Presupuesto», les aseguró el jefe de Gobierno.
Por su parte, Nielsen venía trabajando en una rebaja para llegar a un déficit de $ 500 millones y una deuda por el mismo monto.
«¿Usted aguanta que los legisladores le hagan un Presupuesto déficit cero?», preguntaba al ministro este diario.
«Claro, cómo no, siempre que respete las necesidades de las áreas», decía ayer el funcionario y agregaba con crudeza: «Acá si hay alguien que da marcha atrás no soy yo».
Es cierto, Telerman ha firmado ese proyecto de ley clave que necesita para gobernar y ha acompañado su anuncio y presentación; lo ha definido como «audaz». Por eso venía repitiendo Nielsen que «éste es el Presupuesto de Telerman».
«¿Le pidieron la renuncia?», consultó este diario y Nielsen aseguró que «no». Sin embargo, al menos le habría llegado la certeza de que estaban ofertando su silla. Anoche, sin que mediara reunión entre el jefe de Gobierno y el ministro, Nielsen ya sabía que estaba afuera. Habrá que ver hoy su reacción.
Una de las críticas al plan de gastos que hacen los legisladores es que se habría subestimado la recaudación, por ejemplo del impuesto por Alumbrado Barrido y Limpieza (ABL), donde no se consideró: que este año habrá 2 millones más de metros cuadrados para tributar; un exceso en fondos para obra pública que creen no se pondrá en marcha; $ 90 millones más de lo que se pautó en la fracasada licitación del año pasado, calculado para compras de subtes y, en general, algunas partidas sobredimensionadas.
De todos modos, lo cierto es que Telerman acordó con legisladores y Beros una reformulación, sin acuerdo con el ministro de Hacienda, y será ese funcionario quien finalmente replantee las cuentas como exige la Legislatura.
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