15 de marzo 2005 - 00:00

Trasladan al obispo Baseotto, gesto de Iglesia con Kirchner

Eduardo Mirás
Eduardo Mirás
Néstor Kirchner va camino de obtener de la Santan Sede lo que hace una semana reclamó: el retiro -en esta ocasión, el traslado- del obispo castrense Antonio Baseotto. Más que renunciarlo, la Iglesia mudará a Baseotto de obispado, seguramente a otro de importancia, bajo el lema habitual que domina la institución: «promover para remover». De esta manera, se supone, habrá de zanjarse -en parte, claro- el irritante conflicto entre Iglesia y gobierno, nacido de expresiones filoabortistas del ministro de Salud, Ginés González García, y de una respuesta agraviante de Baseotto. Con alguna justificación, Kirchner dirá que el Vaticano cedió a sus exigencias. Más para la cantera de la dureza.

Como se recordará, el Presidente pidió la renuncia de Baseotto al Vaticano -vía el nuncio Adriano Bernardini- el 23 de febrero pasado, apenas conocida una carta que el vicario le dirigió al ministro de Salud, en la que no sólo ratificó la postura de la Iglesia contraria al aborto, sino que citando un pasaje bíblico afirmó que «los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar». También lo acusó a González García por «apología del delito de homicidio» y por promover «la multiplicación de los abortos». Tamañas impugnaciones motivaron el disgusto presidencial, una gestión de Rafael Bielsa en la Nunciatura reclamando la dimisión, una defensa a ultranza del obispo en Roma a manos de cercanos al influyente cardenal Renato Martino en el Vaticano.

Desde entonces se vivió una impasse -incluyendo la eventualidad de que Baseotto fuera jubilado- y, ahora, trascendió que lo trasladarán de obispado. La Iglesia separa la formalidad del discurso agresivo de Baseotto, también a él mismo, pero mantiene -quizá con más fuerza- su posición contraria al aborto.

• Sin novedades

Mientras, aunque los protagonistas guardan celoso silencio, se comentaba ayer que el ministro de Salud se entrevistó con el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, ambos en un intento por reducir el escándalo que produjo el encontronazo de González García con el obispo Baseotto. Nada se dijo del encuentro -aunque el ministro seguramente reafirmó su voluntad de declararse a favor de la vida, en contra del aborto, pero inquieto por la multitud de abortos que se producen anualmente en los sectores más desprotegidos-, pero esa reunión más el pase del vicario constituyen un bálsamo previo al cónclave de la Comisión Permanente del Episcopado, que hoy se inicia.

Otro que ignoraba el top meeting de Bergoglio y el ministro era José Pampuro, quien se limitó a informar que en su cartera no había ninguna prohibición para que Baseotto visitara unidades castrenses, limitando de ese modo su actividad pastoral. Al mismo tiempo, en la Cancillería se afirmaba que no había novedades y que el pleito oral de González García y Baseotto
«no enturbiaba la relación entre gobierno e Iglesia». Así habló el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Hasta Alberto Fernández, como jefe de Gabinete, precisó que desde el gobierno no se alienta ni existe propuesta alguna para despenalizar el aborto. Más, añadió que el conflicto «está encarrilado diplomáticamente». Todo parece en paz.

Sin embargo, hay cuestiones de fondo que persisten.
«Nos parece muy grave para el país que algunos encargados de velar por la implementación de las políticas de protección de la salud y de la vida, en el ámbito nacional, propongan legalizar el homicidio de los más indefensos». Con singular dureza los obispos de la región de Cuyo embistieron al gobierno por «la reciente propuesta de despenalizar el aborto» -como reza en el pronunciamiento firmado-, desafiando a Kirchner y a su ministro de Salud, en silencioso e implícito alineamiento con el obispo Baseotto.

Quienes estamparon sus firmas en este primer documento son los titulares de las siguientes diócesis:
José María Arancibia (Mendoza), Alfonso Delgado (San Juan), Fabriciano Sigampa (La Rioja), Jorge Lona (San Luis) y Eduardo Taussig (San Rafael-Mendoza). Otro tanto hicieron los obispos del Litoral, en un texto similar al de los de Cuyo, que firmaron Eduardo Mirás (Rosario), José María Arancedo (Santa Fe), Mario Maulión ( Paraná), Luis Eichhorn ( Gualeguaychú), Carlos María Franzini (Rafaela), Luis Collazuol (Concordia), Sergio Fenoy (auxiliar de Rosario), Gustavo Help (Venado Tuerto) y el emérito Estanislao Karlic (de Paraná y ex titular de la Conferencia Episcopal).

El hecho es que algunos de estos firmantes -como otros en la misma unanimidad- se encontrarán hoy al iniciarse tres días de deliberaciones de la Comisión Permanente del Episcopado en la sede de la calle Suipacha. De ellos Arancibia, Delgado, Sigampa, Lona, Mirás (que preside el cuerpo colegiado de obispos), Arancedo, Maulión y Fenoy tendrán oportunidad de comentar y acordar un pronunciamiento que, a esta altura, satisfaga a la Santa Sede, desde donde han llegado algunos arrebatados rezongos.

• Rechazo

Ampliando el círculo del conflicto, ayer la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) rechazó un mensaje del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires contra el uso del preservativo, por considerar que contraría conceptos científicos y sociales básicos. Un comunicado firmado por su presidente, el médico Carlos Jañez, califica a las opiniones de los médicos católicos, quienes consideran que el uso del preservativo no es una barrera contra el sida, como «tendenciosas». El texto aclara que el ministro de Salud se pronunció a favor de la despenalización del aborto «como medida sanitaria». Sostiene que las afirmaciones del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, que sostiene que la castidad y la fidelidad son las únicas maneras de prevenir el sida, «se entrometen en la libertad individual de muchas personas que eligen otro estilo de vida». La historia no termina por más voluntad pacífica de las partes, pírrico triunfo del gobierno o remoción de Baseotto.

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